De Gales a la Patagonia
Por Bruno Sabella
El 28 de julio de 1865 llegó a las costas de la provincia de Chubut un barco llamado “Mimosa”, el cual traía a los primeros pobladores galeses a la Patagonia argentina. El mismo procedía del puerto inglés de Liverpool, en el que se trasladaban 153 colonos galeses. La llegada fue al Golfo Nuevo, en cercanías a la actual ciudad de Puerto Madryn. Debido a la falta de agua, los pobladores decidieron trasladarse hacia el valle inferior del río Chubut, dando origen al centro de la colonización galesa en la Patagonia.
En la pequeña ciudad de Gaimán, la cual se encuentra a 37 kilómetros de Rawson, la capital de la provincia, somos testigos del legado de los galeses. A pesar de ser un pueblo típicamente de origen gales, estas tierras antiguamente fueron habitadas por los tehuelches, de donde deriva el nombre “Gaimán”, que significa “piedra de afilar” en Tehuelche.
Gaimán es famoso por sus casas de té, las cuales representan un gran atractivo turístico a nivel histórico tanto a nivel nacional, como internacional. Las mismas están ligadas a los primeros colonos galeses de la zona y son un fiel testimonio de la inmigración galesa en esta parte de Argentina. Visitar una casa de té gales es adentrarse en un mundo que nos transporta a lo más profundo de esta cultura, en ellas podemos disfrutar no solamente las exquisiteces regionales, sino también sentir la cálida bienvenida de los descendientes de los galeses, que mantienen sus tradiciones más vivas que nunca. Una visita a Gaimán no está completa sin merendar en alguna de ellas. La más famosa es Ty Te Caerdydd, por haber recibido a Lady Di en 1995. Aquí se conserva el espacio y utensilios utilizados por la fallecida princesa de Gales, que dan testimonio de su visita.
Una propuesta interesante también resulta transitar el “llamado camino de los galeses”, el cual es un circuito turístico que pone en valor justamente el legado de los galeses en la provincia de Chubut. Es un trayecto de aproximadamente unos 40 kilómetros en el valle, el cual permite que podamos apreciar las antiguas capillas galesas, así como también visitar algunas de las chacras donde se fabrican diversos productos regionales, como mermeladas, dulces, quesos, entre otros. Poder transitar la belleza natural de este hermoso valle, así como también experimentar en primera persona las tradiciones típicas de los galeses, es una experiencia muy enriquecedora y valiosa que ningún viajero debería perderse.
Otro de los lugares característicos de la inmigración galesa en la Patagonia es Dolavón, un pueblo que se remonta a los días de la llegada de los primeros colonos galeses a la Patagonia. Su nombre proviene del galés y significa “Prado del río”, en referencia a la belleza de sus alrededores. Dolavon se encuentra a 35 kilómetros de la ciudad de Trelew, y es posible llegar a través de la Ruta Nacional N° 25.
Dolavon conserva muchas huellas de la colonización galesa del siglo XIX, como por ejemplo su canal de riego, el cual atraviesa el centro del pueblo. En Dolavon también se destacan las históricas norias, antiguos elementos de madera circulares con forma de ruedas, cuya función era la de levantar el agua de los numerosos canales de riego, los cuales fueron construidos hace más de un siglo por los colonos galeses. Al caminar por el pueblo, observamos el canal de riego que atraviesa el centro y su típica noria. Esta bella postal nos transporta a un clima que pareciera ser de otra época. En el pueblo se destacan las construcciones típicas de chapa y ladrillo (de origen galés), así como también las capillas.
Al visitar Dolavon nos damos cuenta que estamos en un pueblo típicamente galés, el cual bien podría estar ubicado en Gales. Todos los asentamientos galeses se caracterizan por ser muy verdes. Los primeros colonos galeses que se asentaron en la zona lo hicieron por la cercanía con el río, lo cual era clave para poder desarrollar nuevos pueblos. Los galeses trabajaron muy duro, soportando las duras inclemencias del clima en la Patagonia.
Los primeros tiempos fueron muy difíciles. Sin embargo, la comunidad se mantuvo unida. Al principio, fue muy difícil trabajar la tierra y llegaron a perder las cosechas en varias oportunidades por las crecidas del río Chubut, y las inundaciones que éstas causaban. Todo cambió cuando implementaron sistemas de riego y norias, lo cual determinaría el éxito de la comunidad.
