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Francisco Ruiz Noguera (Frigiliana, Málaga, 1951) es profesor de Lingüística en la Universidad de Málaga. Sus cinco primeros libros –Campo de pluma (Granada, 1984), La manzana de Tántalo (Málaga, 1986), La luz grabada (Córdoba, 1990) Simulacro de fuego (Málaga, 1993) y Arte de restaurar (Madrid, 1997)– están recogidos en el volumen Campo de pluma: poesía reunida, con estudio de A. García Berrio (Col. Ciudad del Paraíso, 1997). Con posterioridad ha publicado El año de los ceros (Visor, 2002), El oro de los sueños (Hiperión, 2002), Arquitectura efímera (Visor, 2008), Otros exilios (Col. JRJ, 2010) y La gruta y la luz (Visor, 2014). En 1989 recibió la beca a la creación literaria del Ministerio de Cultura, y ha obtenido los premios Ricardo Molina (1989), Antonio Machado (2002), Vicente Núñez (2007), Juan Ramón Jiménez (2010) y Generación del 27 (2013).
Poemas:
EL AÑO DE LOS CEROS / 2
¿Borrón y cuenta nueva?
La perfección redonda
del año de los ceros
no es más que un espejismo
que se esfuma en las sombras de la tarde.
Como todos los años
—sólo un juego de cifras—,
empieza cada día
el año de los ceros:
no es más que el territorio
donde escribir tu historia:
la tuya, irrepetible,
esa en que la memoria —suma y sigue—
va dibujando el trazo de una vida
titulada Francisco Ruiz Noguera
(que cada lector ponga su nombre en este verso).
(De El año de los ceros, Visor, 2002)
PUZZLE
Intenta rescatar
la historia de un fragmento
cualquiera de tu vida.
Intenta, por ejemplo,
componer, como un puzzle,
los días de un verano
que creíste dichoso.
Una pieza:
la luz del mediodía
brillando en la terraza.
Otra más:
el mar y sus destellos
sobre la piel rosada de los hombros.
Puede que sigan vivos
el recuerdo del tacto
de un cuerpo que creíste para siempre,
la oscura claridad de una mirada,
el perfil de unos labios.
Con tan breve equipaje
trabaja la memoria,
maestra en levantar
—a base de un desorden de retazos—
un retablo de humo
sobre el fondo de sombras
que dominan las piezas del olvido.
(De El oro de los sueños, Hiperión, 2002)
LOS DESCARTES
De los descartes de la vida, guardas
una caja de luz
que esconde la memoria
de las horas felices:
una breve cosecha
que apenas cubre el fondo.
En la otra —la caja de las sombras—,
están amontonados
—llenando casi todo,
en laberinto oscuro—
simplemente los días.
Por eso hoy decides
alterar las balizas: desde ahora
pondrás toda la luz
en el negro abundante;
quedará así marcada
la zona de peligro
para aviso eficaz
de navegante incauto.
(De Arquitectura efímera, Visor, 2008)
Pilar Paz Pasamar
Todo guardado allí,
en el desorden vivo
de las sombras que esperan
los caprichos de luz de la memoria.
Todo allí dormitando
en el espacio fértil del recuerdo.
Todo guardado allí,
en el orden borroso
de un almacén de niebla
que oscurece las luces del presente.
Todo allí fermentando
en el espacio absurdo del recuerdo.
(De Otros exilios, Col. JRJ, 2010)
PRUEBA Y ERROR
Como el mundo está ahí para su goce,
va y extiende la mano:
por fin entre sus dedos
la sensación fantasma
de estar acariciando el infinito.
Se deshace el engaño
y ve que el horizonte
ocupa un plano siempre inalcanzable.
Pero extiende la mano nuevamente
(insistencia en el método
prueba y error, de acreditada historia)
porque, en algún intento,
sabe que el horizonte será suyo.
(De La gruta y la luz, Visor, 2014)