Gabriela Mistral y su legado multicultural
Mujer polifacética, Mistral falleció en 1957. Sin embargo, su obra pervive pues se desempeñó en áreas como la educación, el activismo social e incluso la música.
Pocos son los que no conocen el nombre y al menos una parte de la obra de la chilena Gabriela Mistral, quien nació el 7 de abril de 1889 y cuya prolífica obra literaria le valió el Premio Nobel de Literatura en el año 1945, siendo la primera latinoamericana en obtener este galardón, y seis años más tarde, alcanzó el Premio Nacional de Literatura en su país natal.
Redactora en sus inicios de periódicos locales, narradora y poetisa de gran habilidad para crear versos, el entorno rural en el que creció en la región de Coquimbo dejaron impronta en su forma de expresarse y en su relación con la naturaleza.
Diplomática que se desempeñó como cónsul en Brasil, su obra es considerada entre las más destacadas en la historia mundial literaria.
Mistral, quien falleció en 1957, se constituyó en una mujer polifacética, pues se desempeñó en áreas como la educación, el activismo social e incluso la música, pues escribió diferentes canciones para niños, destacándose Dame la mano.
Mistral en la educación
Maestra rural, fue en el pueblo de Montegrande, al interior del Valle de Elqui, donde Mistral desarrolló su labor pedagógica.
Sus textos hoy son de obligada lectura en muchos de los sistemas educacionales de Latinoamérica. Mientras que en Chile, existe la Orden al Mérito Docente Gabriela Mistral precisamente para honrar a esta abnegada profesora.
Según el exintendente de Coquimbo, Claudio Ibáñez, la figura de Gabriela es trascendental porque se adelantó y aportó una mirada inclusiva para que Chile tuviera educación gratuita y de calidad.
Ibáñez dijo que Mistral es una inspiración para conseguir una nación inclusiva y de más oportunidades, «con mejor educación, ya que es el motor del desarrollo humano».
Adelantada a sus tiempos, la poetisa escribió incansablemente sobre los profesores, el magisterio y la educación en general. Para ella, los maestros debían siempre “mostrar las bellezas y miserias de su escuela, para crear lenta pero seguramente, la simpatía de la ciudad hacia ella, ya que solo conocer conduce a amar”.
Con la premisa de que siempre se debía enseñar, tanto en el patio y en la calle como en la sala de clase, Mistral puso en marcha las escuelas al aire libre, un método que llevó a cabo en Chile y México.
Al respecto, la profesora de la Universidad de Chile, Leonora Reyes, advierte que Mistral alimentó con osadía y sin dogmas “una redefinición de educación pública en que primara la diversidad cultural, de ideas y pensamientos, con el protagonismo de los sujetos que la constituyen, superando las profundas desigualdades sociales que arrecian nuestra educación y sociedad.
Lucha por la igualdad
Defensora de los derechos de la mujer, los niños, y los indígenas, según los especialistas, con Mistral nacía una activista social que pertenece junto a la escultora boliviana Marina Núñez del Prado, la pintora mexicana Frida Kahlo y la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou, a una generación de artistas latinoamericanas imprescindibles en la reivindicación de los derechos de la mujer en la región.
Gabriela abordó el rol de la mujer o la diversidad sexual con un enfoque entre lo tradicional y lo progresista, y mostró su preocupación por la equidad y paridad de contenidos educativos entre niñas y niños.
Luchadora por equiparar los derechos de toda la sociedad, escribió en una ocasión: «!Más porvenir para la mujer, más ayuda! (…) Búsquesele todos los medios para que pueda vivir sin mendigar la protección. Y habrá así menos degradas (…) Hágasele amar la ciencia más que a las joyas y las sedas (…) Y se alzará con toda su altivez y su majestad».
Gabriela Mistral y su legado multicultural