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ENTREVISTA A LA PROFESORA E INVESTIGADORA DE LA UGR REMEDIOS SÁNCHEZ CON MOTIVO DEL RECONOCIMIENTO A LA ESCRITORA MARILUZ ESCRIBANO, REFERENTE DE LA MEMORIA, LA CONCORDIA Y LA CONCIENCIA CÍVICA, CON MOTIVO DE LA EDICIÓN DE SU POESÍA COMPLETA POR LA EDITORIAL CÁTEDRA
POR ANA PATRICIA SANTAELLA
A.P- Para empezar esta entrevista que promete ser interesante y extensa y entrar directamente en materia: ¿Quién fue Mariluz Escribano?
Mariluz Escribano ha sido seguramente una de las figuras más poliédricas en lo creativo y en su compromiso cívico y social que ha dado Andalucía en los últimos ochenta años. Tal vez la mejor definición es la de Antonio Gallego Morell, Rector que fue de la Universidad de Granada que, cuando escribió sobre ella en el homenaje con motivo de su jubilación, tituló su artículo “Mariluz Escribano, la múltiple”. Mariluz nació en diciembre de 1935, pocos meses antes de que se iniciara el periodo más oscuro de la Historia reciente de España: la Guerra Civil. A poco de que se produjera la sublevación militar, apresaron y fusilaron a su padre, Agustín Escribano, por ser el Director de la Escuela Normal de Maestros. Su madre, Luisa Pueo, fue igualmente represaliada por haber sido la Secretaria de la Escuela de Señoritas Normalistas de Granada, una institución donde se acogía a las jóvenes si recursos pero con talento que querían estudiar. En el fondo del asunto subyacía una venganza: una noche de la primavera de 1936, un grupo de militares borrachos trató de sacar por la fuerza a una joven; Luisa lo impidió y al día siguiente Agustín los denunció en la comisaría. Uno de los denunciados fue José Valdés, que ha pasado a la historia por ser el Gobernador Civil responsable del fusilamiento de García Lorca y de varios miles de personas más. Entre ellos, el profesor Agustín Escribano.
Esa herida de miles de asesinatos nunca ha cerrado del todo en Granada, yo creo que para esa generación ha seguido muy abierta. En el contexto de la posguerra Mariluz Escribano fue una estudiante muy brillante marcada por ser la hija de dos personas “no afectas al régimen” y creo que esto le marcó el carácter. Mariluz ha sido una revolucionaria en todo: se fue a Estados Unidos como profesora en Ohio porque aquí no le daban su sitio en la Escuela Normal (estudio Geografía e Historia como su padre), empezó a escribir en prensa en 1958 (primero en Patria, luego -desde 1973- en Ideal), lideró los movimientos de carácter cívico-ecologista en un tiempo en que las mujeres no tenían espacio en lo público (de hecho, gracias a ella el Carmen de los Mártires, donde escribió San Juan de la Cruz su ‘Cantico espiritual’ sigue siendo patrimonio de todos y no un hotel como los políticos de la época habían acordado con una empresa); en 1970 se incorporó como docente en la Escuela Normal y se enfrentó a las instrucciones de no referirse a Lorca, Miguel Hernandez y tantos otros… Encabezó la primera huelga de PNN en La Normal. Era una pianista y violinista sobresaliente, escribía por las noches… También formó una familia y sacó adelante a sus cinco hijos sola. Después empezó a pintar -expuso en varias ocasiones su obra con notable éxito- y desde los inicios de los noventa organizó ‘Mujeres por Granada’ (un colectivo en defensa del patrimonio) y dirigió la revista literaria de aquel tiempo, Extramuros. Más tarde, en 2004, fundó EntreRíos, la gran revista de Granada para el mundo. Tiene una trayectoria que es muy difícil de resumir. No tengo noticia de una persona tan completa y tan exitosamente polifacética en todo lo que acometía. Ni tan humilde y discreta. Y eso, claro, suscita las habituales suspicacias en las ciudades de provincias donde sigue el patriarcado encubierto marcando lo que es/no es válido.
