Con experiencia en comunicación y periodismo digital, actualmente es director y editor de contenidos del Diario Digital Luz Cultural desde su inicio en 2013.
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JACOB LORENZO
Cabra, 1982.
Aunque nace en Cabra, durante su infancia pasa a vivir en Lucena. Es autor de Las hojas del laberinto (espiral-poesía 2004), Linterna de luciérnagas (bajo cero 2005) y La espalda de Jano (Algaida, 2008), con el que ha ganado el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Badajoz 2007. También ha conseguido el Premio de poesía Félix Grande en 2012 por La señal.
Ha sido incluido en varias antologías poéticas, como es el caso de la Bella Varsovia en Córdoba, Ciudad poética de Granada o Desde Babia en Madrid. También ha colaborado en revistas literarias como Señales de humo, Saigón o Barcarola. Denomina su escritura como una poesía de contrarios, de despedidas que nunca acaban de concretarse. Sus poetas favoritos o a seguir son: Roberto Juarroz y Juan Vicente Piqueras.
1.-
EL VACÍO ESTÁ LLENO
rebosando desiertos
Traer el horizonte a nuestro lado
con la ayuda de céfiros y brujas.
No quiero verlo más
en el borde de los poemas,
escoltado por hadas y libélulas.
Aquí,
el relato de mis lenguas,
mi música.
Allí,
la sinécdoque en tus manos,
la mejor fiesta de tu piel.
En medio
el vacío,
el punto de la ausencia.
Pero dentro de él
existe una historia diferente.
Ayer en un hotel, esta vez de vilanos,
soñé que volvía a verte.
En mi maleta sin aire
encerré el naufragio,
para verte siempre;
robé la almohada.
Souvenir de tu ausencia.
2.-
LA ESPALDA DE JANO
Sacar el cuerpo del lugar del cuerpo
y ponerlo en el alma.
Hay pedazos de cuerpo en cada letra,
como restos vacíos de un cultivo
tan remoto, que implora florecer.
Las palabras que suenan a viento de septiembre
nos arrastran su sed de llamas,
y nuestra carne
-como la imposible espalda de Jano-
se levanta igual que un jardín
que al arder se regenera.
Invado el fuego
con tus libros antiguos.
Crujen las hojas.
3.-
EL INTERIOR DE LAS PALABRAS
Silencio.
Ahora que el silencio
se rompe en tres:
el silencio en que escribo,
el silencio que tú lees ahora en las hojas
y el silencio de los que ya no están.
Silencio,
no encuentro nada más en los poemas.
Unos pocos escriben desde fuera
lo que otros leen o callan hacia dentro.
Silencio.
Porque este silencio nos une,
porque cuando callamos
hallamos las palabras que habitan en nosotros:
poesía, ventanas o pasado,
cualquier hilo de voz
que nos guíe en la escapatoria.
