Cuenco de Azahar, La Bella Contemplación

Cuenco de Azahar, La Bella Contemplación

Ana Isabel Alvea Sanchez
Últimas entradas de Ana Isabel Alvea Sanchez (ver todo)

 CUENCO DE AZAHAR, LA BELLA CONTEMPLACIÓN.

Cuenco de azahar es un bello libro y no solo por sus acertados haikus, sino gracias también a las ilustraciones de Florencio Luque que acompañan a los poemas. Prologado por el profesor, y especialista en poesía japonesa, Fernando Rodríguez-Izquierdo, destaca en su prólogo el conocimiento que subyace en estos poemas, procedente de muchos de los saberes de Gregorio Dávila: psicología, fotografía, su largo recorrido en la poesía y en el haiku. Versos que, a semejanza de una fotografía, nos revelan a ráfagas la realidad. Una revelación nacida de la contemplación y que trasciende la escena concreta que refleja, así por ejemplo el poema siguiente:

Solo el tiempo

de verlo allí en la rama,

y se va el gorrión.

Será a través de la descripción de la escena sumamente visual- el breve instante en el que ve un gorrión en la rama, que pronto vuela-, como el autor tratará el tema de la fugacidad de la vida, la brevedad de todas las cosas o lo efímero de la propia belleza.

 Se destaca igualmente en el prólogo un agudo sentido de observación. Nos encontramos entonces con una actitud contemplativa, propia de este tipo de poesía, en la que debemos de resaltar la MIRADA DEL ARTISTA. Una mirada elaborada y trabajada, tanto por su faceta de fotógrafo como por la de poeta, y que le hace lanzar sus flechas mucho más lejos, realizar un proceso más hondo y genuino de percepción. De este modo logra ver aquello que para cualquier otro pasaría desapercibido. No es casual, por tanto, que el libro se inicie con la siguiente cita de Luis Rosales: “La admiración ha tirado de mí, desde pequeño, y he crecido mirando”. Fruto de ese mirar, este haiku:

El río al alba;

la luz de las farolas

ondulando.

Además de atender a la realidad con una mirada mucho más penetrante, tenemos que destacar la elegancia de su escritura, la capacidad de saber ver lo bello de la vida y de saber transmitirlo con delicadeza y sensibilidad. Y no es fácil aportar conocimiento y gracia en la suma brevedad de 17 sílabas.

Amaneciendo;

van del silencio al trino

las jacarandas.

En este haiku también nos sitúa en el amanecer- muchos poemas están inspirados en el alba- . Describe el trino de los pájaros anunciando el Cuenco de Azaharamanecer, pero en lugar de trinar los pájaros- una expresión más común y tópica- , con el uso de la sinécdoque son las jacarandas, en cuyas ramas están los pájaros, quienes van del silencio al trino. Un buen manejo de los recursos literarios.

Quiero poner de manifiesto otro rasgo, uno que ayuda a la comprensión de los poemas, a pesar de su brevedad. Los haikus suelen ser ambiguos, abiertos, a veces demasiado ambiguos; pero Gregorio trabaja como un arquero la precisión, pule y precisa, sin menoscabar las posibles significaciones que podríamos encontrar- pues todos sabemos que la poesía es polisémica -. Deja la puerta abierta al lector a través de la sugerencia, a la vez que perfila y acota su significado, toda una sutil paradoja. Precisa un significado que puede provocar otros posibles, según el lector, pero el que quiere transmitir lo leemos con claridad.

No sé si sabréis que el haiku procedía del Renga o estrofas encadenadas y que alcanza su evolución, tal como la conocemos, en el siglo XVII con maestros como Matsuo Basho. Y que hay haikus de muy diferentes estilos.

El haiku, como lo define el profesor Fernando Rodríguez-Izquierdo en su libro El haiku japonés, es imagen o impacto de un momento sentido con profundidad, imagen hondamente sentida en un momento de iluminación. Por su sentido trascendente, dicha imagen se eleva a símbolo.

Tenemos que advertir que Gregorio no escribe en todo momento haikus clásicos, con su cómputo silábico; aunque mayoritariamente cumplen la métrica y en los que no se ajusta exactamente a 5-7-5, tienen una medida muy aproximada. Tampoco cumple en todos el requisito de indicar la estación del año; aunque la naturaleza y los animales estén muy presentes, o la exigencia de no poder aparecer el  propio sujeto en los versos.

Mi padre enfermo,

el azahar por el suelo

desparramado.

Estoy indicando las excepciones, pues leeremos muchos haikus clásicos, pero también encontraremos haikus modernos, urbanos, innovadores, contemporáneos, que testimonian a veces escenas de nuestro tiempo y de nuestra sociedad.

Semáforo en rojo,

Donde el negrito vende

pañuelos blancos.

Creo que podemos decir que hay cierto panteísmo en muchos de sus haikus, un sentimiento de unión con la naturaleza y con otros animales, por muy insignificantes que parezcan,  como la hormiga:

¿También tú,

hormiga de la acera,

cambias de rumbo?

Haikus que retratan la belleza del instante, imágenes que trascienden la descripción o escena para hablarnos de la inocencia de la niñez, la quietud de los hogares de ancianos, la soledad, la enfermedad, del dolor o la felicidad o resaltar la belleza del mundo y de lo cotidiano.

No es banal el poso adquirido a lo largo de los años, no hallaréis banalidad en este libro, ni tampoco es casual que su autor sea el responsable del foro Paseos. Net- taller de iniciación al haiku; tampoco es azaroso que haya obtenido el Premio especial Museo Histórico Masamune Date del III Premio Internacional de Haiku por Japón Tsunenaga Hasekura (2016), el XIX Premio de Poesía García de la Huerta (2017) o el XXII Certamen de Poesía Pepa Cantarero (2018). Buena carta de presentación para asomarse a la lectura de su poesía.

Alba de invierno,

de vagón en vagón

la luna llena.

 Ana Isabel Alvea Sánchez

Cuenco de Azahar, La Bella Contemplación

Literatura

0 0 votes
Article Rating
Suscribir
Notificar de
guest
0 Comments
Más antiguo
Noticias Más votados
Inline Feedbacks
View all comments
0
Me encantaría saber tu opinión, por favor comenta.x
()
x