A.P-Estamos ante un hecho extraordinario y relevante: La edición de la Poesía completa de Mariluz Escribano a cargo de la prestigiosa editorial Cátedra. Saldrá a la luz este 27 de octubre, distribuyéndose a nivel nacional en todas las librerías españolas y en Latinoamérica. Intuyo que el compromiso de defender su obra ha sido muy fuerte y prolongado.
Cuando conocí a Mariluz allá por 2002, ella me regaló sus poemarios ya publicados (que estaban agotados y que guardo como el tesoro que son) y vi la alta calidad de su poesía. Fue en ese preciso instante cuando comprendí la injusticia que suponía que su obra no pudiera ser leída, fui consciente de que ese silenciamiento era un agravio que no sólo la afectaba a ella (y a tantas otras escritoras…) sino que también permitía manipular la realidad de la literatura española y pervertirla. Por eso, veinte años después y con tres libros más publicados con gran éxito (Umbrales de otoño, El corazón de la gacela y Geografía de la memoria), se recopila la poesía completa anotada y con textos manuscritos para ponerla a disposición de los lectores y lectoras que son quienes tendrán la última palabra. A mí, la generosidad de la editorial Cátedra que me encargó que me ocupase de la obra con entera libertad (algo muy infrecuente hoy) me permite cumplir mi palabra con Mariluz de que no caiga en el olvido la sangre de los muertos, el dolor de sus familias, su palabra serena de concordia, de perdón, de ambición de memoria y de justicia. Su deseo que es el mío es que en este tiempo de extremismos que nos ha tocado vivir, seamos conscientes de lo que implican la confrontación, la agresividad que escuchamos en lideres políticos que tratan de destruir la convivencia. Es ahora la sociedad civil la que tiene que tomar conciencia de lo que algunos intentan y no dejarse manejar. Quien lea a Mariluz y conozca su trayectoria expuesta en el estudio preliminar podrá comprender bien lo que quiero decir porque su verdad es la verdad de una generación.
A.P- Usted publicó una excelsa semblanza de ella en la Revista Álabe en ella aseveraba lo siguiente: “Para averiguar nuestra identidad más profunda, ésa que nos hace personas irrepetibles a cada uno, con unas capacidades y unas potencialidades que, bien orientadas, nos hacen crecer dentro y ser útiles a la sociedad. Las personas que nos prestan su mano para hacer ese camino no son los docentes sino los Maestros.
Sí, he aprendido a distinguir que un (o una) docente es alguien que se prepara en la universidad para enseñar luego los conocimientos en relación a una disciplina científica o humanística a otras personas. Ahora bien: ser maestro/a implica otra cosa: los maestros nos enseñan a vivir trascendiendo cualquier materia porque su ejemplo constante, su actitud para afrontar la vida, suponen un espejo en el que debemos mirarnos. Mariluz Escribano enseñó a vivir y dio esperanza de un futuro de justicia e igualdad a mucha gente de mente limpia, con ganas de crecer. A mí Mariluz nunca me dio clase, no fue una docente para mí, por tanto; pero es mi Maestra con mayúsculas.
A.P- ¿Por qué incomprensibles motivos estuvo largo tiempo silenciada?
Se conjugaron muchos condicionantes: empieza a escribir en 1957-58, si no antes. De ese año es el primer poema que conocemos, “Mi ciudad marinera” [se publica en Geografía de la memoria, su último libro]. En ese momento la situación de su madre y la suya propia las obligaba a vivir “haciéndose invisibles” al sistema, al franquismo que tenía a Luisa Pueo muy vigilada, tal y como explica la propia Mariluz en el segundo volumen de sus memorias, Memoria de azúcar. De hecho, con “Mi ciudad marinera” ganó el premio de poesía de la Facultad de Filosofía y Letras; sin embargo su madre no le permitió que fuera a recogerlo por miedo. Ella respetó ese miedo de su madre hasta que ésta murió en 1987 porque era un miedo legítimo para quien se lo habían robado todo: su marido, lo que ambos habían ganado con su esfuerzo, el buen nombre de su esposo… sólo le quedaba esa hija.
