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Javier Sánchez Menéndez, De cuna y sepultura, Ediciones El Gallo de Oro, Bilbao, 2018
QUEVEDO COMO GUÍA DEL PESIMISMO
José Cenizo Jiménez
De Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964), autor de varios libros de poesía y ensayo, comentábamos al hilo de su libro de poemas El baile del diablo, publicado por Renacimiento, la presencia de una visión agridulce de la vida y del amor, ya reflejada en el título, como ocurre ahora como De cuna y sepultura, verdadero homenaje a Quevedo y su conocido pesimismo vital y social.
Esta vez en prosa, a veces en apenas dos líneas, Sánchez Menéndez encuentra el desahogo perfecto para su sentir existencial y existencialista. En “Soluciones”, desde el principio nos deja sus cartas marcadas de decepción: “(…) Ha concluido otro día sin solución. Seguimos sin entender el motivo central, la disciplina, la justicia social, la propia vida. No busques soluciones, no existen” (p. 15).
Las preguntas existenciales las sustenta sobre su propia conciencia pero también demostrando aprecio a variados filósofos y poetas, un recurso intertextual mediante citas y alusiones a Quevedo, Bécquer, Platón, Aristóteles, Rilke, María Zambrano… En “Silencio” nos dice: “Definitivamente dios no es bueno” (p. 52), y señala la minúscula con cursiva, Dios no, dios. Y más adelante, en “Treinta y tres” proclama: “Hasta la propia poesía acaba siendo extraña. Todo es mentira, falso” (pp. 60-61). Como contrapunto, parece encontrar en la naturaleza lo deseable y puro: “La claridad y la armonía se encuentran en la naturaleza” (p. 30).
Aborda el planteamiento metapoético o metaliterario en varios momentos, describiendo su relación con el acto creativo, hablando sobre la palabra y la música, ahondando en las lecturas realizadas: “Se marcha la palabra y el vacío se impone entre la realidad y las formas elementales” (p. 71).
En conjunto, el autor nos ofrece un reflexivo conjunto de prosas con perfiles filosóficos y un fondo de anteriores lecturas enriquecedoras dinamizadas y revitalizadas aquí. Se subtitula Sexto libro de Fábula, a la espera quedamos del siguiente.