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ENTREVISTA A LA ESCRITORA Y ARTICULISTA DE DIARIO JAÉN ROCIO BIEDMA TRAS LA PUBLICACIÓN DEL POEMARIO CEREZAS EN INVIERNO
POR ANA PATRICIA SANTAELLA
A.P- Desde niña se ha dedicado a otras disciplinas artísticas. ¿Nos lo puede comentar?
Siempre he procurado estar rodeada de música, coros, danza, coreografías, teatro…será porque la expresión artística ha sido una necesidad, una forma de sacar algo que por timidez guardaba, o porque había un mundo interior demasiado extenso y me buscaba todas las formas posibles de expresarlo.
Ya con cuatro años, cabrioleaba en una academia de baile flamenco y ballet, para seguir después con los coros y danzas de mi ciudad, donde crecí bailando y cantando danzas no sólo de toda la provincia de Jaén, que es amplia y rica en folklore, también de Andalucía. Al mismo tiempo, era el comodín de las monjas de mi colegio, que lo mismo me preparaban un canto para el cumpleaños de la Madre Superiora, como me enseñaban el Ave María para una ceremonia importante. También con nueve años cantaba a diario en la iglesia de mi barrio, donde el cura me ponía un cajón de madera para que alcanzase al micro. Y mientras, en casa de mi abuela, donde vivíamos todos los primos, sentaba en la escalera a todos a modo de grada, y hacía teatros, coreografías o canciones escritas a mi abuela o a mi padre. Con el tiempo formé con mis amigas del colegio, un grupo de música llamado “Inquietud”, donde tocaba la guitarra y cantábamos canciones algunas veces compuestas por mí, en bodas, celebraciones o festivales. Después, han habido coros en la Catedral de Jaén, Polifónica -con obras importantes- y mucha felicidad al respecto, pues es algo que me llena inmensamente y que hoy echo mucho de menos.
A.P- Acaba de publicar un poemario con la magnífica editorial Lastura, “Cerezas en invierno”, el cual ha firmado en la Caseta de Huerga y Fierro, en la Feria de Madrid, ya clausurada . ¿De qué trata su poemario, por qué tiene la necesidad de escribirlo, y de qué partes consta?
Es un canto a la vida a través de la naturaleza, que es la que nos enseña a mirar los ciclos vitales con paciencia, con amor y esperanza. Así se realizan las cosechas y así obtenemos sus frutos. La flor de cerezo, delicada y frágil, pero a la vez tenaz en su perfección, representa la belleza y la caducidad de los hombres en el mundo. El ciclo de vida de los cerezos en flor, por lo tanto, el de las personas mismas: nacen, viven en esplendor y luego abandonan el árbol para morir y reconciliarse en paz con el suelo, es decir, el lugar del que venimos.
Este poemario es muy especial ya que en principio iba a ser mi primer libro, y lleva implícita la razón por la que sale a la luz, que es el deseo de la persona que ha escrito el prólogo del mismo, el poeta José María Lopera, con su tenacidad siempre tierna y su aliento para que lo publicase. Por eso, escribirlo no ha sido en sí una necesidad, tan sólo complacer ese deseo, por el inmenso respeto y amor que le proceso.
Escribir historias con principio y fin, en poesía no suele ser habitual, pero sin proponérmelo, surgen así, intentando abrir y cerrar etapas según las viva, y es tal vez mi manera de reflejar lo aprendido: esa luz al final, esa balada a la esperanza, a la vida.
Además de la transitoriedad de la vida, los cerezos también nos enseñan el concepto del resurgir, el florecer, después de haber superado obstáculos o, mejor dicho, de haberlos transformado.
Todos los poemas contienen vocablos relacionados con el cerezo y su mundo, comparando una historia de amor que cual semilla, nace, crece, madura, da sus frutos, se desviste con el otoño, casi enmudece en invierno y sabe siempre que al llegar la primavera, renace de nuevo. Por eso está dividido en cuatro partes, Floración, Maduración, Letargo y Senescencia. Así lo mencionan en su cosecha los agricultores.
A.P- Para escribir poesía de buena calidad, con vistas a quedarse, que nos pueda penetrar y conmover. ¿Qué no debe de faltar, qué resulta del todo imprescindible?
Creo que la verdad de cada sentimiento, la sencillez al vivirlo, la hondura al sentirlo y el transformarlo en belleza siempre, es lo que no debe faltar.
Después, dotarlo de conmovedoras imágenes sentidas desde el alma y una cadencia elegante, es lo imprescindible.