Después, cuando empieza a publicar, en 1991, las estructuras literarias y los grupos de poder estaban muy marcados. Una escritora tan independiente y tan libre, tan ajena a las disciplinas y las servidumbres de lo que yo llamo los poetas municipales era imposible que se integrara. Incluso, desde el punto de vista generacional, su posicionamiento ético y estético era distinto a la de las corrientes hegemónicas. Y me dejo para el final lo más importante: era una mujer en una sociedad literaria donde las mujeres han pintado muy poco hasta bien entrado el siglo XXI. El espacio de la poesía es pequeño, y a ciertos grupos de poetas municipales granadinos (los que intentaron opacarla) no le cupo en la cabeza lo que hoy ya representa Mariluz Escribano: su capacidad para traer al presente la memoria de los muertos, de todos los muertos, con una voluntad de concordia y de perdón que no existe en ningún otro autor de su generación; pero también de memoria para que la historia no se repita.
A.P- ¿Qué destacaría de ella como persona, en su trato cercano y personal?
Su humanidad, su compromiso con la justicia y su excepcional sensibilidad. Mariluz siempre tenía la mano tendida a las personas más frágiles, a las personas con dificultades, a los nadie del mundo. No hubo causa social o personal en la que no se involucrara desde su adolescencia hasta poco antes de su muerte en 2019. Ni siquiera la enfermedad que la fue paralizando poco a poco fue capaz de frenarla. Íbamos a todas partes con la silla en los últimos años. Y cuando llegaba a un sitio se metía al público en el bolsillo, fueran niños, jóvenes o mayores. De ella se podía decir lo mismo que de Federico García Lorca: que cuando llegaba a un sitio no hacía frío ni calor. Hacía Mariluz. Estaba siempre pensando en cómo ser útil para una ciudad mejor, para una sociedad mejor desde sus artículos, desde su literatura, desde su palabra. Esa ética que la convierte en una magnífica heredera de Machado, su humildad (no presumía nunca de nada), ese comportamiento de alta dignidad moral, acabó por darle la dimensión que ahora tiene y a mí me conmovía ver cada esfuerzo, cada sacrificio para seguir adelante. Para ella todo era naturalidad, espontaneidad, frescura. Y tenía la rara habilidad de ponerse en los zapatos del otro, para tratar de comprender el por qué de sus actuaciones. Eso la hacía inmune al rencor, a las venganzas y a los odios.
A.P- Siempre le dijo a usted que el magisterio era un “sacerdocio laico”. ¿Qué quería decir con eso?
Le preocupaba esa gente que piensa que ser docente tiene un horario definido: de nueve a dos, las horas que estás en clase, y luego se olvida uno y a otra cosa. Desde que la conocí me dijo que si quería ser una verdadera docente no existen horarios, hay que estar siempre imaginando para sorprender al alumnado, tener disponibilidad plena para ayudarlos a crecer porque así también crecemos nosotros.
Cualquiera que apruebe unas oposiciones para enseñar puede ser un funcionario, un docente si se quiere llamar así. Ahora bien, para quien quiera ser maestro o maestra, no le basta. Aparte de aprobar las oposiciones correspondientes (infantil, primaria, secundaria o universidad) tiene que saber que ha escogido una forma de servir a los demás (y estamos hablando de niños y jóvenes que aprenden de las actitudes que ven a su alrededor, nadie lo olvide) que se debe percibir en cualquier gesto, en la actitud que mostramos las veinticuatro horas del día y los trescientos sesenta y cinco días del año.
A.P- Empezó a publicar tarde en el ámbito literario, en la década de los 90. Sin embargo, fue columnista en diversos diarios, como Ideal en Granada, Jaén y Almería. Quería ante todo crear conciencia cívica. Siendo la mujer que más años ha ejercido como columnista de prensa en Andalucía, (1958-2019). ¿Qué injusticias y atropellos le sublevaban?
