Ivan Vergara

Ivan Vergara

Carlos J. Rascón

Ivan Vergara
Era Hombre Era Mito Era Bestia
Ivan Vergara
Compilador de la Antología RCA09
Ivan Vergara García (México, 1979). Poeta, músico, editor, documentalista y gestor cultural, actualmente vive en Sevilla. Dirige la Plataforma de Artistas Chilango Andaluces (PLACA), proyecto que difunde la cultura mexicana y española creando conexiones y puentes que acercan a artistas, poetas y creadores de distintas regiones.
Realizador de eventos culturales, principalmente recitales poéticos donde se interactúa con otras artes: pintura, performance, creación visual, instalaciones visuales, fotografía, teatro. Creó, organizó y coordinó las diez ediciones del Recital Chilango Andaluz (RCA) en Sevilla, ciudad de México y otras ciudades andaluzas. Ha participado en proyectos artísticos de distintas índoles como actor y director de teatro, director de cortometrajes, locutor de radio, fue miembro del grupo de folk-rock: Mañana, con quien publicó su primer disco “A ver quién llega antes al fin” en 2010; Zico. Actualmente trabaja dos proyectos musicales: Why We O! con quien acaba de lanzar su primer Ep y Arde Trinidad, proyecto de performance sonoro y visual.
Publica en 2013 su primer poemario: Era Hombre Era Mito Era Bestia / Man Myth Beast, traducido al inglés por Jennifer Rathbun. Publicó el poemario breve “Montañas de Aurelia”, en la Editorial Homoscriptum en NY, en octubre del 2011. Compilador y prologuista de la antología Recital Chilango Andaluza 2006, en colaboración con Javier Villaseñor la antología II Recital Chilango Andaluz. En el 2008 publicó la antología “II Recital Chilango Andaluz”, y en 2009 la antología “Chilango Andaluz 3”, con la Editorial Cocó; en 2010 publica la “RCA 09” con la Editorial Ultramarina Cartonera & Digital, realizando la compilación de cada una de ellas con Javier Villaseñor. Publicó selecciones de poesía joven andaluza en las revistas: Revista de cultura de Veracruz, dirigida por Raúl Hernández Viveros, y en Periódico de poesía, de la UNAM. Ha sido publicado en revistas mexicanas (Navegaciones Zur, Revista de Cultura de Veracruz, Opción ITAM, Castálida, del Instituto Mexiquense de Cultura, Mapa poético de México, de Adán Echeverría, Artemisa), y españolas como Álora (Málaga) y la antología Las noches del Cangrejo. Publicado en las revistas electrónicas: clon.uam.mx, codigosurbanos.com, Periódico de poesía (UNAM), poetasdelmundo.com, Red Mundial de Escritores.
Ha colaborado para periódicos mexicanos como corresponsal de la región andaluza. Actualmente lanza semanalmente documentales de la segunda temporada de ‘Contemporáneos‘. Coordinó los recitales mensuales de poesía y artes “Gabinete salvaje, noches de Poesía y artes”, En el 2009 creó la Editorial Ultramarina Cartonera & Digital de la cual funge actualmente como editor. Escribe constantemente en el blog La firma del caracol. Promueve la realización del Día de la Humanidad. Se enorgullece de poner voz al narrador de www.playtales.com en sus relatos a niños en e-books para el público infantil de América.

UN SILENCIO ATLÁNTICO

Mi padre cruzó un continente,
se convirtió en indio posmoderno
al entrar por la aduana del nuevo mundo,
surcó presto su orientación de monte
y perdida la esperanza tomó trenes,
autobuses para otras tierras,
aviones erradicados por la peste
y no era él

hoy mi padre yace en cama
bajo el agobio de las horas extra,
trajo un lastre de quinientos quince años
con el cual descansar los pies y las manos
y no sean él

yace mi padre en un techo de casa blanca
con su cuerpo moreno asfixiado por la historia,
con su cuerpo tallado por la vista de los volcanes
y un indómito yacimiento de leyendas
donde se escribe la historia de mi viejo,
sobre una ladera marina y tintas de piedra

ha salido esta tarde y se ha tirado al río
con el fardo absurdo de todo lo recorrido,
ha ahogado a los peces contándoles la historia
de un hombre y una mujer que se amaban
como tierra blanca y fértil,
yelmos recios de conquista
ha devorado al unísono dos continentes
y se ha convertido en tierra submarina;
salió por la tarde un indio posmoderno
y la noche recibió todas las almas,
todos los llantos

por la noche un llanto de ultramar,
por la mañana la tierra engreída,
conmocionada por la espera que mueve valles,
tumba ciudades, engendra mitos,
y lo que se escucha entre las ruinas
es un llanto que pierde a sus vástagos
un padre indio que duerme en casa blanca
con su corazón rebozando tierra,
rebasando a las aves,
resplandeciendo de nada
absoluta nada

