EL LLANTO DE WILLY BRANDT
Un hombre solitario y poderoso
Está de rodillas, penitente.
Llora copiosas lágrimas,
Llora por las víctimas inocentes,
Llora de vergüenza infinita
Porque los asesinos eran bestias
Más que hombres,
De su propia patria y lengua.
Llora Willy Brandt desconsolado,
Jefe de un gobierno germano
En la Democracia impuesta,
En la Alemania ya libre
Por el enemigo vencedor y generoso,
Porque en la mitad comunista
Solo hay lacayos, títeres y esclavos
Del poder soviético opresor,
Que al Trono de Stalin todos deben
Acatamiento, obediencia, sumisión;
De ese mismo Stalin,
Carnicero aliado a Hitler,
Que a Polonia invadió.
El visitante en Varsovia
Llora ante el Memorial, arrodillado,
Recordatorio del Holocausto perpetrado:
Millones de hombres y mujeres,
Desde niños hasta ancianos,
Judíos, gitanos y de otras minorías,
Con furia genocida asesinados,
A ritmo de turnos de fábrica
Y precisión planificada a sangre fría,
Con saña criminal que espanta y horroriza.
Todos inocentes, todos indefensos,
Fueron masacrados con frialdad asesina
Por gente alucinada con perversas mentiras,
Por gente de alma ruin y miserable
Y un Estado Alemán hecho criminal,
En manos de canallas,
Cuyas tesis oficiales sostenían:
Que no somos los hombres de naturaleza igual,
Que ellos, Nazis, por regodearse viles en el fango,
Eran “la raza superior” y les tocaba,
Aberrados, matar y ser amos.
Eran gente mala, vil e ignorante,
Que vivían en error gigante,
Desconocían la historia irrefutable
De la pretendida “raza superior”:
Cuando ya era viejo para griegos y romanos
De la Antigüedad conocida,
Construir en piedra grandes ciudades,
Puentes, acueductos y teatros,
Debatir de Ciencias, Artes y Filosofía,
Sus antepasados eran bárbaros
Que ni alfabeto tenían;
Chozas y cabañas de troncos
Lo más avanzado que construían.
Llora Willy Brandt aunque inocente,
Que al Nazismo se enfrentó con valentía,
Combatió con palabras y con armas,
Enfrentó la Gran Barbarie,
A cuyas banderas juraron serles fieles
Heidegger y demás Nazis, muchos miles,
Refocilados partidarios de crueles pesadillas,
Impunes por la desmemoria, el olvido y la mentira,
Quienes ni una disculpa, ni arrepentimiento,
Jamás expresaron en sus largas vidas.
Nunca pidieron perdón ni expiaron sus culpas,
Muy bien escondidas.
Quizá solo lamentaron la derrota,
No lograr sus delirios de dominación y conquista,
Sus metas de esclavizar
O exterminar en todo el ancho mundo,
A la Humanidad excluida
En sus locuras racistas, asesinas.
Hombres perversos, malvados,
Cuya “voluntad depoder” era su guía,
Degenerados a la bestialidad atávica,
Siempre acechante desde los abismos,
Fracasos de la civilización,
Renegados de todo Dios y de Cristo,
Que oprimir, esclavizar, asesinar,
Exterminar, de los Nazis era rito.
Destronado el Emperador
Por la Gran Guerra perdida,
No por su culpa genocida,
Ningún gobernante alemán
Por los Hereros y Namas lloró,
Cientos de miles de muertos,
Pueblos enteros a balazos asesinados,
O quemados vivos, envenenados,
A golpes, de sed, enfermos sin medicinas,
Muertos de hambre o extenuados
Del duro e inhumano trabajo,
Y como esclavos tratados,
Que muchos fueron encadenados,
Seres humanos de piel negra y hermosa,
De su propia tierra desterrados,
En su suelo africano atrozmente asesinados
Por Lothar von Trotha y demás delincuentes
Del Ejército Imperial del Káiser alemán,
Guillermo II de infame memoria,
Todos degenerados y genocidas,
Compañeros de Hitler en ruindad,
Crimen, racismo y desvaríos.
Por no llorar a las víctimas africanas
Del genocidio alemán en Namibia cometido,
Reincidió Alemania y lloró Willy Brandt,
Todo en un mismo siglo.
En tres décadas
Dos guerras de conquista desastrosas,
Totalmente aplastados, vencidos,
Y dos genocidios, pavorosos,
Es el prontuario de la fementida “raza superior”,
Incapaz de pensar y sentir compasión,
Que admiró a necios y dementes por sabios,
Fácil rebaño de charlatanes
Con disfraz de políticos o intelectuales,
Que la rebajaron a actuar como animales,
A cometer crímenes monstruosos,
A ser tarados morales,
Seres irracionales, salvajes brutales;
Y su legado vergonzoso, dos manchas imborrables,
Sin posible perdón ni olvido,
Cuestionan a la Humanidad entera:
Somos aún una especie egoísta,
Primitiva, bárbara y salvaje.
No hemos aprendido que todos somos iguales,
Que la Humanidad es una sola,
Que su piel es hermosa en todos los colores y lugares,
Que debemos superar la larga barbarie,
No solo de los nazis alemanes, de los fascistas italianos,
De los japoneses militaristas, de los asesinos comunistas
De la escuela de Mao y Stalin,
O de falsos patriotas disfrazados,
De cada Genocidio perpetrado,
Que media Europa y medio mundo,
Era antisemita, racista, intolerante,
De fanatismos, odios y locura plagados.
Debemos ser humanos, no terribles monstruos criminales,
Criaturas ruines, abominables, infames.
Por eso, de rodillas, lloró Willy Brandt,
Solo era posible llorar,
Y con él lloramos todos,
Lloró la Humanidad.
MARIO RAIMUNDO CAIMACÁN
(De su Poemario “Poemas de un Mundo Salvaje” de 2023)
EL LLANTO DE WILLY BRANDT