Era la voz crítica que defendía la justicia social, la naturaleza frente a la voluntad de cimentar con bloques de pisos la vega, de destruir todo lo bello heredado; reivindicaba una política ética con servidores públicos que estuvieran a la altura de lo que necesita la ciudadanía. Y la clave: la educación y su necesaria mejora como eje para la construcción de la identidad de las nuevas generaciones. Todo con la mejor prosa poética que he leído en prensa, porque ejercer el columnismo no es fácil si se hace como ella se lo planteaba. Hay artículos directamente escritos en endecasílabos. Por su rotunda independencia y su claridad de ideas se ganó un prestigio que la acompañó toda su vida. En Granada bastaba decir Mariluz y todo el mundo sabía a quien se referían treinta años antes de su reconocimiento como escritora. Pocas personas tenían su valentía para llamar a las cosas por su nombre durante la dictadura y luego en la democracia.
A.P- Fue profesora en Estados Unidos y luego en su ciudad natal, Granada, tras vivir en el destierro en Palencia con su madre durante su temprana infancia. ¿Pudo recuperarse de estas heridas?
No, las heridas no cicatrizan, pero se aprende a vivir con ellas. Mariluz supo perdonar tanto dolor, tanta ignominia, tanta sangre inocente derramada. Por eso lo que pedía en sus artículos, en su poesía es que no nos olvidáramos de aquel tiempo de horror para que nunca se volviera a repetir. El problema para su generación creo que es que la Transición cerró en falso el sufrimiento de millones de familias, buscó que se olvidara lo sucedido para empezar de nuevo y eso fue, creo, un gran error. Las víctimas de la guerra volvieron a ser víctimas otra vez con este silenciamiento, con esta voluntad política de pasar página. Lo hablé muchas veces con Mariluz: perdón, sí, es necesario para seguir avanzando como sociedad y también a título individual. Olvido no, eso es una barbaridad. Creo que esta es otra de las razones de que su poesía no calara hasta que en España no empieza a tomarse conciencia de que no se puede construir una democracia desmemoriada de borrón y cuenta nueva. No interesaba visibilizar los temas que aborda Mariluz Escribano. Ahora, con el auge de los radicalismos, su poesía, su voluntad de concordia, alcanzan aún una relevancia mayor porque evidencia la tragedia que suele ser su consecuencia directa.
A.P- Fue nombrada Clásica del Año en Andalucía en 2021 por el Centro Andaluz de las Letras, siendo elegida por su radical compromiso con el ser humano, con la docencia, y con el activismo cultural y ciudadano que practicó
Sí, gracias al impulso de Patricia del Pozo, la que fuera Consejera de Cultura (ahora lo es de Educación). Tengo una gratitud inmensa con ella porque ha sido una gran valedora de lo que representa Mariluz. Ahora entramos en otra fase que es que el cuaderno didáctico que se elaboró hace un año para trabajarlo en los centros educativos andaluces se distribuya y que se cree una estrategia de visibilización de los escritores/as que son Autor/a del Año y Autor/a Clásico (cuando se elige). En breve concretaremos fecha de inicio de esta difusión con Arturo Bernal, el nuevo Consejero de Cultura, que me consta que tiene la mejor voluntad.
A.P- ¿Recibió otros reconocimientos relevantes?
Mariluz ganó el Premio Andalucía de la Crítica con su obra Umbrales de otoño, publicada por Hiperión, en 2013. Tenía 78 años y era una poeta que sorprendió al jurado por su frescura y su personalidad poética tan rotunda, tan asentada a pesar de no ser conocida. Había quien no sabía quién era y quedó fascinado. Hay quien todavía me pregunta que cómo es posible que no hubiera tenido mayor proyección antes. Pero desde 2014 empezaron a llegar los galardones: la Medalla de Oro al Mérito de la Ciudad de Granada, la Granada Coronada, la Bandera de Andalucía… Y, el colofón, tan emocionante: el Premio Elio Antonio de Nebrija de las Letras entregado por Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno. Tardaron en llegar, pero llegaron al final. Y todavía queda mucho por hacer.