MIENTRAS LA CIUDAD DESPIERTA, MÁS OLVIDA EL HOMBRE

Éramos el tiempo idóneo de las grietas,
un cauce de urbes que se olvidaban de sí,
un descuido que rompe, un descuido que pasa,
una caricia entre los muros y tus muros
son la hebra de un rito perpetuo; continúa
con el enfado de los montes, y escupen
al temblor un lugar común, y el agua
se nombra respiradero o artificio, y la madre:
esta ciudad de errores putos como el hambre
éramos el tiempo dentro de la espuma,
un lamento largo y pesado, de un aullido
cerdo y lento que imitan las venas.
Calcamos al revés el origen de las especies
para que saliera la vida, torva y estúpida,
imitando al animal que nacimos siendo
éramos ríos que fueron avenidas,
abismos que fueron puentes,
muertos que fueron sueño,
llanto,
marea

VAGONES

Solemos espantarnos en el metro
de sus habitantes mudos,
de sus miradas enjuiciadoras y permanentes
fijas en nuestro pasado
fijas en lo que dejamos en la anterior estación
solemos aburrirnos
sobre todo por las mañanas,
en que inocentes rozamos
nuestra carne con la ajena
alivia la alarma
cuando predestina nuestro arribo,
alivia el convoy
al seguir de frente,
siempre sólo,
por la única vía que nunca se queda atrás,
como nosotros: brillando de tiempo perdido

NADIE TE DIRÁ CÓMO MUERE EL TIEMPO

nadie te dará señas de su azar
ni te dirá cómo vencer su esfuerzo.
El tiempo es un aire estático,
lo transcurrimos
no habrá quien te hable de la angustia de las eras,
quien decida que frente a los espejos reinará el vacío,
quien decida que la noche hablará por sí misma,
que no habrá perros suficientes para la hoguera
no habrá quien te diga qué pirámides son falsas,
cómo rescatar la palabra del conato clasificatorio,
cuánto andar errante conducirá a la voz
de un tiempo ebrio de sequía,
denso de almas errantes
no habrá quien te diga cuán estériles son estos verbos,
el reloj sabrá de sí y será en el reflejo del hombre
un océano sin islas, un océano sin tierra que conquistar

VOLVER A PRESCINDIR DE LOS RÍOS

como el que presiente
que hay alguien detrás,
apuntando a la nuca,
soplando quedito
volver a dejar los ríos
en el bolsillo de viaje,
donde la herida tiembla
y nombra ventanas
aullidos
volver,
transformar al náufrago
en mono sedentario,
volver,
nombrarle cielo
al saber de sus deshielos;
volver y prescindirle,
pues volver por sus ríos,
entre sus venas y aristas,
nos convierte en dioses furiosos
sabemos que su cuerpo muta en otra tierra,
donde nos suele herir la memoria
(d)escribimos al mito que es cuerpo,
termina bajo tierra, empalmado,
devorando a sus propios hijos
hartándose de un tiempo
que prescinde de nuestro amor

LA MENTIRA ES LA NIEBLA

La niebla es la herida de una lluvia rabiosa,
su color, es el herraje de un cielo desbocado
dirigiéndose a los pulmones de la tierra;
enferma de cielo
rastrera,
dormida en el valle nos convierte en mudos de vista,
en ciegos de frío
líquida,
como suele vestirse si nuestra pasión la ata,
si la convierte en leona etérea
quisiera ser estatua de su obra,
del aprecio que provoca su simpleza
mas nos obliga a sentirnos nido,
donde el viento intenta su semilla
y la ingenua tierra sirve de lecho
cruzamos la sierra de Oaxaca y hemos rebasado las nubes,
esto no es niebla señores, esto que humedece mis ojos
es el grito de los espíritus que intentaron la vida,
chorreando de niebla estos valles que nunca han sabido de amo

(20:45)

Se verán entonces a las ocho cuarenta y cinco,
como se ven siempre los amantes,
en la hora compuesta, la cómplice;
se verán y se amarán desesperados
susurrando deseos a la almohada,
escurriendo por dentro, por debajo.

Llegarán las once
y la prisa
y el escape
y la cita
esperará otro día.

Se verán entonces a las ocho y cuarenta y cinco
del día siguiente,
exigidos hasta en sueños, en lo lejano;
se amarán como ladrones
o hasta que llegue la cordura
y el arrebato rosado del –hasta mañana.

Se verán entonces a las ocho cuarenta y cinco
de los siguientes meses,
dejarán los lleven de la mano,
dejarán que el ritmo tome su compás
entre aquello que no creen,
que no quieren creer.

Se verán entonces a las ocho cuarenta y cinco,
casi por coincidencia, como si no quisieran,
como si pintar de rojo la pared no fuera crimen,
como si ignoraran las horas y los sobresaltos,
como si la habitación fuera nevera de tiempo,
como si por debajo de las cortinas se escondieran
duendes; casi por coincidencia, como si no quisieran.