A.P- ¿Qué valoración hace de la amistad en tiempos abusivos de redes sociales y plataformas digitales. ¿Nos estamos equivocando?
La amistad existe, como el amor, como la luz…simplemente hay que cuidarla. Los tiempos abusivos en las redes sociales no deben absorbernos ni robarnos más de lo estrictamente necesario. Las redes sociales nos facilitan mucho, nos muestran el mundo y al mundo, pero no debemos confundir ni la amistad ni la autenticidad en ellas. Algunas veces, a mí misma, me es difícil atender la exigencia que conllevan, pero procuro no darle más importancia de lo que merecen ni olvidarme de mis amigos. Dejarse llevar por este ritmo, estar detrás de una pantalla a todas horas, es justamente la equivocación.
A.P- Colabora actualmente con artículos puntuales en Diario Jaén, empezó dicha colaboración en 2011 ¿ Qué refleja en ellos, qué desea que conozcamos de la realidad que nos circunda?
Durante mi colaboración han habido artículos diversos, algunos hablando de mi ciudad, de los campos de olivares, de la provincia, su historia, sus plazas o calles, sus personajes, sus dolores o alegrías y tantos recuerdos de mi niñez. Otros, dedicados a personas concretas, poetas, pintores, cantaores o defensores y defensoras de algún tema artístico, humanitario o histórico. En otras ocasiones he intentado remover pensamientos sobre lo que la vida actual nos va mostrando y de forma constructiva, tirar un pequeño tironcillo de orejas a nuestros gobernantes.
Siempre ha sido enriquecedor y me obligaba a documentarme e irme a menudo al diccionario, por lo que agradezco esa oportunidad para crecer y aprender otras formas de escribir.
A.P- ¿Qué libros permanecen imborrables en la retina de su corazón?
Pues entre muchos, el primero que llegó a mis manos, con menos de siete años, fue Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Me sabía casi todas las rimas de memoria. Imposible olvidarlo. Más tarde, Platero y yo, Cumbres Borrascosas, el Principito, Pequeño teatro, El Quijote, El Manuscrito Carmesí, La voz a ti debida, Los renglones torcidos de Dios, Memorias de Adriano, Rayuela, Canto General de Neruda, Borrador y No de Manuel Lombardo Duro, Poesía completa de Pizarnik, Las edades del frio de Rafael Guillén, Nada de Carmen Laforet, Sit Tibi Terra Levis de Felipe Sérvulo o Patio de Locos de Andrés Neuman, por ejemplo.
A.P- Ha participado en Encuentros poéticos en Uruguay y Argentina
Si, afortunadamente y con toda la ilusión posible. Han sido dos convocatorias del Encuentro Internacional Poetas y Narradores de las Dos Orillas y Congreso Americano de Literatura, celebrados en Punta del Este, Piriápolis, Rocha, San Carlos y Pan de azúcar (Uruguay) que he tenido el honor de ser invitada por la organización. Este año tengo una nueva invitación para el mes de octubre.
Igualmente recibí invitación desde Buenos Aires para presentar mi poemario El vértigo de la libélula en el Rincón Poético del legendario Cafe Tortoni en el año 2017 y a recitar mis poemas en el año 2018, así como a representar junto al actor Marplatense Horacio Derrón, una obra entrelazando letras de tangos con mi poesía, en La Casa de San Luis. Esta misma función se ha llevado a cabo esta pasada primavera en Barcelona, Madrid y Jaén.
También me hicieron entevistas tanto en Montevideo como en Buenos Aires y en la televisión de San Martín. Igualmente, la poeta y artista plástica Ceci Roriguez me entrevistó en su programa de radio con motivo de mi inclusión en el colectivo internacional, Aunando Artes.
A.P- Suponemos que a los lectores les interesará saber cómo se desarrolla su proceso creativo. ¿Cómo concita a las musas, corrige intensamente sus textos?
Intento leer mucho, escuchar a la naturaleza, a las historias de personas que viven a flor de piel y a mi propio corazón. No me gusta forzar ni un poema ni un texto en prosa, sencillamente me pongo a escribir cuando tengo un sentimiento profundo. Por otro lado, mi corazón siente cosas que mi memoria no retiene, por lo que cuando tengo una necesidad de escribir, de sacarme el alma, lo hago lo antes posible. Sí que es cierto que tengo que estar en silencio, muy tranquila y que por la mañana suelo tener más claras las ideas. Hay personas cercanas que no entienden que a veces desaparezca o desconecte, pero para mí es una necesidad vital, aunque parezca egoísta.