A.P- El periodista y escritor, Juan José Téllez ha comentado también en un artículo a ella dedicado, que ejerció una formidable labor como recopiladora de tradiciones populares de la Vega de Granada
Es verdad. Tras el regreso a Granada en 1939, Mariluz y Luisa Pueo estuvieron muy unidas a la familia García Lorca, a los primos que quedaron al cuidado de la Huerta de San Vicente y a Isabel García Rodríguez, tía de Federico, que era quien enseñó al poeta a tocar la guitarra y las canciones, retahílas, romances y todo lo asociado al folklore. También supo inculcar ese amor por la tradición a Mariluz que, luego y siendo ya profesora de la Universidad de Granada, recopiló y publicó junto a su compañera y gran amiga Tadea Fuentes (y otros compañeros ocasionales) once libros dedicados a ello. De hecho, hay poemas suyos impregnados por esos recuerdos.
A.P- Dirigió la revista EntreRíos, de artes y letras. ¿Combinar tantas facetas, todas ellas variadas, supuso para ella alguna renuncia a nivel personal?
Mariluz era incansable. Cuando no escribía, daba clases, otras veces pintaba o acudía a reuniones semanales para defender el patrimonio de Granada. Mientras, crió a sus hijos y obtuvo su cátedra de universidad estudiando de madrugada para las oposiciones. Dirigir una revista (primero Extramuros, luego EntreRios que fundamos en 2004) no suponía un esfuerzo especial. Se le ocurrían proyectos mágicos sobre la marcha. Era pura creatividad, imaginación, talento y compromiso. Era una mujer irrepetible. Siempre que pienso en lo que ella ha sido en esta ciudad recuerdo a Federico García Lorca y aquellos maravillosos versos: Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura…
A.P- ¿Desea despedirse de algún modo? Gracias por participar en Luz Cultural y mostrarnos a esta gran mujer, digna de recuerdos, elogios y auténtico cariño
De Mariluz nunca podré despedirme, sería totalmente incapaz; es parte de mi vida y ella me decía siempre que yo era una prolongación de sus manos, de sus pies. Ahora sus amigos me dicen que me asemejo a ella en sus gestos, hasta en el tono de voz. Eso me llena de emoción y me honra. Fue una segunda madre que supo enseñarme un mundo para mí sorprendente, lleno de creadores generosos: pintores, escritores, escultores… y la historia perdida y casi olvidada de una sociedad distinta, menos individualista. Es un mundo que se está perdiendo pero yo quiero ayudar a que perdure, siquiera en la memoria que son los libros, el futuro. Me comprometí a que se cumpliera su voluntad y en ello he estado. Ahora voy a seguir, ya centrada en su obra creadora porque creo que es necesaria en este momento de desconcierto social, de individualismo exacerbado. A los lectores de Luz Cultural y a usted quiero darles las gracias por su generosidad. Sólo les pido que busquen a una escritora como Mariluz, que hizo de la verdad, de la justicia y de la ética una forma de estar en el mundo. No se arrepentirán.
BIOGRAFÍA
Mariluz Escribano Pueo (Granada, 1935-2019). Cursó estudios de Filosofía y Letras y se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, en la que ha ejercido como Catedrática de Didáctica de Lengua y Literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación durante casi cuarenta años.
Colaboradora habitual de revistas científicas, simultaneó sus estudios teóricos con la creación literaria, tanto en poesía como en prosa poética. Entre sus poemarios destacan Sonetos del alba, (1991, agotado), Desde un mar de silencio (1993, agotado), Canciones de la tarde (1995, agotado), Umbrales de otoño (2013, obra ganadora del Premio Andalucía de la Crítica), El corazón de la gacela (2015) y Geografía de la memoria (2018). También es autora de obras en prosa como Cartas de Praga (1999), Sopas de ajo (2001, 2ª ed.), Memoria de azúcar (2002), Ventanas al jardín (2002), El ojo de cristal (2004), Jardines pájaros (2007), Los caballos ciegos (2008) y Escuela en libertad (2009); en colaboración con Tadea Fuentes ha publicado, Diálogos en Granada (1995) y Papeles del diario de doña Isabel Muley (2º ed. 2008). Fue columnista habitual de Ideal. Diario Regional de Andalucía desde 1971. Antes, desde 1958 lo había sido del diario Patria, lo que la convierte en unas de las primeras mujeres columnistas españolas del siglo XX. Fundó en 2004 y dirigió la prestigiosa publicación semestral EntreRíos. Revista de Arte y Letras hasta su muerte. En los últimos años de su vida recibió diferentes galardones como la Medalla de Oro al Mérito de la Ciudad de Granada, la Bandera de Andalucía y el prestigioso Premio Elio Antonio de Nebrija de las Letras. Falleció en Granada el 20 de julio de 2019 tras una larga y dura enfermedad que no la apartó nunca de su lucha: la reivindicación de la memoria y la defensa de la concordia civil, que son los ejes de su obra y que la convierten en la mejor heredera de Antonio Machado. En 2021 fue nombrada Autora Clásica Andaluza.
