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Fernando Cassamar
Poeta, artista plástico, curador independiente, escenógrafo, accionista, gestor y director de obras de teatro multimedia y performance, nacido en Lima. Estudios: pintura, escultura, música, cine y ciencias sociales. Su labor creativa abarca múltiples aristas del arte contemporáneo, como intervención en el espacio público, arte conceptual, instalacionismo, accionismo, video arte y puesta en escena de trabajos caracterizados por una constante experimental y discursiva. Actualmente es Subsecretario Nacional de la asociación Poetas del Mundo-Perú.
Distinciones: Huésped ilustre de la ciudad de Huánuco. 2007.
Apocalíptica de la memoria
Esta noche nos hemos extraviado
/ en el espacio de tus sueños
Y por fin hemos podido dormir
en silencio…
sin el temor de que tu memoria nos destripe nuevamente,
como cada amanecer
en el que despertamos y renacemos…
para volver a morir por la tarde
cuando el corazón nos estalla
tras ocultarse el sol
… como a nadie…
… como a todos…
Y ocultaremos tus recuerdos en las sombras,
entre hojas secas y flores muertas para olvidar
… y finalmente ser felices…
Por eso te olvidaremos al rayar el sol
a pesar de que tus pesadillas nos perturben.
Y te habremos de olvidar
cuando tus sueños caigan,
filtrándose entre los dedos de tus manos frágiles,
para humedecernos los pies
con tus lágrimas…
Mientras tus quimeras
como vidrios se destrozan
para desgarrarnos el alma.
Y nos burlaremos de tus sudarios blancos
De tu vida terminal
De tus miserias
y de tu lúgubre estupor…
Porque si más allá de la devoción
/ se agotan los caminos a la gloria
Siempre habrá un nuevo lugar
en el cual tomar el sol…
y poder sobrevivir.
Por eso…
te olvidaremos cuando tus ojos no renazcan
/ en los nuestros
Y cuando la oscuridad se apodere
/ de esta nuestra dulce villa…
y tus infiernos emerjan otra vez al caer la tarde
sabrás que contigo ha caído la esperanza
Porque si más allá de la desolación,
no hay nuevos caminos hacia la vida…
ya no habrá lugares
en los que tus sueños renazcan…
Y ya no habrá espacio para las lágrimas
Y ya no habrá lugar para más dolor…
Solo quedarán estos recuerdos
despedazándonos con nuestros sueños,
que esperan ser soñados otra vez…
para poder renacer y sobrevivir
en el lugar más miserable y vil
de este país…
que nos devora las vísceras.
Oh… dulce olvido…
hasta cuándo tocaremos tus puertas
que nunca ceden.
Sumario
Vamos a encontrar una solución a todo este dolor,
y decir que este silencio
solo sirve
para despejar las dudas…
de que nuestra clave no solo está en el amor
sino también en el dolor y en la indignación.
Y entender que en su ceguera terminal
el Perú no vio que en sus tránsitos quebrados
todas estas muertes nos correspondían.
No advirtió
que en sus pasos desbocados
sus hijos también se mataban…
tratando de escapar
de las garras de la desolación
y la agonía.
Pues el Perú no vio
que en sus estaciones fúnebres
sus cantos resonaban impuros…
repicando como campanadas fúnebres
que avanzaban hasta sumergir,
en sus abismos, nuestros sueños
devorándonos
canalizándonos…
descendiendo por las riveras prohibidas
hacia las rutas inexorables
de la desolación y de la muerte.
No, el Perú no vio
que en sus himnos insondables
sus hijos también lo esperaban…
amándolo con apasionado horror…
como amaban también
sus desdichadas vidas…
aferrándose
sujetándose
asiéndose con los ojos desorbitados
a su desesperado amor
… para no caer…
Aferrándose
como se aferran los náufragos
a aquel leño ilusorio y solitario
que flota sobre el mar…
que es el morir.