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Esta sombra que fui – Poesía al albur
Enrique Baltanás, Esta sombra que fui, Sevilla, Poesía al albur-Cypress, 2019
Luz para esta sombra que somos.
José Cenizo Jiménez.
Alcalá de Guadaíra (Sevilla) es cuna de algunos ilustres escritores. Entre ellos, hemos de contar por fuerza con el autor de Esta sombra que fui, Enrique Baltanás. Profesor de Secundaria y de Universidad, ya jubilado, hombre culto de veras, escritor forjado en el verso, pero también en la novela, y por supuesto ensayista e investigador muy cercano a la obra de los Machado, incluido el patriarca, Demófilo. Nacido en 1952, sus días han dado mucho de sí y seguirán dando. Ha sido premiado por los jurados prestigiosos de premios como el Luis Cernuda o el Unicaja, con poemarios, y obtuvo con su novela A punto de dejarlo el premio Tiflos que convoca la ONCE. Tampoco es cuestión de perderse su obra ensayística, sobre todo la más personal, La materia de Andalucía (2003).
Como poeta, es autor de varios libros donde, como no podía ser menos dado su apego profundo a los Machado, sobre todo a Antonio, destaca la visión elegíaca, esa sensación de que el tiempo nos acompaña con ternura y alegría pero también con pesadumbre y rápida disolución. El eco machadiano lo percibimos sin esfuerzo, se delata en los temas pero también en los símbolos elegidos para representar las emociones, especialmente el tiempo fugitivo: la fuente, la sombra, las nubes… Machado, y también Quevedo, Cernuda, Sócrates, Lope de Vega (de quien hizo la tesis doctoral), Fray Luis, San Juan de la Cruz… Ya decíamos que Baltanás era hombre y poeta de gran cultura académica y literaria. Veamos este poema,“El misterio del agua”, que, con cita de A. Machado (“En donde el agua ríe y sueña y pasa…”) nos dice:
es siempre un claro misterio.
En la grieta de la roca,
en la gruta el silencio,
en la taza de la fuente
de un jardinillo secreto…
Y aún más profundo y más claro
si el agua se hace sendero,
y es el destino del hombre
lo que refleja su espejo.
El amor es definido con términos que pueden recordar el famoso soneto de Lope de Vega, con otro homenaje a la vez a Fray Luis de León, en el poema “Metafísica”:
Amor es inconstante.
Amor es manantial
de claros desengaños.
Es huidizo y volátil,
un arma que traiciona a quien la empuña,
es viento imprevisible,
un inestable químico que mezcla amor con odio.
Cuantos sabios ha habido en el mundo
han tenido palabras muy duras para él.
Y todas merecidas. Todas justas.
Pero qué somos
si no somos amor.
Si amor no somos, entonces qué seremos.
Nuestro poeta maneja con habilidad las diferentes formas métricas (hallamos sonetos, soleares, romances, coplas, verso libre…). Asimismo, los recursos expresivos de la lírica, como es muestra palpable el poema, “Fuente en los jardines”, con la metáfora, la sinestesia, la paradoja y el oxímoron verdaderamente evocadores: “(…) / En la fuente, la llama / de agua y de luz /arde continua y cae sin caer. / En un mundo de sueños y misterios, / de senderos y árboles, / de agua enredada en luz / y luz mojada (…)”.
Enique Baltanás vuelve a editar un poemario lleno de vida y de elegía, de luz y de sombra, un poemario como la vida misma. Esta luz que fui, perdón, esta sombra que fui, o viceversa, depende del cristal con que se mire.