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Fernando Chelle. Poeta, ensayista y crítico literario uruguayo nacido en la ciudad de Mercedes en 1976. Autor de los libros, Poesía de los pájaros pintados (Colombia 2013) Curso general de lectoescritura y corrección de estilo, guía para formular escritos correctos (Colombia 2014) y El cuento fantástico en el Río de la Plata (Colombia 2015). Ha formado parte de diferentes antologías poéticas. Sus poemas, ensayos y críticas literarias se han publicado en revistas, periódicos y portales literarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, EE.UU, España, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. Administra el blog de autor PALABRA ESCRITA donde publica sus trabajos.
Página web: PALABRA ESCRITA http://palabraescritafernandochelle.blogspot.com
Correo electrónico: fernandochelle@hotmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/fernando.chelle
Twitter: https://twitter.com/FernandoChelle1
Selección poética tomada del libro Poesía de los pájaros pintados (Colombia 2013)
Yo lírico
Poeta de la espuma circunstancial
cazador de recuerdos
de fragancias pasadas
avaro de ese cofre
donde descansa tu nombre
tallado a punta de diamante.
Poeta de un río, negro
como el abismo
y dulce como el oboe
alfarero de esa bohemia
hechicera de paso lento
ojos de fuego y manos de tierra.
Poeta del humo
cobijo del amor
que duerme y sueña,
descansa
en su nervio de ceniza alada.
Nervios
Del aire el clavel que cae en mis manos
letal asesino del razonamiento
cual bola de mármol rompiendo cristales
cortando las uñas, hiriendo los gestos.
Metálico abrazo de mármol hirviendo
grillos en el alma, y mi pobre cuerpo
clavado en la cruz de mis propios nervios
hoy juega al mikado, con los guantes puestos.
Ilumina el templo con el poncho
que hasta los ricos se verán deleitados.
Pon tus hebras de fuego extendidas
sobre la tenebrosa y profunda unidad.
Haz arder los rostros de los suicidas
para que con tu humo no se esfumen
y años de albañilería no sucumban
en un momento de derrumbamiento.
Entibia la guarida de la esperanza
que como un lagarto se dejará a-dorar
ante tu imperio de luz.
Infunde en mi tu poder,
haz que yo haga amanecer
encendiendo palabras y sonidos
colores y notas.
Mieles de luna
Donde, mi hechicera bohemia, andan tus pasos
tus ojos de fuego, tus manos de tierra.
Acaso arrastrarías tu manto de estrellas
por las estrechas calles de esta noche sin luna.
Ven a poblar mi soledad de árbol
mi ausencia sin canciones
mis poemas febriles
como viudas sin dote.
No dudaría en arrebatar tus labios de sangre
derramarme en la miel de tu vientre,
y guardar mis nervios, dagas que me atraviesan
en el cofre blanco que se esconde
en las lunas de tu pecho.
Amanezco junto al mar,
me confundo con las gotas que
caen en mi carpa, tercer pilar
de Santa Lucía del Este.
Toc, toc, tero, tero…
un lugar del mundo
donde la arena es libre
donde el emperador silencio
ha llegado con su orquesta
de vientos.
¿Y el amor?
duerme y sueña
¿y el amor, hombre de fuego?
descansa
en su nervio de ceniza
alada.
Recuérdame
De romántico a trágico
imposibilitado el amor
se levanta el muro.
Calla el exterior para dar paso
a dos balas en direcciones distintas
que se rozaron.
El tiempo no ha mudado su costumbre
dejando nuevos colores
no siempre vivos
y algunas veces
inesperados.
Entonces, nosotros, los de entonces
ya no somos los mismos.
Y bien, quedémonos con la flor
la espina no, la flor
porque hubo flor.
Se trata de una poesía muy visceral y de trasluces cósmicos.