Se verán entonces a las ocho cuarenta y cinco
decididos a comprometerse, a atarse,
con esas palabras que saben a vacío
cuando se acerca la inminencia,
la aletargada que llega segura
con pasitos trasatlánticos,
con fotos prostitutas de la vieja Sevilla,
con la ciudad Promesa como promesa
de que también podrá ser consuelo de los perdedores,
de los que no han de ganar.

Se verán entonces a las ocho y cuarenta y cinco
y para entonces ya los habrán olvidado,
no tendrán que dejarlos en el arrebato,
no tendrán que componer excusas para ellos;
se verán entonces a las ocho cuarenta y cinco
de algún siglo que los haya dejado atrás.

Se verán entonces a las ocho cuarenta y cinco
de un día que aún no llega,
que paga para arroparlos
con aquel viejo aroma
de los nuevamente culpables.

AURORA

Escuché entonces
el sonido de un águila que venía
de un sitio,
no era el braceo incansable
ni la mirada aguda,
era un llanto de reclamo
que me colocaba en lo alto,
a un lado del estruendo
donde aquellas aves vuelan y hablan
ajenas a nuestra comprensión.

Escuché entonces
una melodía incolora
de algunos olvidados
y de muchos redimidos,

escuché entonces
que no había más sonido
en las habitaciones de casa,
sería acaso que amanecía y que la lluvia
se apoderaba del estruendo ajeno,
siempre lejano y siempre presente
del gigante que marcha con pasos de ondas
que se ocupará de entrar por ti,
en ti.

Te escucho entonces
y abandono la búsqueda
que resulta innecesaria al comprender
que la derrota era anticipada
al ser victoria de uno solo.

Te escucho
y lo que abrigo con estas hojas de maíz
es la semilla de lo que me brota:
soy surtidor
soy pescador
me acomodan en la butaca
justo detrás del redimido.

Caigo del cielo en forma de trueno
y lo que se observa desde la distancia
es un día claro que comienza a languidecer,
convirtiéndome en rojo,
siempre en rojo, y que en un canto
desde lo más alto, se deja rebasar.

06:08 hrs.

a mis abuelos

Aquella mañana se abre la tumba
que compartiría lecho conmigo,
libera gusanos e hijos de gusanos
y larvas e hijas de larvas.
Un licor a vivo descompuesto
riega la tierra
y cae borracha
y se fermenta
y no se enamora
y acepta ser madre
-a fuerzas-.
Aquella mañana se abre la tumba
que recibiría mis restos
a no ser que ya no esté en ellos,
que haya abandonado
-cobarde-
los restos de mi carne
y sea otro y sea el mismo,
a no ser que huela extraño
y no extrañe lo vivo y lo resplandeciente
y aquello que despierte como si nada
cuando sea verdad
que ya todo ha ocurrido.

Y es cierto, se abre esa tumba que no es tumba
y no estamos ahí,
nos entierran juntos, semicompletos
en un relato firmado por mi
antes de nacido,
y es cierto, que me acerco a esa imagen
desde esta alcoba rodeada de llantos
que no se dedican a mi
sino a mi abuelo
que es enterrado por la tarde
en aquel monte de cruces que son todas
las cruces cuando ya no quedan vivos.

Y es cierto que camino en la comitiva
escoltando este cuerpo que me ha traído
desde un sueño de alcoba
que me tenía mejor vivo.
Aquella mañana enterré mi cuerpo
disfrazado de mi pariente más querido
y no lo notan, no se esfuerzan,
todas las coronas son Leopoldo Magaña
y ninguna Ivan Vergara,
presido mi sueño y en
cada sombrero de fieltro me siento
aureola, y en cada niño me siento ángel
de fábula, y en cada beso robado al cuerpo
frío me estremezco y todos los abrazos que
me otorgan me obligan a despertar, a
mirarme al espejo para decir que no, que no
soy aquel del féretro, que no son mis manos
las que levantan la cúpula y salen volando con
campanas de fondo, que el atrio no es un
rezo a nosotros, que somos pareja y que
esta noche somos esposos, que el vientre
tuyo se convirtió en cueva de vida, que no
es cierto, que no crece Polo en ti,
que es un sueño de reflejo el que distrae
la comitiva y los hace voltear,
que lo que veo es mi barba disminuida,
una navaja en filo y un respiro cortado
que sale de tu boca, que es la
primer palabra de tu vientre, que me llama
el sueño.

Aquella mañana termina con una oración
y lo que descansa en paz, como nunca lo ha
hecho, son nuestros cuerpos, exhaustos, gloriosos,
inquietos por el desvelo y el rígido despertar.
Inquietos abrimos los ojos
y nos miramos
sabiendo que no lo sabremos.

Abrimos las puertas,
construimos futuros cementerios.

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