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FERNANDO CABRITA (Portugal, 1954), abogado y escritor portugués. Ha publicado cerca de 30 títulos de poesía, critica literaria y ensayo. Ha sido conferenciante invitado en Portugal y España, sobre temas históricos y literarios.
Editado en Portugal, España y Francia, su obra poética ha recibido diversos Premios Literarios como el Premio Nacional Sílex en 1980; Premio Cidade de Olhão en 1987; Premio Emiliano da Costa en 1987; Premio Oliva Guerra en 1998; Premio João de Deus en 1995; Premio Nacional João de Deus en 1997; Premio Nacional de Poesía Mario Viegas en 2008 y Premio Internacional de Poesía Palabra Ibérica en 2011. Ha participado como invitado en diversos Festivales de Poesía y Ferias de Libro en Portugal, España, Francia, Marruecos y Puerto Rico.
Tiene poemas y artículos publicados en distintas revistas y obras colectivas en Baden, Suiza, Mozambique, Portugal, Francia y España. Su poesía suya fue musicada por la cantante Viviane, pelos Entre Aspas e pelo Projecto Camaleão Azul.
En 2015 y 2016 fue el organizador del Festival Internacional Poesía a Sul, en Algarve, Portugal.
I
De la chimenea se exuda
un humo perfecto
donde se condensa todo que es intimo
o el color de los inviernos de otros años.
Y lo miro.
Y me siento intimo y perfecto
como si estuviera aquí
el mismo yo que estaba en los inviernos de otros años.
I
A chaminé exala
um fumo perfeito
onde ressuma tudo o que é íntimo
ou a cor dos invernos de outros anos.
E eu olho-o.
E sinto-me íntimo e perfeito
como se estivesse aqui
aquele que fui nos invernos de outros anos.
II
Ha llegado el verano, en esa primavera de 1966 que jamás amanecía fría.
Lo que había sido una época tremenda, una aura de invierno a agrandarse,
deslizaba ya entre inciertas letanías.
Marzo nació pronto, dijo
el reverendo: son meses para poetas, flores de paisanos,
lirios sin olor, que vagabundean en las colinas y montañas.
Son flores de olor salvaje, que los miuras se van a comer,
cuando salga la tarde.
¿Dónde estará Super, el eterno hippie?
No te lo creas, como el otro, que no es cierto lo que nunca has visto.
No juzgues, cómo esos becerros de malo oro,
que tu ignorancia de las causas de las cosas hará con que no existan ellas.
No pienses que no hay los perfumes que nunca has sentido.
Las cosas entre el cielo y la tierra siguen siendo más,
mucho más, que las que suenan la tuya e la mía vanas filosofías
Jamás creas que esa silueta del Purgatorio, que vías,
viejo maestro Lugones, en cada transeúnte
es menos real que toda la realidad .
No es locura lo que no comprendemos.
Tampoco aún entiendo nuestro cerebro.
Como podré querer comprender el cerebro de los
que no piensan, nunca piensan, como tú o como yo?
¿Como de grande es Antares?
¿Cómo de grande es el alma de quien no conoces?
II
Veio o verão, nessa primavera de 1966 que raramente amanhecera fria.
O que fora um tremendo tempo, um ar de inverno a prolongar-se,
deslizava já entre vagas litanias.
Março nasceu cedo, dissera
o senhor cura: são meses para poetas, flores de campónio,
lírios sem cheiro, que vagabundeiam nas serras e montanhas.
São flores de agreste odor, que os miuras comem,
ao sair da tarde.
Onde andará Super, o eterno hippie?
Não creias, como o outro, que não é verdade o que nunca viste.
Não julgues, como esses bezerros de mau ouro,
que a tua ignorância das coisas faz com que não existam elas.
Jamais penses que não há os perfumes que nunca sentiste.
As coisas entre o céu e a terra continuam a ser mais,
muitas mais, do que sonham a tua e a minha vãs filosofias.
Nunca creias que essa silhueta de purgatório, que vias,
velho mestre Lugones, em cada transeunte,
é menos real que toda a realidade.
Não é loucura o que não entendemos.
Nem sequer entendemos o nosso cérebro.
Como alguma vez presumiremos entender o cérebro dos que
não pensam, nunca pensam, como tu ou como eu?
Que tamanho tem Antares?
Que tamanho tem a alma de quem desconheces?
III
y en el calor de verano hay destellos en el camino.
Y otro verano anterior nos mira desde el borde de Córdoba.
O de cualquiera ciudad.
III
E no calor de verão tremeluz a estrada.
E outro verão antigo assoma nas bermas de Córdoba.
Ou de cidade nenhuma.
IV
Nuestras edades siempre despiertan festivas.
