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José Luis Rubio nació cerca del mar, en el Barrio de la Viña, y a espaldas del manicomio, en el Cádiz de mediados del siglo XX. De ahí resultó un maestro, que ejerció durante 36 años (30 en una escuela rural) y un poeta indignado que se rebela contra el tiempo impuesto y las injusticias justas, que dejan morirse a la mitad de la población del mundo.
Ha publicado siete poemarios, en solitario, tres escritos en su adolescencia cuando aún gobernaba la dictadura (Migajas Ardientes Burbujas, Recuerdo), Sin nacer, Entre luces y sombras, El espejismo del beso y Hablando claro, uno con una sobrina Creciendo entre versos, ha colaborado en ocho antologías y escrito en revistas nacionales e internacionales, tanto en papel como digitales.
Habla en la radio de flamenco (desde 1989), la música más apasionante del planeta y es guardián de las raíces de Conil, en un pequeño museo, donde ya no cabe ni un alfiler (desde 2003). Además es tan osado que hasta se ha atrevido a dirigir una revista de poesía (Revista Poética Azahar 1989) que últimamente está presa en la crisis y solo está en la red.
Sigo viviendo junto al mar, al que siempre le gusta consultar sus cuitas, en Conil, al tiempo que trata de domar al tiempo y hacerlo más llevadero.
XII
La aurora pinta en negro lienzo
los sonrientes colores del arco iris.
La aurora abre párpados de rosas,
de lirios salvajes, de casas inmóviles.
Como la aurora dibujarás, tú, en mi semblante
la sonrisa esperanzada del arco iris multicolor.
Como la aurora abrirás, tú, mi iris sediento
llenándome todo yo de la inmensa luz del sol.
Aurora que llenas mi ser errante de inmovilidad fecundante.
Aurora que borras sombras que me siguen en las tinieblas
Un halo de brillante luz rodea mi figura
oscura sacándola de la niebla del temible olvido.
Destello a destello destrúyese la espera,
la impenetrable, la envolvente penumbra.
Ha nacido el arco iris…
De Sin nacer (2010) Editorial Granada Costa
Ataron mis manos
para impedir que tocara
la luminosidad del mar
y me abandonaron desnudo.
He de liberar las manos de golpe
deshaciendo mis ataduras en mil colores sin brillo.
Pero… no puedo.
Es un nudo de tiempo y está perfectamente sujeto.
No quiero alejarme pero cada vez estoy más lejos del mar.
Me pierdo sin posibilidad de evitarlo aguas arriba.
Tan sólo las sombras rodean mi cuerpo
y me rompen la mirada.
He quedado a oscuras
y temo que seré siempre sombra.
Pero yo no me resigno
y lucho por soltar mis amarras
para besar las olas y sentir
el calor del sol en mis mejillas.
Tengo que ver de nuevo el mar
mojar la arena y mi cuerpo desnudo.
Porque ya la sombra anda,
sin un murmullo,
envuelta en el silencio
que corta la luz en cien pedazos.
De Entre luces y sombras (2012) Editorial Atrapasueños.
CUANDO SOPLA EL VIENTO
Cuando sopla el viento, y hoy sopla,
me golpean la cabeza un sin fin de duendes
que hablan y hablan sin parar
enloqueciéndome, asustándome
llenándome de aires
que no puedo controlar.
Cuando sopla el viento, y hoy sopla,
se me cierran los ojos
y no alcanzo a ver ni tu soledad
ni la mía que no están dentro del viento
sino entre las células internas
de tu cabeza y la mía.
Cuando sopla el viento, y hoy sopla,
me pierdo entre las calles,
para no ver tu cuerpo machacado
por el tiempo que se me ha ido
escapando entre los dedos,
poco a poco, cada día.
Cuando sopla el viento, y hoy sopla,
crujen puertas y ventanas
y parece que los árboles
van a caer sobre el asfalto
abriendo un enorme agujero
en el que desaparecerá el viento.
De El espejismo del beso (2015) Editorial Luhu
MI BANDERA
¿Qué bandera es la tuya?
La mía no es roja, ni verde, ni blanca,
ni azul, ni morada, ni amarilla.
Mi bandera tiene el color de la libertad,
de la igualdad, de la verdad, del amor.
Mi bandera no ondea en ningún mástil.
La llevo bajo la piel y nadie la ve.
Es una bandera que no lleva detrás
ningún ejército porque no necesita armas
para defender sus principios fundamentales.
Es una bandera a la que muchos traicionan
porque no saben amar, porque huyen de la verdad,
porque no se sienten iguales, porque no entienden la libertad.
De Hablando claro (2015) Editorial Aliar
ORACIÓN
Danos el verso nuestro
de cada día para alimentar
los cuerpos hambrientos.
Perdona a los sedientos
porque de ellos no es la culpa
de que los ríos estén secos.
No los dejes caer en la tentación
de recurrir a la violencia
para recobrar la ilusión.
Líbralos del mal que los rodea
para que no se dejen llevar
de las más bajas ideas.
Hágase tu voluntad en los campos
para que la cosecha sea abundante
en frutos y en granos.
Del libro inédito Así rezo yo