Y sí que corrijo una y otra vez lo que escribo. Nunca acabo de verlo bien. Yo misma me sorprendo. Siempre encuentro algo, a pesar de que la base de un poema siga estando desde el principio, pero siempre procuro dejar reposar lo que escribo, ya lo decía Oliverio Girondo “No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio”.
A.P- ¿Piensa que existen monopolios literarios, se quedan al “margen” gente que debería estar y permanecer?
Siempre.
Este, como otros pequeños o grandes mundos, no se salva de la quema y desprecia sin conocimiento previo, a grandes valores, (la mayoría medio escondidos por su humildad), manteniendo una tendencia a cerrar grupos, a crear círculos infranqueables y a ayudar en general a los que ellos piensan que más venden. También está esa otra parte que llega, está y se mantiene, por su trabajo incesante, por la calidad del mismo y porque gusta al lector, pero lo hace sin necesidad de laureles ni ostentaciones, sólo por amor a la palabra. Es entonces para mí, el más meritorio o meritoria.
A.P- ¿Podría citarnos a poetas y narradores que gozan de su predilección?
Si, a muchos, como Pedro Salinas, Neruda, Alejandra Pizarnik, Juan Gelman, Ángel González, Gioconda Belli, Juan Ramón Jiménez, Delmira Agustini, Bécquer, Góngora, Isabel Allende, Antonio Machado, Ana María Matute, Manuel Lombardo Duro, Natalia Litvinova, Felipe Sérvulo, Mónica Doña, Eslava Galán, Andrés Neuman, Safo, Ibn Hafs al-Yaziri y muchos poetas andalusíes…
A.P- ¿Cuáles virtudes valora más en el ser humano, y cuáles detesta hasta decir basta?
Valoro la humildad, la autenticidad y la bondad.
Detesto sobre todo la mentira, la hipocresía y la ignominia.
A.P- ¿Le sublevan las injusticias? ¿Cuáles le causan mayor irritación y desasosiego?
Injusticias existen demasiadas. Cada uno tiene su escala de valores, pero para mí, que se haga daño de la forma que sea a los niños, que se desprecie o se ignore a los diferentes y que los que deciden hacer la guerra dejen víctimas inocentes en su cometido, es lo que más me duele y me horroriza. Las personas que somos especialmente sensibles, más que irritarnos, sufrimos, sentimos a flor de piel cada envite que ocurra ante nosotros. Matar mujeres por una falta tremenda de respeto. Abusar de niños o personas que no se pueden defender. Pensar que se es más por ser de una raza determinada o de una clase social establecida, es doloroso igualmente. Y en general, también me duelen la falta de empatía y la mentira.
A.P- Es habitual percatarse, por desgracia, del ego de los poetas y otros creadores en general, ¿Cómo lo mantiene a raya, de padecerlo, ¿cómo logra evitarlo?
Intento asimilar de lo que escucho y veo. Por naturaleza soy luchadora y tengo la necesidad de aprender siempre, una sed de aprender más, y creo que pensar que no tengo nada hecho aún, que me queda mucho por aprender y por vivir, que mi capacidad de trabajo nunca se colma y que prefiero vivir con los pies en la tierra y la sencillez de un alma sensible, me hace ser yo misma. No necesito cambiar esto.
A.P- Antes de despedirnos y poner punto final a esta entrevista, ¿desea decir algo antes de marcharse?
Claro, decir GRACIAS Ana Santaella, por haber contado conmigo para contestar estas interesantes preguntas, que en momentos me han traído lindos recuerdos o me han permitido reflexionar. Decir GRACIAS por considerar que mi palabra puede aportar algo a una revista con tanto rigor y profesionalidad como Luz Cultural. Y decir GRACIAS a cada una de las personas que la han hecho posible.
- Fragmento del prólogo.
Metafóricamente, en este libro, Rocío Biedma inspira las circunstancias de sus sentimientos en fases de un cerezo, que me parece un árbol precioso, femenino y fuerte, cuyas flores son efímeras como este amor sentido, pero que su periodo natural le permite rendir cuentas de sus estaciones (tiempo-esencia): es decir, primavera (floración); verano (maduración); otoño (letargo) e invierno (senescencia y fin), ciclo que también existe cuando un amor empieza, crece, madura y muere con la esperanza de que después es posible que nazca un brote, en el que, a pesar de las muchas desilusiones y empeños, podrán haber también “Cerezas en invierno”, buscando felicidad amorosa, aunque sea necesario gozar esencia con caricias apasionadas o morderla con disposición a sacrificio hasta llegar a la íntima semilla perdurable.