Cansadas pero festivas, como si coronadas de lirios
y fuimos y hubiéramos sido bebés, niños, adolescentes,
semi-adultos graves muy seguros del mundo
pero siempre festivos, que esperaban a los amores y los futuros y las ciudades
que centelleasen de una margen a otra margen
e íbamos poniendo en la cuerda de nuestros balcones las edades que pasaron
y el sol pegando
así tan como un amigo que vino desde lejos
–y recuerdas los gritos de los soldados
muertos en guerras? —
y hemos pasado, hemos pasado a la velocidad de los sueños,
con futuros que varias veces llegaran
e ilusiones perdidas y fantasías postergadas
y cursos de agua intransitables
y rudos sentimientos en el cenit de todas las cosas.
Todo como una nave que bogase en un inexistente horizonte
y sin embargo fuese el único punto que atrajo nuestros ojos.
Cada nuestra edad como la agotada terminal de Greyhound
donde tu criatura perezosa llegó en el tren de Santa Fe.
Y siempre ha sido eso un secreto de épocas que nunca entendería.
Y siempre ha sido eso una magia que me interesa jamás descifrar .
IV
As nossas idades acordaram sempre festivas.
Cansadas mas festivas como coroadas de lírios
e fomos e éramos crianças de colo, rapazinhos, adolescentes,
graves semi-adultos convencidos do mundo
e todavia festivos, a aguardar amores e futuros e cidades que
brilhassem de margem a margem
e íamos estendendo na corda das varandas as nossas eras passadas
e o sol a bater
tão como um amigo que viesse de longe
— e lembras-te dos gritos dos soldados
que morreram nas guerras? —
e passámos, passámos à velocidade dos sonhos,
com futuros que repetidamente chegavam
e deslumbramentos perdidos e fantasias adiadas
e cursos de água impercorríveis
e sentimentos agrestes no zénite de todas as coisas.
Tudo tão como um navio que singrasse nenhum horizonte
e no entanto fosse o ponto apenas que atraía o nosso olhar.
Cada nossa idade como o exausto terminal da Greyhound
a que a tua indolente criatura chegou no comboio de Santa Fé.
E sempre houve nisso um segredo de eras que jamais entendi.
E sempre houve nisso uma magia que me interessa nunca desvendar.
V
Se desliza silenciosamente la mañana.
En la antigua llanura ningún barco
o las manadas fatigadas que de antaño ahí pastorearon.
Miro desde el monte alto ese lejos prometido
Olea a café y a polvo en la rosa exacta de las horas.
Y siempre en mi memoria se abre la vieja cicatriz de lo insondable.
Monte Nebo, 2006
V
Desliza a manhã mansamente.
Na velha planície nenhum barco
nem os fatigados rebanhos que pastaram outrora.
Do alto monte miro o longe prometido.
Cheira a café e a pó na rosa exacta das horas.
E abre-se-me sempre na memória
a velha cicatriz do imperscrutável.
Monte Nebo, 2006
VI
Viajamos por los años del verano como un cometa sólido .
Como un mundo que estuviera por empezar.
Viajamos por los años del verano como un viejo quiosco de música.
La luz me confunde,
la luz se confunde,
la luz confunde a veleros y maizales.
Y ninguno de nosotros sabe nada.
No hay dios que se revele.
No hay Dios que al final nos presida .
VI
Viajamos os anos de verão como um cometa sólido.
Como um mundo que estivesse a começar.
Viajamos os anos de verão como um coreto antigo.
A luz confunde-me,
a luz confunde-se,
a luz confunde veleiros e trigais.
E nenhum de nós sabe nada.
Nenhum deus se desvenda.
Nenhum deus afinal em nós preside.
VII
No es tristeza o melancolía
ni tampoco ese indefinible anhelo por cosas q
que no pueden mantener.
Cuelga en mí una sensación de no se qué, algo primitivo y vasto,
un sentimiento de magia que se descompusiera y sin embargo regresa,
el camino de ronda que yo he sido de todos los castillos mi alma
o casas en otro tiempo construidas sobre una colina
que nunca supe donde estaba.
Y es lo que siento cuando leo mis versos
y en algunos de ellos siento o entiendo al niño que yo existi
y reviso las sensaciones que tuve cuando miré el cielo y
el cielo estaba despejado después de que los inviernos han
golpeado a la puerta de la casa.
Y esto me hace llorar, ni siquiera sé por qué.
Y esto me recuerda que sólo soy humano, a pesar de todo.
VII
Não é tristeza nem melancolia,
nem essa indefinível saudade das coisas
que se não podem reter.
Paira em mim uma sensação de não sei quê, primitiva e vasta,
um sentimento de magia que se esboroara e porém volta,
o adarve que fui de todos os castelos minha alma
ou casas que noutro tempo construí num outeiro
que nunca soube onde fica.
E fico assim quando leio os meus versos
e em alguns deles sinto ou percebo a criança que existi
e revejo os sentimentos que tive quando olhava o céu e
o céu era claro depois dos invernos terem
batido à porta da casa.
E isto faz-me chorar, nem sei porquê.
E isto lembra-me que sou humano, apesar de tudo.