EL FANTASMA DE LA ÓPERA, LA OBRA DE GASTÓN LEROUX
(Qué se esconde tras las máscaras del artista)
Autor: Francisco José García Carbonell
El amor, el terror y drama en toda su máxima extensión se dan la mano en esta obra neogótica de Gastón Leroux. Sin lugar a dudas una sucesión de emociones que recorrieron mi piel y consiguieron levanantar, del mismo modo, un profundo latido en mi corazón surgieron tras leer el libro. Todo se fue atemperando después al tratar de reflexionar sobre el mismo.
Lo grotesco debe esconderse al mundo y lo bello adquirir sonoridad. El amor es un juego caótico que inrrita esos límites entre los cuales somos encerrados por nuestros sentidos. El fantasma deja escapar el genio, mientras esconde su fealdad tras la máscara, tras los angostos pasillos subterráneos, tras el misterio. Todo en él aspira a la belleza como una manera de exorcizar esa imperfección física que lo atenaza entre la penumbra.
La anestesia que produce la máscara simbólica de la actriz de ópera, principal protagonista, pervierte al genio y lo hace desaposentarse de la recta razón, lo sumerge en un mar de confusiones que terminan por estropear la aristocracia de su temple, la determinación de velar por el bien de aquello que ha logrado construir y que tanto reporta a los demás.,
Por otro lado, la inmensa Opera de París es la farmacia en donde a modo de catarsis el tormento parece esfumarse.. El artista es libre a través de la consecución de su arte, es el ejemplo que sabe bailar entre el mundo de la razón social y el juego ocioso de la música embriagadora. Esta obra va mucho más allá de una bella y una bestia predeterminados a hacer triunfar lo doloroso del amor (porque el amor para bien o para mal siempre sale victorioso), esta es el juego trágico que nos eleva hasta las cosas serias de la existencia, lo cual nos lleva a preguntarnos ¿vale la pena vivir la vida? Apartarnos de esta pregunta a través de esas míseras adaptaciones que se hacen a día de hoy, todas ellas reducidas a un melodrama amoroso y con canciones ñoñas, es quedar sometidos a un mundo pergeñado de felicidad superflua, apartada de la realidad del sinsentido de las cosas.
El mundo es cruel aunque está lleno de posibilidades poéticas, tan oscuras y vitalizadoras como la propia poesía que indica dichas posibilidades futuras. El fantasma se regodea en el misterio mientras va creando un mundo a su medida. Solo falla una cosa en sus pretensiones, algo que rompe con esa máscara, la simbólica, y que descubre lo real de ese rostro que desea ocultar, un beso que no sea fingido.
EL FANTASMA DE LA ÓPERA, LA OBRA DE GASTÓN LEROUX