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Se puede decir que la precaución y la prudencia ante el grado de intolerancia demostrado por la censura prusiana acompaña a Hegel, prácticamente, toda su vida, especialmente, durante su estancia y enseñanza en Berlín.
En algunas de las recensiones sobre libros leídos por Hegel en su juventud, aparece la pureza de la actitud interna, como uno de los requisitos o condiciones principales del pensamiento y de la actividad de la razón. Las motivaciones de los actos y las conductas deben ser buenas y razonables.
Pero la inteligencia conforma la actitud interna de ponderación de razones, para la adecuada toma de decisiones, en todos los órdenes de la vida. Y las normas legales se diferencian claramente de las morales, en que son menos profundas, aunque impongan obligaciones, porque el derecho pretende y exige la observancia de las mismas.
El saber filosófico adquiere para Hegel un valor decisivo, aunque con una aplicación de los análisis y reflexiones a la realidad de cada momento histórico, sin quedarse en un saber, únicamente, especulativo y atemporal.
La filósofa Amelia Valcárcel escribe en relación con este planteamiento hegeliano: «La filosofía tiene su propia tradición y modos de actuar, que no pueden ser abandonados, sus términos, sus conceptos.
El Estado debe preocuparse de que así sea enseñada, no dando carta blanca a simples formulaciones generales. Ello no supone que se pueda volver a la filosofía de antaño, pero “los viejos materiales deben sufrir una transformación adaptada al punto de vista actual de las filosofías”, esto supone la adquisición de conocimientos concretos, un camino metódico determinado, detalles y orden».
En efecto, a pesar de las múltiples críticas que ha recibido el idealismo absoluto hegeliano, el mismo filósofo alemán muestra en su filosofía de la historia, y en sus Lecciones de Estética su conexión con lo concreto y la realidad empírica de un modo minucioso y profundo.
Además, Hegel en sus Escritos Pedagógicos también muestra sus ideas acerca de los contenidos que deben enseñarse en una introducción o propedéutica a la Filosofía en el Gymnasium de Nuremberg del que fue director ocho años, y revela sus pensamientos acerca de la metodología, y la organización de la enseñanza en sus cartas e informes a Niethammer.
Hegel a lo largo de su trayectoria filosófica dio una enorme importancia a la exposición escrita de sus ideas y también a la inmediatez y vitalidad de la enseñanza oral en sus lecciones a los estudiantes.
Porque reitera el extraordinario valor de la libertad de la comunicación pública de las reflexiones y opiniones. Aunque es verdad como reconoce Hegel en sus Principios de la Filosofía del Derecho que las leyes y las ordenanzas policiales, en parte, impiden los excesos y los castigan.
Es cierto que su pensamiento apoyó al régimen prusiano, pero es indudable que también elaboró un pensamiento político reformista y liberal, alejado de determinados matices conservadores que imperaban en el estado alemán.
Sus escritos políticos eran analizados con suma atención por la censura, y esto le parecía a Hegel inadecuado, porque, entre otras cosas, disminuía la libertad de pensamiento y crítica. O, al menos, esto deduzco de la lectura de la obra hegeliana y, sobre todo, de sus intérpretes, y de los estudiosos de la vida y obra de este gran pensador.