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ENTREVISTA A LA POETA Y TRADUCTORA RAQUEL LANSEROS
POR ANA PATRICIA SANTAELLA
A.P- Cuéntenos algo especial que haya sucedido en su infancia.
Lo curioso es que la infancia, que es verdadera patria del hombre como bien dijo Rilke, es toda ella un territorio especial y mágico. A medida que pasa el tiempo, esta fascinación va en aumento, hasta ser la época de nuestras vidas que más recordamos cuando llegamos a viejos. Mi infancia es para mí un refugio sagrado, junto al recuerdo de las personas que la habitaron.
A.P- ¿Desde cuándo escribe Raquel Lanseros, propició alguna circunstancia su iniciación?
No me recuerdo sin escribir, ya en la infancia me gustaba dedicar pequeños poemas a las personas de mi familia. No hay ninguna circunstancia concreta que propiciase mi iniciación, más allá del gusto por los libros de poesía que abundaban en la biblioteca de mis padres.
A.P- Enumere, de ser posible, sus pequeños placeres cotidianos.
No creo que disten mucho de los placeres cotidianos de los demás: todas aquellas cosas aparentemente pequeñas percibidas y disfrutadas a través de los cinco sentidos que hacen de la vida un lugar irresistible.
A.P- Para escribir poesía de buena calidad, poesía que penetre o conmueva, ¿qué no ha de faltar, qué es imprescindible que aparezca?
Lo verdaderamente fascinante de la poesía es que no existen recetas posibles para alcanzarla. Podríamos citar varios ingredientes indispensables y siempre encontraríamos un poema de calidad que carece de ellos o al menos no los tiene particularmente definidos. Es el misterio de la poesía: no hay un solo camino hacia ella.
A.P- Antes de pasar a cuestiones literarias, sociales y culturales, entremos en la realidad que nos circunda, en su propia percepción. ¿Cómo el panorama sociopolítico español, ¿le subleva o le indigna algo?
Yo creo que es imposible vivir en la España a día de hoy sin sentirse indignado por muchísimas razones. Vivimos sumidos en un sistema injusto que genera desigualdad y no contribuye a un reparto equitativo de la riqueza ni al fomento de las virtudes y el talento de los ciudadanos.
A.P- Escribe poesía que aborda temática social, ¿por qué lo hace, ha sido reconocida o felicitada por ello, influye el hacerlo en la colectividad que la lee?
El compromiso social es difícil de evitar, especialmente cuando la injusticia circundante se percibe de manera aguda. Trasladarlo a la creación artística es sólo un paso lógico. Ahora bien, la calidad de un poema no está necesariamente relacionada con la razón de la temática que se aborda. En mi caso, sí que ha habido mucha gente que se ha sentido identificada con algún poema social mío, aunque también con poemas sobre otros temas.
A.P- ¿Le afligen las injusticias, la pobreza creciente e imparable, la corrupción disfrazada de ideología que engaña a la ciudadanía?
Me afligen, me soliviantan y a veces me desesperan.
A.P- ¿Qué valoración hace de la amistad en tiempos abusivos de las redes sociales, nos estamos equivocando?
La amistad tiene el mismo valor en todos los tiempos, la verdadera siempre ha sido y será un bien escaso. Las redes sociales pueden ser muy útiles en muchos campos, pero no necesariamente incrementan la cantidad ni la calidad de la amistad, aunque en algunos casos puedan servir para que algunas personas entren en contacto y se conozcan.
A.P- ¿Qué libros permanecen en la retina de su corazón?
Muchísimos, imposible citarlos todos. He sido una lectora voraz desde que tengo uso de razón.
A.P-Además de ser colaboradora habitual de revistas, medios literarios y páginas culturales, es también traductora. Ha traducido a Sylvia Plath, Edgar Allan Poe, Lewis Carroll y Louis Aragon. ¿Resulta complejo y dificultoso traducir, se pueden traducir textos e forma fiable, sin amputaciones o eliminaciones que duelan de los textos originales?
