Entre los premios obtenidos figuran, el Ciudad de Linares, el Internacional de Poesía Ciudad de Melilla y la Beca a la Creación Literaria del Ministerio de Cultura. Finalista por dos veces del Premio de la Crítica de Andalucía.
Cabe mencionar en lo narrativo: Quebdani. El cerco de la estirpe, Ediciones 29, Barcelona, 1997; La Mudanza, Ediciones 29, Barcelona, 1997; Chronique d’une vengeance, Ed. L’Harmattan, París, 2007. Cuando la noche cambia el color de las cosas, Ed. Port-Royal, Granada, 2009; Lucía o la inasible sustancia del tiempo, Ed. El Toro Celeste, Málaga, 2014; El Vuelo de la Salamandra, Ed. El Toro Celeste, Málaga, 2015. El Renegado, Consejería de Cultura, Servicio de Publicaciones, Melilla, 2021. La Encrucijada, Ed. El Toro Celeste, Málaga, 2024.
- ¿CUÁL ES EL PAPEL DEL ARTE EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL? - 20 de abril de 2024
- EL PRODIGIO DE LO MÁGICO EN LA PINTURA DE STVELANA KALACHNIK - 13 de abril de 2024
- LAS SUPERPOSICIONES EN LA ESCULTURA DE SUSO DE MARCOS - 31 de marzo de 2024
¿CUÁL ES EL PAPEL DEL ARTE EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL?
Por Antonio Abad
Esta pregunta nos lleva a plantearnos ciertas dudas sobre la consideración de unos valores artísticos que en muchos de los casos se rigen por las leyes de la oferta y la demanda del mercado.
La vanguardias beligerantes de los últimos tiempos empeñadas en suplir lo analógico por lo virtual, con repetidas dosis de conceptualismo, han contribuido no solo a trastocar los cimientos de algunos postulados estéticos sino también a crear ese clima de confusión en el que nos movemos.
Desde el minimalismo hasta la ‘artisticidad’ de cualquier hecho cultural el sentido de la cosa artística está desembocando en un verdadero despropósito, cuando no en el propio fraude de algunas de las obras que cuelgan en casi todos los museos de arte contemporáneo. A esto hay que añadir el protagonismo de las instituciones en su afán de democratizar la cultura como otro bien de consumo.
Bien es sabido que este ideal democratizador está impregnando, con una pátina redentora, cualquier experiencia artística hasta el punto de convertir el arte en una convención social, dando lugar a ese nuevo postulado de que «será arte todo aquello que la sociedad considere que es arte». Las fórmulas interactivas (el arte interactivo), es decir, la intervención del espectador en la obra, no es otra cosa que otra fase del consumismo revestido de una falsa democratización.
El rechazo del esfuerzo y el imperio de lo fácil solo producen un arte que no es popular sino populista, y que está basado exclusivamente en el derrumbe de los cánones clásicos. Podemos afirmar, por tanto, que la misma idea democrática que abolió los privilegios de determinados sectores dominantes de nuestra sociedad, ha abolido también el verdadero talento y el ingenio en su ideal de homogenizarlo todo. De esta manera, el arte está dejando de ser una experiencia individual que busca la perfección para convertirse en un bien exclusivamente crematístico.
La aparición, por otro lado, de la llamada industria cultural, si bien ha permitido facilitar el acceso a la cultura de gran parte de la población, ha creado al mismo tiempo una realidad consumible y opaca donde todo tiene cabida para el ocioso espectador. Desde dicha perspectiva el público más que participar de la actividad artística consume sin llegar a comprender el significado de la misma, optando las mayoría de las veces en acaparar con la cámara de su móvil todo aquello que se le ofrece para no sé sabe qué fin, convirtiéndose en un prolífico Diógenes de imágenes dispersas y atropelladas. La cultura, en este caso, se ha transformado en una cultura del entretenimiento caracterizada por lo absurdo de una vulgar consideración, y sin más criterios que los derivados de la eclosión del turismo como simple moneda de cambio.
Es cierto que los museos se ven desbordados de visitantes, y que son muchas las actividades culturales que se programan a lo largo y lo ancho de nuestro país.
Sin embargo, con la entronización de lo efímero —por ejemplo—, los irracionales criterios del mercado, y la presencia de un público muy obediente a las modas que le imponen los mass media, hacen que el arte de nuestro días discurra huero y confuso, como si la crisis política y social que padecemos se hubiera instalado, igualmente, en el ánimo artístico de nuestra enferma sociedad.
¿CUÁL ES EL PAPEL DEL ARTE EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL?