ENLACES A VÍDEOS:
https://www.youtube.com/watch?v=UfKU3F-U1ao
https://www.youtube.com/watch?v=GBjqSBMLL2I
POEMA DE SONETOS DEL ALBA DE MARILUZ ESCRIBANO
Tuya es mi voz y el hueco de mi mano,
mi cálida sonrisa intrascendente,
los suspiros que van, sencillamente,
de mi aliento a tu aliento tan lejano.
Nada vive en mi sangre tan cercano
como tu corazón. Serenamente
creces en mi, y en mi como simiente
te guardaré mañana. Y será en vano
que la tarde me llame a la tristeza,
con sus dorados tonos otoñales
porque te tengo a ti por centinela.
Y es tanta la ternura y la tibieza
que derraman tu gesto y tus modales
que tu sola existencia me consuela.
(De Sonetos del alba, 1991)
Escribiré una carta para cinco
Cuando surja la luz de primavera,
y las rosas dibujen sonrisas de colores,
escribiré una carta para cinco muchachos,
contándoles lo mucho que gané con la vida.
Escribiré desde una nube blanca,
con una tinta azul que no la borre el tiempo,
porque no volveré a pisar las arcillas,
ni la dura tristeza del asfalto.
Contaré que mi vida
fue una historia muy larga,
con mapas y lecciones
en un palacio antiguo,
el fragor de los trenes
hacia el país del trigo,
la lluvia sobre el mar
y las arenas suaves.
El Cantábrico allí,
tan lejos de Granada.
Después vinieron ellos,
esos cinco muchachos,
y los días pasaron
con nanas y con besos,
con los ojos dormidos
en cuna almidonada.
Mi corazón estuvo
siempre en guardia con ellos
Y ahora que ya han crecido
y conocen los mundos de las hierbas
los nombres de los pájaros,
la música del mundo,
los placeres del libro,
creo que ya he cumplido
mi misión en la tierra.
Escribiré una carta para cinco
cuando la primavera arribe
y me inunde la casa de amarillos.
(De El corazón de la gacela, 2015)
POEMA DE SONETOS DEL ALBA DE MARILUZ ESCRIBANO
Tuya es mi voz y el hueco de mi mano,
mi cálida sonrisa intrascendente,
los suspiros que van, sencillamente,
de mi aliento a tu aliento tan lejano.
Nada vive en mi sangre tan cercano
como tu corazón. Serenamente
creces en mi, y en mi como simiente
te guardaré mañana. Y será en vano
que la tarde me llame a la tristeza,
con sus dorados tonos otoñales
porque te tengo a ti por centinela.
Y es tanta la ternura y la tibieza
que derraman tu gesto y tus modales
que tu sola existencia me consuela.
(De Sonetos del alba, 1991)
VÍDEOS:
https://www.youtube.com/watch?v=UfKU3F-U1ao
https://www.youtube.com/watch?v=GBjqSBMLL2I
ENTREVISTA A LA PROFESORA E INVESTIGADORA DE LA UGR REMEDIOS SÁNCHEZ CON MOTIVO DEL RECONOCIMIENTO A LA ESCRITORA MARILUZ ESCRIBANO, REFERENTE DE LA MEMORIA, LA CONCORDIA Y LA CONCIENCIA CÍVICA