Traducir poesía es siempre un intento cuyos resultados difícilmente estarán a la altura de las expectativas ideales. Aun así, merece siempre la pena trasladar el conocimiento, la intensidad y la belleza de un idioma a otro, porque, si bien es cierto que hay una parte del original que se queda por el camino, otra parte sí llega y esa recompensa es más que suficiente.
Entremos ya en manteca literaria. ¿Qué supuso el que le concedieran un accésit del prestigioso y consagrado premio Adonáis en 2005, le sorprendió entonces?
Me sorprendió, claro, uno nunca espera este tipo de reconocimientos. De hecho, antes de suceder siempre parecen imposibles. Supuso una inmensa gratitud para con las personas del jurado que creyeron en mi poesía (algunos ya desaparecidos, como el gran poeta Diego Jesús Jiménez), a la vez que una posibilidad real de difusión. Le tengo un cariño muy especial a aquel libro, Diario de un destello.
A.P- Ha escrito muchos libros de poesía. De su numerosa descendencia lírica, mencione alguno de sus libros, y si puede, coméntenos el motivo de su elección.
Es difícil elegir entre los libros propios, ya que cada uno de ellos responde a un tiempo concreto y un estado de ánimo. En mi caso, todos han sido fruto de un intenso aprendizaje a través de las vivencias y las lecturas. Por mencionar uno, diré por ejemplo Croniria, por lo que tiene de afán de dilucidar la posibilidad de mantener los sueños a lo largo del tiempo.
A LAS ÓRDENES DEL VIENTO
Para todos los que sienten que no están al mando
Me habría gustado ser discípula de Ícaro.
Hubiera sido hermoso festejar
las bodas de Calixto y Melibea.
Me habría gustado ser
un hitita ante la reina Nefertari
el joven Werther en Río de Janeiro
la deslumbrante dama sevillana
por la que Don José rechazó a Carmen.
Yo quisiera haber sido el huerto del poeta
con su verde árbol y su pozo blanco
el inspector fiscal
con el que conversara Maiakovski.
Me habría gustado amarte. Te lo juro.
Sólo que muchas veces la voluntad no basta.
CONTIGO
Porque no vive el alma entre las cosas
sino en la acción audaz de descifrarlas,
yo amo la luz hermana que alienta mis sentidos.
Mil veces he deseado averiguar quién soy.
Después de tantos nombres,
de tanta travesía hacia mi propia brújula,
podría abrazar la arena durante varios siglos.
Ver pasar el silencio y seguir abrazándola.
No está en mí la verdad, cada segundo
es un fugaz intento de atrapar lo inasible.
La verdad no está en nadie, y aún más lejos
yace del rey que de cualquier mendigo.
Si alguien está pensando en perseguirla
no debe olvidar esto:
el fuego ha sido siempre presagio de declive
como la intensidad antesala de olvido.
Cuando mis ojos vuelvan al origen,
pido un último don.
Nada más os reclamo.
Poned en mi sepulcro las palabras.
Las que dije mil veces
y las que habría deseado decir al menos una.
Guardad en mi costado las palabras.
Las que usé para amar,
las que aprendí a lo largo del camino,
las primeras que oí de labios de mi madre.
Envolvedme entre ellas sin reparo,
no temáis por su peso.
Pero cuidad con mimo la palabra contigo.
Tratadla con respeto.
Colocadla
sobre mi corazón.
La verdad no está en nadie, pero acaso
las palabras pudieran engendrarla.
Quizá entonces aquel a quien dije contigo
y para quien contigo fue toda su costumbre,
se acostará a mi lado con ternura,
juntos en el vacío más sagrado,
cuando la eternidad toma nuestra medida,
cuando la eternidad se pronuncia contigo.
Enlaces
Raquel Lanseros – Espacio Poético 2015
Raquel Lanseros – Espacio Poético 2016