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“Creemos en la literatura como un espejo repleto de continuas perspectivas”
Entrevista: Javier Arnau.
Foto: Ramiro Benítez.
El próximo sábado tendrá lugar, en plena Alameda de Pontevedra, el lanzamiento y presentación del primer número de la revista Ligeia, publicación bilingüe (gallego/español) especializada en poesía contemporánea, periodismo e investigación literaria. Fundada y dirigida por los jóvenes poetas pontevedreses Marcus Daniel Cabada (22) y Tamara Andrés (25), y bajo el consejo editorial del poeta sevillano Pedro Luis Ibáñez Lérida, componen la edición más de 70 poetas de 14 países con edades comprendidas entre los 15 y 83 años, entre ellos escritores, poetas, profesores, investigadores, periodistas, artistas, fotógrafos, traductores o críticos literarios. Sus contenidos, centrados en la literatura gallega, latinoamericana e hispanomagrebí, sitúan a Ligeia como una de las apuestas más plurales en el ámbito de la edición gallega e hispana. Intercambiamos palabras con su editor, Marcus Daniel Cabada:
- ¿De dónde y cómo surge la idea de editar Ligeia?
– Ligeia nace de un afán de nostalgia por lo inminentemente estético, en cuyo origen se vertebra la poesía como fin primero y último. A partir de ahí, tras largos meses de trabajo, actos y cafés con Tamara Andrés y con Pontevedra como marco, Ligeia es fruto del lenguaje para el arte, en todas sus vertientes. Por lo de ahora, creo que sería un error promulgar una definición más exacta, si bien nuestros contenidos tocan lo literario, lo periodístico y la investigación.
“La única base que hoy podemos concebir para la
producción literaria es la relación entre culturas”
- La edición es bilingüe (gallego/español). ¿Es el objetivo una mayor difusión cultural?
– Sí, pero en el sentido más sugestivo de la palabra, y siempre desde una concepción aristotélica de mímesis para la creación, de la que Tamara y yo mucho teorizamos en las puestas a punto para Ligeia. De ese modo, la única base que hoy podemos concebir para la producción literaria es la relación entre culturas, entre autores y sus coetáneos, no por ello olvidándonos de un legado artístico del que hoy poco parecemos transigir y del que, paradójicamente, sólo se nos lega voces impostadas, a veces tan arbitrarias como instrumentalizadas a los aparatos del poder, o, lo que es lo mismo, ancladas al aparato económico.
“Entendemos que la literatura, o la ciencia del
espíritu, es más libre cuanto más se la investiga, no
cuanto más se la explota”
- ¿También nacéis contra ello?
– La preposición contra no entra en nuestra perspectiva, más bien desde y mediante (risas). Lo cierto es que es necesaria una desarticulación de la comprensión de la concepción literaria, en términos tanto de elitismo como de bajeza y denostación por la erudición, esto último ligado a la efusiva publicación de libros de tuits y a la correspondiente y exagerada atención de los medios a ellos. Ligeia nace en torno a los valores de la libertad, pero entendemos que la literatura, o la ciencia del espíritu, es más libre cuanto más se la investiga, no cuanto más se la explota.
- ¿Influye esa privación de libertad “intelectual” en el desarrollo de una cultura?
– Totalmente. El mundo del arte está regido por lo que resta tras la privación de valores. Es algo devastador, y demasiado común. ¿Cómo podemos estar tan hartos de ética y hacer caso omiso a su uso?
“Debemos posicionarnos contra la deshumanización,
incluyendo en ello la integridad moral e intelectual
que la humanidad requiere para existir plenamente, o
por lo menos dentro de la esencia, argumentos y
preceptos de la libertad”
- En vuestro editorial mencionáis esa moralidad necesaria.
– Una moral tan denostada, como estos días podemos observar, por países ilusoriamente determinantes como Italia y EE. UU., o más bien por sus gobiernos. Ciertos sectores y gobernantes abiertamente xenófobos, digamos. No nos gusta. Como activos de cultura primero debemos posicionarnos, parafraseando a Ortega, contra la deshumanización, incluyendo en ello la integridad moral e intelectual que la humanidad requiere para existir plenamente, o por lo menos dentro de la esencia, argumentos y preceptos de la libertad. Ligeia es, según la mitología griega, nombre de sirena, además de esa esa mujer etérea, cambiante y sin identidad a la que Poe antepuso un “Lady” en uno de sus cuentos. Nacemos sobre ese ámbito eminentemente marino y de bifurcación identitaria, y por delante nuestra voluntad de transigencia, apoliticismo y generosidad.
“Ligeia es precisamente un búnker abierto a la
creación, donde lo aislado tiene cabida a través de lo
popular, y viceversa”
- Precisamente esa ausencia de identidad es imagen de vuestros contenidos: literatura gallega, latinoamericana e hispanomagrebí.
– Exacto. Es esencial no tanto la actuación concéntrica y subrayada de los recursos locales, sino el tejido de una puerta abierta a lo universal, a lo global y genérico, y no por ello de menor calibre. Debe primar el intercambio y reunión entre las literaturas, entre las culturas y esencias, y así influirnos recíprocamente.
– ¿Cómo definirías brevemente esa “esencia” de Ligeia?
– Tanto Tamara como yo creemos en la literatura como un espejo repleto de continuas perspectivas, un movimiento que todo puede abarcar o diluir, y, si se me permite el oxímoron, Ligeia es precisamente un búnker abierto a la creación, donde lo aislado tiene cabida a través de lo popular, y viceversa. Y si hablamos de esencias, deberemos suscribir las palabras del maestro: “Desdichado el pobre en espíritu, porque bajo la tierra será lo que ahora es la tierra”.
Ligeia será lanzada el sábado 23, a las 20:00h., en el Espazo Nemonon de Pontevedra.