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Diego Medina (Málaga, 1985). Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Compagina su actividad literaria con la edición y la enseñanza. Ha trabajado como becario del Área de Publicaciones de la Biblioteca Nacional de España. Actualmente es profesor de español en la Universidad de Rennes 2 en Francia, en el Centro Cultural de Español de la misma ciudad y codirige la colección Monosabio de poesía y narrativa que edita el Ayuntamiento de Málaga. Accésit del premio Adonáis de poesía (2019) con el libro Todo cuanto es verdad (Rialp, 2020). Premio Manuel Alcántara en su XXVI edición con el poema «Contrapicado». Premio Malagacrea (2010) de poesía con el libro Las formas familiares. Premio Cero de poesía (2014), fruto del cual publicaría el libro He visto la vida más humana (2015). Premio de poesía de la Universidad Autónoma de Madrid (2016). Premio de poesía María Zambrano (UNED y Fundación Unicaja) con el libro A pesar del frío (El toro celeste, 2019). En 2009 publicó el libro de poesía Urbana Babel (Colección Monosabio). En 2017 publica en la Colección Puerta del Mar el libro de poesía Mar de Iroise. Su poesía ha sido recogida en diferentes antologías y revistas.
A MÁLAGA
Su cuerpo me devuelve a las orillas,
los mares escondidos en mi alma
pueden romper los diques de este pecho
e inundar mi memoria en marejada.
A veces ella viene a visitarme
y la vida me habla en sus palabras,
camino torpe por su mundo inmenso
como el niño que fui una vez al alba.
Azul de los azules más ociosos,
voy recorriendo el cielo por su espalda
y si ella me mira, taciturna,
encuentro aquella tarde en su mirada,
sus mejillas, crepúsculos mojados,
cálidas se derriten en mi cara.
Recuerdo aquel verano por sus muslos:
el paseo de arena iluminada,
Pedregalejo al ocaso, quince años,
las niñas con bikinis en las playas:
recorro por su vientre aquel recuerdo
de ciudad transparente, sola, ingrávida.
A veces ella viene a visitarme
envuelta siempre en vendavales de alas,
veo en los espejos de sus dientes
las pálidas gaviotas de las calas,
los bucles esmaltados de las olas
son sus rizos salvajes en el agua,
sus ojos Gibralfaros donde miro
la bahía celeste de mi infancia.
Málaga es más azul desde el recuerdo,
como un cuerpo que al cielo deslumbrara.
[de He visto la vida más humana, 2015]
CONTRAPICADO
Desde La Tour de Bretagne de Nantes
Abajo la ciudad nos contemplaba
en un contrapicado fastuoso
urdida en la corteza de las calles,
éramos esta vez
nosotros los gigantes y vigías del abismo.
No había edificio que pudiera
vencer la altura inmensa de sus ojos,
urbanas aves
que posan el deseo en ascensores
y suben por encima de las tardes.
Fundida al horizonte, recuerdo su sonrisa,
trémula por la luz que claudicaba,
y el rayo verde – al fin nuestra esperanza
encendida en la lumbre de una estrella
se desplomaba astuta en la certeza
de la sangre caliente y de las bocas.
Dos cuerpos que habían conquistado
el tiempo y su metrópoli
se besaban de noche vencedores
de la hora incesante,
del tráfico perpetuo de los días.
Abajo la ciudad les contemplaba
perdidos en la cumbre de las lámparas:
más alto era el amor que los tejados.
[Inédito, 2018]
RECICLAJE
Nos hicieron creer que reciclaban la basura,
nos educaron para adorar
contenedores
hasta arriba de dioses muertos.
Los vimos aquel día
juntar nuestros despojos
en plena calle —un sol mugriento alumbra
las carcajadas—.
A nadie le importó si cuidadosamente
yo separé la muerte de mi herida
o el amor arranqué
de un tetrabrik de leche desnatada .
Así intuyo que debe ser la vida
y sin embargo
echaré este poema al azul
cuando termine.
[de Todo cuanto es verdad, Colección Adonáis (Rialp), 2020]
Diego Medina
Image by Joachim Thiemann from Pixabay