Inventario de derrotas (L´inventaire des défaites)

Inventario de derrotas (L´inventaire des défaites)

Jose Sarria
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Por Albert Torés García

José Sarria.
Edición bilingüe, traducción de Ahmed Oubali.
Editorial Corona del Sur, Colección Mar de Tanis.
Málaga 2015.

Con títulos como “Prisioneros de Babel” de 1996, “La voz del desierto” de 1997, “Canciones Sefardíes” de 1998, Sepharad de 2000, Inventario de derrotas_i_303x485“Tratado de amores imposibles” de 2002, “Raíz del agua” de 2011, “El árbol de la vida” de 2014 y este nuevo poemario que ya se publicó en 2005 pero que ahora conoce una edición bilingüe con una magistral traducción del especialista Ahmed Oubali, publicada en la editorial Corona del Sur, donde el arte de la imprenta y de la poesía van de la mano, el poeta malagueño José Sarria va configurando una obra poética de hondo calado humanista y solidario, especialmente ajena a modas, ocurrencias o tendencias más o menos efímeras, transitorias, oportunistas. Si hubiera que acuñar alguna referencia pedagógica, no sería sino el tratamiento del error, el error en su amplio abanico de pérdidas y derrotas, el error como esencia certera, como vitalista manera de registrar técnica y pasión.

En efecto, el poeta José Sarria nos ofrece una suerte de inventario, una secuencia de fotogramas auténticos, un recorrido por dolorosas experiencias, “un inventario de derrotas” en definitiva.

Su poema inicial, todo un ejemplo de belleza expresiva y riqueza visual nos conmueve y nos coloca en el punto exacto para asimilar el itinerario poético que nos propone:

“Escucho mis silencios y descubro
derrotas de una vida que han servido
para ir tejiendo
con paciencia infinita, con la firme
esperanza de las causas perdidas,
esta tristeza que tanto me gusta:
la esencia de mis actos, lo mejor de mí mismo.”

Señalábamos que José Sarria forma parte del movimiento Humanismo Solidario, en su vertiente teórica, en la gestión práctica pero de manera especial en el lado creativo.

¿Qué mayor rasgo de humanismo solidario superaría el de compartir años de silencios, pérdidas y derrotas?

Con una palabra natural, fácilmente identificable, incandescente y lúdica, hallaremos todos los componentes sustanciales de esta nueva comunicación poética. Con remitir al gran trabajo de las profesoras Remedios Sánchez y Marina Bianchi en el volumen Humanismo Solidario, poesía y compromiso en la sociedad contemporánea, recientemente publicado por la Editorial Visor,   que recoge tres poemas de José Sarria ( Guadalquivir, Mirar a las estrellas y Medina Azahara) tendríamos ya argumentos incontestables.

En cualquier caso, quedan bien definidas las líneas de pensamiento del Humanismo Solidario que reconocen al ser humano como sujeto válido de aprendizaje en sociedad, y la utopía como espacio y alternativa del conocimiento, aspirando a la construcción de una subjetividad encaminada a la reconquista del ser, en donde sea universal el verbo que conjugue el “yo” por el “nosotros”. La alteridad será por tanto esencial frente a todo dogmatismo, segmentación, xenofobia o manifestación excluyente, el compromiso de la unidad sin exenciones porque sin el respeto a la otredad la personalidad queda inconclusa. Paralelamente a ello, la solidaridad implica el reconocimiento de que el ser humano no vive aislado, sino que forma parte de una comunidad activa que piensa y actúa, donde la libertad solo puede ejercerse en un contexto social y democrático de derechos. Se es libre cuando lo son los demás, por ello con la razón de la palabra, con la fuerza del término fraternidad, la poesía constituye sin duda el espacio de la libertad por excelencia. Sarria tira de tradición ecléctica, recupera corrientes de pensamiento que aúnan lo individual y lo colectivo con voluntad de comunicación ética, tan pertinente hoy por hoy. Sin duda, entiende que el creador ha sido históricamente un referente social, que eclipsarlo supondría fracturar el tejido vertebrador de las sociedades e interceptar el progreso, que todo creador, utilizando la forma de expresión que le ha sido conferida (científica, plástica o literaria), se compromete a valerse de la “palabra” para explicar el mundo, que se reivindica el compromiso del creador con la sociedad y con la historia, que viene a ser compromiso con la palabra y con la vida, desde la resistencia y la vinculación, como actos de responsabilidad por el “otro”, aceptando que ética y estética conforman la cara y la cruz de una misma moneda, que el arte exige una irrecusable toma de conciencia que propone como afán de su creación y pensamiento al ser humano. Sarria medita sobre la pasión, sobre su necesidad de convocarla, medita sobre los símbolos de la entrega, a veces atendiendo a los olvidos e indiferencias, otras veces por esperas, despedidas y ciertos enigmas, en suma, refiere todo lo característico de toda relación en la “otredad”, contando además con una huella irónica:

“Entre nosotros
ya no existen murallas
ni abismos, sino la absoluta
certeza de habitar
desde hace tiempo
en distintos planetas.”

Puede leerse en el poema “Desamor”. En “Matrimonio”, la ironía se visualiza en: “Si lloré,/nunca fue por amor,/solo mientras picaba las cebollas”. Es posible que este posicionamiento irónico sea un ingrediente propio de la melancolía. En todo caso, amor y desamor también van a ser los dos lados de otra moneda. En esa moneda de anverso y reverso, la derrota, la tristeza, la muerte (acaso el auxilio de la muerte) pero a la vez la esperanza, la escritura, el amor:

“Tengo que reconocer que apenas si me quedan ideales, dogmas, creencias o, incluso, vagas esperanzas. Tan solo profeso la fe en unos ojos: tus ojos, que me hacen olvidar esta cotidiana excursión hacia la muerte.”

Los regresos de la mirada, de las repeticiones del sentir, de espejos que restituyen la memoria y la presencia. El deseo también es paisaje de la nostalgia. En “Poema para mis días de tedio”, leemos: “Y nostalgias, no sé, quizás al ver/que la vida quedó/al igual que la estela de un tranvía/solitario en la noche de la ingente ciudad.”

A mi modo de ver, José Sarria quiere reivindicar esa tristeza como una suerte de catarsis que nos preservaría de la sordidez de la existencia. Inventario de derrotas es igualmente una reflexión sobre las emociones en un doble sentido. Un primero que apunta a la emoción por la emoción que sería finalidad poética o artística y un segundo que plantea la emoción por la acción que sería finalidad vitalista. La tristeza que tanto gusta es por tanto una recurrencia poética, casi una estrategia para desatar sentimientos de alto lirismo.

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SERGIO SANCHEZ GARRIDO

Saludos ….Me encanta tu poesia un fuerte abrazo

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