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Danilo López Román nació en Nicaragua en 1954. Después de estadías en Honduras y Portugal emigró en 1985con su esposa y tres hijas a los EUA, país del cual es ciudadano desde 1996. Arquitecto de profesión, Danilo tiene una Maestría en Administración de Empresas (INCAE Business School), un Ph.D. en Administración Pública, y un Máster en Escritura Creativa (MFA) por la Universidad de Texas.
Antólogo, poeta, y promotor cultural, sus poemas y narraciones han sido publicadas en numerosas revistas impresas y digitales de EUA y Latinoamérica, entre otras Linden Lane Magazine, Hayden Ferry Review, Border Senses, Chachalaca Review, Horizontes, El Pez y la Serpiente, La Prensa Literaria, Carrier Pigeon, y Baquiana. Ha aparecido en antologías poéticas de Nicaragua, Venezuela, EUA, Palestina y Argentina, y ha sido invitado a leer en las ferias internacionales de poesía de Miami, Barranquilla, Austin, Dallas, y Granada (Nicaragua).
Entre sus ocho colecciones de poesía publicadas están “God, Woman & Country” (American Fraternity Ediciones, Miami 1996), “Dona Nobis Pacem” (Morris Publishing, Nebraska 2006) -ambas publicadas con el patrocinio de Miami-Dade County Cultural Affairs Council- y “Extraña Ciudad” (2017 Amazon).
Almanaques
I
1 Sé que me voy al otro lado, al país de infinitas dimensiones, con
2 Muchas iras sin resolver, y viejas nieves y estaciones que
3 Me fueron queridas por breves y calladas.
4 En el final de sus días el hombre es maestro de inútiles honores,
5 No se deja llevar por estridentes conciertos ni
6 Letárgicas plañideras, no lo ciegan luces pequeñas ni lo
7 Deslumbran fértiles gargantas.
8 En la orilla de una muerte gris, como el cemento,
9 Dura, como el acero, nadie lo acompaña.
II
10 Que nadie me extienda mirtos ni lavanda
11 Entiéndase que somos insignificante
12 Partícula en la infinidad del universo.
13 Cuando el polvo que somos carezca de peso y sonido,
14 Cuando aquellos que iban detrás de mi hayan desaparecido en
15 un manto oscuro y deforme,
16 Si nadie nos oye explotar, si nadie nos ve apagarnos
17 Tiritando en el frio, ¿acaso algún día existimos?
Adioses
I
18 Cruzaremos nuestros pasos en la ciudad y no
19 nos vamos a encontrar.
20 La vida, el tiempo, son así, nos desgastan las
21 facciones. La memoria, como el agua, reduce
22 moles de basalto a guijarros transparentes
23 y una guerra interna nos abrasa con palabras de
24 mercurio y acentos de metal.
25 Es inevitable el olvido, se empieza
26 por ser invisible a la algarabía ajena.
27 No te ven pasar en medio de
28 ellos, insomne, deseoso,
29 habitante de un país gris-oscuro en
30 el borde de la nada.
II
31 Tiempo indecible atrás, decidiste penetrar en
32 la noche infinita, meditaciones de otoño, con
33 pasos de hierro. Resinosos olvidos construyeron
34 tu laboriosa respiración presente.
35 Mientras otros te descartan en baúles de
36 viejas heridas, cuando el deseo de vivir te ha
37 abandonado, cuando todos han borrado las huellas,
38 las aristas, cuando los monstruos disecados se han
39 disuelto en arenas pesadas de tiempo… es momento de
40 obliterar los velos que cargaste, las esporas que
41 esparciste. Incinerar tus heraldos, perderte en la
42 niebla. Tener piedad.
III
43 Primero tu voz se hace gutural
44 Luego tu inoportuna estampa es presagio de
45 cosas imposibles, extrañas como un naufragio.
46 Después tu silencio alcanza botas y oídos, te
47 narran como a un pasado milenario o
48 te ignoran como a un resto en desalojo,
49 una rama caída, deshojada, seca. Esa es tu
50 identidad de viaje, un corto inaudible
51 gemido que el viento se tragó. Un pantano hundido en
52 la selva solitaria, bruñida de bosques herméticos.
53 Un soplo efímero que la noche olvida, siempre
54 viejo, siempre arcano. Inútil.
Mayo-Junio 2015