- ENDIMION EN ANDALUCÍA - 1 de diciembre de 2024
- DURRELL Y LAS UVAS EN CHIPRE - 9 de noviembre de 2024
- UN JAPONÉS VARADO EN PATAGONIA - 2 de noviembre de 2024
EL PATO EMPAPADO POR LA LLUVIA
Y seremos como ese pato empapado por la lluvia.
La digitalización consiste en evaporarlo todo, abstraerlo todo. Convertir la carne concreta en dígito abstracto, la persona de carne y hueso en una fórmula o un número de incidencia. Hacer de todo un gas, escamotearlo todo. Pero yo espero que ese gas se condense de nuevo en forma de lluvia. Y que esa lluvia concreta caiga por nuestros cuerpos concretos, tan sutiles, tan matizados, tan informulables, y nos haga sentir los poros, la cadencia de los hombros, la curva de la espalda. Que una lluvia torrencial e intensa nos haga sentirnos a todos otra vez torrenciales e intensos. Que nos diga otra vez que existimos.
Sustituyen la vida por la máquina. En realidad se niega la vida, se decide que un ser vivo solo es una máquina muy compleja. Todo es cuestión de programas y mecanismos, de acciones y reacciones. Se les entrega la Tierra a las máquinas, se arrincona a las personas. Y no es solo que las personas pierdan trabajo, en el supermercado la empleada me sonríe mucho más cada vez que me niego a pagar en la máquina. También es que me deprime tremendamente tratar con máquinas en todas partes. Que me contesten al teléfono, que me sirvan una bebida, que me impongan la declaración de Hacienda, dicen que también me servirán la bebida en el bar. ¿Es muy raro que prefiera a una persona sonriente y viva que me hable de su tía del pueblo? ¿Que se relacione conmigo sin estar programada? El robot muerto y frío me dirá con sonrisa vacía: lo siento, eso no está en mi programa.
Sustituyen el cuerpo por la voz. No escuchas al ser completo que tienes al lado pero escuchas una voz en una máquina. Si la tuvieras al lado no le harías ni caso pero te pasas horas diciendo trivialidades con él si está en otra parte.
Sustituyen lo real por lo virtual. Ya no importan los seres vivos, importan sus imágenes a todo brillo en internet. Te pasas años mirando imágenes brillantes de un pez espada y no quieres ver el pez espada en el mar donde está. Una vez un fanático de la tecnología me dijo con furia: no me importa nada el pez espada real, prefiero verlo con toda nitidez en internet.
Sustituyen lo real por lo falso. En las redes sociales inventan todo y falsean todo. Sueltan todo tipo de desmesuras y de paranoias. Inventan la muerte de las personas. Manosean los datos. La realidad ya no existe, nos queda la duda sobre todo, o todo vale, todo se evapora. Cualquier capricho que uno tenga, lo primero que se le ocurra, queda registrado en internet. Le deseas la muerte a alguien en un segundo y lo escribes, no hay nada que pensar. Y se inventan personas falsas, cuentas falsas, datos falsos. Todo da igual, nada tiene importancia.
Sustituyen lo denso por lo trivial. Ya no es que sustituyas “El túnel” de Sábato o “El extranjero” de Camus por el best seller de la semana pasada que aún no pasó de moda. Ya no es que sustituya un ensayo reflexivo por un programa basura o un video estúpido. Ni siquiera eso. Incluso cualquier página pensada se sustituye por una frase apresurada, por un escupitajo. Por cualquier trivialidad que te venga a la cabeza y que no tengas que filtrar. Suéltalo todo, todo da igual, y nada vale nada.
Sustituyen la carne por el vapor (ni eso siquiera). Ya no es necesario tocar una piel, notar las clavículas de alguien, pasarle el dedo por la espalda. No es necesario ver el dolor, la angustia, la dicha, en el rostro con poros de alguien. Solo importa el vapor, las ondas, la nube, la inanidad. Lo inconsistente. El mundo se ha evaporado, el mundo ya no existe.
Sustituyen el aire por el tufo. En lugar del aire vivo que llena los pulmones, que te hace sentir lleno, tenemos ese tufo a cerrado, a cosa fabricada, a gas artificial. Todo se evapora, ya no tocamos, ya no vemos. Nos evaporamos, pero no para ser ángeles, sino para ser ectoplasmas, menos que ectoplasmas. Todo es artificial y todo es gaseoso, hay que ver cuanto progresamos.
Sustituyen lo mate por lo brillante. La vida real es mate, matizada, con sombras. Siempre esconde algo, siempre tiene algo debajo que la contradice. Pero ahora nos imponen lo brillante, lo estridente. La imagen tan nítida del ordenador de última generación que te rompe los ojos. La grabación de alta fidelidad de una pureza que te resulta muerta.
La digitalización consiste en abstraerlo todo, quitarle su carne a todo. Y su personalidad y sus matices. Y su riqueza que no cabe en ninguna fórmula. Y lo que tiene de irrepetible, sin algoritmo posible. La densidad única de cada instante, que es diferente a todos los otros instantes. Y cada uno de nosotros único y diferente e irrepetible. Pero yo espero que el vapor se condense otra vez en lluvia, y nos caiga por los ojos, nos moje las cejas y las pestañas, nos resbale por las mejillas, nos encuentre en nuestros cuellos, se demore en nuestras clavículas. Y nos traiga todos los recuerdos vivos otra vez. Y nos diga que existimos. Que de verdad existimos.
Y seremos como ese pato empapado por la lluvia.
EL PATO EMPAPADO POR LA LLUVIA
ANTONIO COSTA GÓMEZ
FOTO: CONSUELO DE ARCO