José María Lopera
- Es posible que la poesía, como el amor, suceda. Es posible que venga cuando ella quiera. Y hasta es posible que la poesía habite en ese sur secreto que tenemos todos los poetas en el abismo sin fin de nuestra sensibilidad.Pero el sur, además de una ilusión, también es un lugar cierto. Donde hay personas que viven y sufren, aman y escriben para transmitirnos esa vida que no le pertenece porque se la ha prestado la poesía.
En ese sur mágico y, a la vez, real te topas un buen día con Rocío Biedma que renace “cual marzo” en un Jaén que, como en los cuentos de mi niñez, solo había amaneceres y geranios arrebolados en los balcones.
Rocío lejana y, sin embargo, pegada al corazón. Siempre en el “vértice de un rayo de luz”.
Felipe Sérvulo
– Cerezas en invierno
Campo de amor, campo de cerezos.
Otros antes que yo vinieron un día
y otros luego verán, como decae
la amada forma esbelta y recordarlo
De cuanto gloria es cifra de un amor hermoso
Luis Cernuda
He saltado desde el perfil del aire para sumergirme en el abismo del océano y salir hacia la luz para nadar buscando el equilibrio.
Ella de forma serena pero lentamente profunda nos introduce en su universo poético, es decir, nos embruja y nos hace participes de las estaciones de su corazón que nada y todo tienen que ver con el tiempo primario saltando sobre el vacío, la flor del desengaño y la plenitud y éxtasis de amor.
“Conozco tu nombre.
Ahora sé que podremos
recordanos siempre
quienes somos”
Las cerezas de un rojo exuberante, son el hilo conductor de una y otra historia extraordinaria a través de los días las horas que se viven en un campo de amor palabras veladas que dejan entrever los cuerpos anudados, la soledad que espanta el frío del amanecer.
Nos dice la poeta:
“No hay una palabra exacta
ni una luz incomparable en la mañana”
Es la voz callada en el silencio en los labios blancos de hielo de la Luna, los cerezos temblando de frío en la noche aterida de Enero hibernando el amor, que estallará con las rosas en el hermoso y cándido calor de una primavera enamorada, arroyo pequeño, río sereno, regando los campos del amor, en el pecho blanco de una mujer, queriendo, herida y melancólica.
“No cantan las chicharras
volaron hace siglos, más al sur
a los campos de olivares”
Vienen las hermosas metáforas dejando por las páginas un fuego inextinguible, un alma tierna de nardo florecido un corazón, esperando en la tarde.
“Te adentras en mis sábanas
sin notar siquiera
la humedad que dejaron
mis lágrimas”
Rocio Biedma, querido lector no descubro nada nuevo es la forma exacta de la poesía. Quiero decir emoción, ternura, maestría, verdad, sueño, bailando siempre en el instante de las grandes verdades.
Paco Mateos
Sevilla a 16 de mayo de 2019
POEMAS
Nosotros
Cuando algo sucede,
se queda sucediendo para siempre.
Boabdil el Zogoibi
En el vértice de un rayo de luz,
te he reconocido.
Y ha comenzado a virar
todo el silencio de las aves.
Conozco tu nombre.
Ahora sé que podremos,
recordarnos siempre
quienes somos.
Morir en Kerasos
La sensualidad
elige su vestido.
Ginés Liébana
Haces tuyo
éste silencio del viento,
que acerca sus delirios
bordeando tus pétalos,
donde crepita una levedad
de sencillez exacta.
Te dejas extirpar
por un hálito que te mece,
con dignidad, sin mácula,
como lágrima del cosmos
de belleza desmayada.
Tus corolas tan breves,
nimias y desnudas
como lentos párpados,
aletean intactas
para besar Kerasos
con tus labios de nácar.
Y en un instante
de luz evanescente,
de milagros diminutos
como dúctiles velos de novia,
en una danza sensual,
posas tu pureza, allí,
donde elijes morir
como una caricia
en un tapiz de alas blancas.
Rocío Biedma
Rocío Biedma, una poeta cuya sensibilidad es capaz de captar aquello que para los demás puede pasar desapercibido. Siempre transmite paz, nunca inquietud ni desasosiego. La poesía de Rocío se puede tocar hasta con las manos; nos llega al corazón y se percibe en el alma. Leer a Rocío Biedma es conocerla sin dobleces.