El Pantano de Giribaile

El Pantano de Giribaile

Maria Loreto Sutil Jimenez
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Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo. Aristóteles

 EL PANTANO DE GIRIBAILE, De NATALIO CAMARERO SOLANA

El libro tiene un lenguaje culto sin llegar a ser enrevesado… entretenido y didáctico, puesto que está basado en hechos reales, históricos… por lo tanto es recomendable para lectores de todas las edades que serán sorprendidos gratamente.

La novela está ubicada en los años finales de la Reconquista, cuándo los últimos reductos moriscos se habían replegado en Andalucía hasta ser acorralados en Granada, algunos de ellos se convirtieron al cristianismo para no ser expulsados de sus hogares. Así, dentro de las paredes vivían una religión y fuera otra.

En aquellos años la vida no tenía mucho valor, las guerras se sucedían y tenía más importancia implantar tu religión sobre la otra, tu pensamiento por encima del de los demás… pasando meses y años fuera de sus moradas, alejados de su familia, por una lucha del poder y de la ambición… es la eterna batalla por el dominio, por imponer, por poseer… que siempre se sigue repitiendo.

El mensaje que nos da el libro es primordial: el bien y el mal caminan juntos, de la mano y tanto el uno como el otro tienen una dimensión eterna, infinita… esa es la misiva profunda del libro.

El personaje Rodrigo que representa la bondad y la gratitud la mantiene en el tiempo y se acrecienta… mientras que Gil que representa la picaresca, la maldad se mantiene y se acrecienta igualmente en el tiempo. Así la dimensión espiritual es un reflejo en el infinito, si es del bien del bien y si es del mal del mal… a través de tus hijos, de tus nietos que lo aprenden se repite y se hace finalmente genético.

El final de la novela es lo más lírico… la protagonista pierde la cabeza por el sufrimiento y lo expresa a través de un poema que va recitando por el bosque. Por ahí va liberando todo lo que ha vivido y el dolor que tiene en su corazón.

Al fin y al cabo, la novela no es otra cosa que el reflejo de la condición humana.

Sería interesante buscar los lugares reales a los que alude la novela y escuchar música de la época mientras disfrutamos de su lectura.

Aún no se ha llevado al celuloide.

Desnuda soy, desnuda digo: soñadora.

Mª Loreto Sutil Jiménez

 

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