Uno de los atractivos históricos de Dolavon es el molinero harinero, el cual fue construido en 1927 para trabajar el trigo que los pioneros cosechaban en la región. Funcionó hasta la década del 40, cuando el gobierno decidió subsidiar el trigo del norte del país, lo cual provocó la decadencia de los trigos en la Patagonia. El molino se encuentra intacto y en la actualidad es un museo.
En su patio posterior hay un restaurante llamado “La Molineda” donde se elabora cerveza artesanal patagónica, así como también ofrece otros productos típicos de la zona. Aunque la especialidad del restaurante son sus pastas elaboradas con harina procesada allí mismo. Es posible acceder a las visitas guiadas, las cuales tienen una duración de 45 minutos. Durante las visitas se les cuenta a los turistas acerca del lugar y su historia, así como también se pone en funcionamiento la maquinaria del antiguo molino.
Los pueblos galeses se destacan también por sus capillas. Y en Dolavon hay una de las tantas que merece ser visitada en el valle inferior del Río Chubut. Los colonos galeses que llegaron a Chubut se mantuvieron firmes en sus tradiciones religiosas. Para ellos la religión siempre fue muy importante. Hay un dicho muy conocido en la comunidad galesa que dice que “cuando un inglés llega a un lugar, lo primero que construye es un negocio; un americano una escuela; y un galés, una capilla”. Para los primeros galeses que llegaron, la Patagonia era una especie de “tierra prometida”. A miles de kilómetros de Gales, aquí serían “libres” y podrían hablar su idioma y profesar su religión, a diferencia de su patria, donde los ingleses los mantenían oprimidos, hasta el punto de prohibirles hablar en galés.
Los primeros edificios que construyeron para llevar a cabo las ceremonias religiosas al principio también funcionaban como escuelas y puntos de encuentro para conversar y tratar temas relacionados con la comunidad. Actualmente hay 16 capillas distribuidas en el valle inferior del río Chubut, las cuales forman parte de un valioso legado histórico. Las capillas se caracterizan por sus fachadas sobrias de ladrillos cocidos y sus techos de chapa a dos aguas. Hoy existe un circuito turístico denominado “la ruta de las capillas”, a través del cual es posible visitar las capillas de todas las ciudades chubutenses que ellos fundaron a lo largo del río Chubut.
Una de ellas es la capilla Glan Alaw, la cual está cerca de la ruta provincial 7, en la zona cercana a Dolavon. La capilla fue inaugurada en 1887 y su nombre recuerda al donante del terreno, Owen Jones (Glan Alaw, en galés). La gran mayoría de los organizadores de la capilla pertenecían a la congregación metodista calvinista. La capilla se encuentra rodeada de árboles y una hermosa vegetación. Es un lugar muy tranquilo e ideal para relajarse, caminar y contemplar la belleza del lugar. El legado de los galeses se mantiene vivo en la actualidad. Cada año, el 28 de julio se celebra en Chubut el “Día del Desembarco”, el cual conmemora la llegada de los primeros colonos galeses. En esa fecha, en todas las capillas del valle del río Chubut se hacen ceremonias, una de ellas es servir el té acompañado de la típica “torta galesa”, una exquisitez que ningún turista debería perderse. También se realizan festivales de música y poesías en lengua galesa.
Han pasado casi 200 años desde la llegada de los primeros colonos galeses, cuando un pequeño grupo de hombres y mujeres llegó al sur de Argentina para poder empezar una nueva vida en la Patagonia, un vasto territorio no solamente llena de bellezas naturales, sino también rica en historias con mucho valor cultural y humano.
Acerca del autor:
Bruno Sabella es argentino y reside en la ciudad de Buenos Aires. Es periodista independiente y escritor. Actualmente es columnista y reportero en medios de comunicación de Argentina y España. Además, es miembro de la OMPT (Organización Mundial de Periodismo Turístico). Sus artículos y reportajes se publican en diversos diarios, revistas especializadas en turismo, así como también en medios digitales de interés general. Como escritor y comunicador, se interesa por diferentes temáticas como cultura, historia, sociedad, literatura y actualidad.
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