Fuensanta Martín Quero

Fuensanta Martín Quero

Carlos J. Rascón
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Fuensanta Martín Quero. Poeta (Coín, Málaga. 1963). Pertenece al Grupo ALAS (Autoras por la Literatura y las Artes de Málaga), a la Fuensanta Martín QueroAsociación Internacional Humanismo Solidario y a la Asociación Colegial de Escritores-Sección Andalucía.

En poesía ha publicado los libros: La esencia hallada (e-book, 2007), Interludio.Poesía escogida (Edit. Vértice, 2011), Casas de cal (Edit. Celya, 2014) y Las esquinas (Edit. Celya, 2014); y los poemarios breves: Parajes del silencio (2002), Lugares y figuras (2007) y Latidos (2016).

Sus poemas se han publicado en libros colectivos y en antologías, habiendo formado parte, además, de diversas exposiciones de pintura y fotografía. Colabora con poemas, artículos y reseñas críticas de libros en revistas especializadas. Ha prologado el poemario Bajo un cielo añil, de la escritora Ana Herrera.

Ha sido incluida en el Catálogo de Mujeres en el Arte del Ayuntamiento de Málaga y en  la Antología de Poesía Mundial del poeta y pintor Fernando Sabido Sánchez.


Estoy aquí pero no estoy,
ni en este trance me quedo,
y, si me espero, no puedo
detenerme en lo que soy,
que aunque me quede me voy
sin despedirme. Reflejos
en esta sala de espejos
del aire, luz atrayente
confundiéndome la mente,
que de cerca pasa a lejos.
…………………………
TRÁNSITO

La claridad ondea su incipiente
cuerpo sobre el fragor acelerado
de una ciudad que abre indiferente
la percusión de un ritmo acostumbrado.

Por las sórdidas calles
la noche en su guarida se repliega
y un estertor que amaga por los valles
su aliento matinal de luz despliega
un velo azul abierto y despejado,
mientras la soledad turbia doblega
su lomo de rumiante encabritado.

El bullicio renace,
los cuerpos se entrecruzan y se ignoran
y en el cemento gris la sombra yace
de unas manos que una limosna imploran.

En los  bares resuena el ajetreo,
comercios y oficinas eclosionan
en esplendor neurótico de espanto
que al pensamiento lo convierte en reo
donde los sueños, mustios, se amontonan,
maquillando la risa un triste llanto.

La gente en las aceras corre y bulle
por pasillos fugaces de cemento
como un río haciendo tabla rasa;
calla el árbol, el aire se recluye,
se enquistan la rutina y el momento:
mientras a ciegas van, la vida pasa.

MUSEO  GUGGENHEIM  (BILBAO)
 
Hacia el Nervión tu vida se proyecta.
Corona las radiales avenidas tu cuerpo
de escamas de titanio donde la luz del día
tornadiza pincela amaneceres nuevos.

No es el gris quien domina tu despertar sereno,
sino un color de lluvia y de irisadas aguas
que por tu orilla fluyen renaciendo del fango
y las oscuras fosas que al muelle sostuvieron.

Melodioso en tu forma, no hay arista que invada
tu inconcreta armonía, tu perfección dispersa,
que desde adentro surge como una flor abierta
o emblemático canto que a la ría embelesa.

Un aire renovado se percibe en tu seno
donde el espacio acoge al color trashumante
que al exterior impregna, en tanto el agua oscura
en silencio remolca metales centenarios.

La ciudad que transcurre en tu ademán confía.
Y si el viajero absorto recuerda sus pesares,
en la arácnida madre que junto a ti pernocta
cobijará sus dudas, hacia el Nervión que olvida.
Contemporáneas luces transforman los silencios,
y al Puente de La Salve una postal le cuelga.

El SURFISTA

Encrespadas las fauces de un felino
sobre la quieta arena se encabrita
despeñando su envite y su zozobra
hacia un tiempo yacente e inexplicable.

En las dunas azules hay una esfinge
y un rugido que muerde con sus ecos,
pero indemne parece que surgiera
la figura esculpida entre los rizos
de un ser que fluye envuelto en la deriva.

Amarrado en el aire se desliza
y dirige su cuerpo de cometa
hacia una tierra sólida que espera,
mientras siente el empuje de la muerte
y el océano que impone su destino,
sus leyes y sus mitos en vaivenes
constantes de dolor y de sosiego.

Él lo sabe y no opone resistencia
frente al furor del agua.
Equilibra su figura y su mente
sabiéndose abducido por la fuerza
que lo acoge y lo eleva y lo derrumba.

Y, mientras fluye velozmente, vive
la plenitud del aire,
el gozo inesperado de las aves,
el dominio del ser que se levanta
de espaldas a la muerte
y persiste en la verdad de su historia.

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