Cuando se vaya  el temor

Cuando se vaya  el temor

Carlos J. Rascón

 Cuando se vaya  el temor

 Por Manuel Tiberio Bermúdez

 

No sé qué tanto seamos  conscientes de que nuestra presencia sobre el  planeta, ha sido y es,  un largo  proceso   de depredación y degradación desmedida de nuestros entornos en favor de modelos de producción que arrasan sin compasión  en busca del desarrollo excesivo o la riqueza ilimitada.

Nuestra civilización es dañina conscientemente. No se impone barreras para minimizar los perjuicios que le  causamos a la casa en la que nos alojamos temporalmente. Los seres humanos perdimos el respeto por todas las formas de vida y menospreciamos aquellas existencias que nos acompañan en esta aventura sobre el planeta.

Hablamos de conciencia ecológica como un asunto de los demás, pero no ha anidado en cada uno de nosotros la razón mínima de responsabilidad para con el ambiente. No pensamos con humildad en un futuro colectivo sino que perversamente animamos el  futuro individual. No somos conscientes de la palabra humanidad, es decir, que tenemos compromisos particulares, pero sobre todo, tenemos que fomentar y practicar responsabilidades colectivas que redunden en el bienestar de todos y no en el de unos pocos.

En este momento tormentoso que vive la humanidad y que nos ha obligado al confinamiento doloroso y aterrador, ha servido para reafirmar que el planeta nos habla, nos implora, nos ha dado señales que desoímos por intolerancia, por soberbia por ambición personal, y entonces, maravillados hemos visto como las otras especies han vuelto a los hábitats  que les habíamos usurpado en nuestras desbocadas  ansias de poseer sin medida.

Cuando este momento pase, cuando volvamos a las actividades cotidianas que nos permitan la nueva normalidad, ojala los seres humanos, escapados de la muerte,  tengan otra mirada sobre nuestra tierra, la valoren, la respeten  y hayamos aprendido la lección de la obligación que tenemos de un mundo mejor para todos en el que respetemos a los seres vivos que comparten con nosotros la magia de la existencia.

Pero no hay que esperar mucho de nuestra especie pues hay algo interno que parecería no nos permite ser mejores. Cuando las sonrisas se puedan abrir paso en nuestro rostro  sin el temor que hoy nos acobarda, y ese temblor de miedo que hoy tenemos,  haya pasado, quizá recordando lo vivido, le demos un trato más amable a este mundo que nos tocó en suerte para vivir:  pero lo dudo.

0 0 votes
Article Rating
Suscribir
Notificar de
guest

Captcha *Límite de tiempo excedido. Por favor complete el captcha una vez más.

0 Comments
Más antiguo
Noticias Más votados
Inline Feedbacks
View all comments
0
Me encantaría saber tu opinión, por favor comenta.x
()
x