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El Conde de Montecristo de Alexandre Dumas
El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa.
Miguel de Cervantes
El conde de Montecristo, la novela de Alexandre Dumas, se desarrolla en Francia, Italia y varias islas del Mediterráneo. Abarca un amplio periodo de la historia: los cien días del gobierno de Napoleón I, el reinado de Luis XVIII de Francia, el reinado de Carlos X de Francia y de Luis Felipe de Francia.
Se trata de una obra que en su momento se publicó por entregas en periódicos, por lo que, perfectamente, pueden aislarse y diferenciarse pequeños bloques estancos dentro de las mil diez páginas en las que se prolonga la historia completa. Así, la creación está escrita para un público amante de novelones y folletines, con una pluma ágil, sutil muy buena en los diálogos, aunque, a veces, repetitiva y excesiva. Eso sí, capaz de mantener la intriga ávida hasta que aparecía la siguiente entrega.
Dantès es un extraordinario marinero que está a un paso de ver cumplidos sus sueños: casarse con la mujer que ama, ser ascendido a capitán de su navío y poder ofrecer así mejor nivel de vida a su padre. La envidia y el odio hacen que su compañero y el primo de su amada urdan un plan para llevarlo a prisión. Todos los elementos pugnan en su contra, pues el juez, sabiéndolo inocente lo condena, porque el desventurado Dantès tiene información que interfiere en su ambiciosa trayectoria. En la cárcel, Dantès, donde solo desea la muerte, conoce al abate Faria. El abate Faria es un ser singular, con él Dàntes recupera la alegría y la fuerza; lo que nos recuera que el ser humano es sociable por naturaleza y necesita el contacto con los demás para sentirse vivo. No solo encuentra compañía con Faria, este ser extraordinariamente culto trasmite a Dantès su sabiduría. Ahora, a su lado los días transcurren suaves y pasan ligeros como hojas arrastradas por una leve brisa. El abate, además de ofrecerle sus conocimientos, pone en su poder el plano donde se haya un soberbio tesoro que una vez fuera de prisión le dará el poder que sola ofrece la riqueza. Dantès consigue fugarse del calabozo, y encuentra el tesoro con el plano que le dio su amigo el abate Faria, en la isa de Montecristo. A partir de ese momento vive para vengarse de sus malhechores.
La novela que había empezado con tintes de realidad, como una novela histórica, a partir de la fuga de Dantés, y según nos adentramos en la narración, se convierte en una novela de aventuras que te introduce en un mundo de fantasía; el conde se convierte en un personaje ficticio que, a veces, se enviste de poderes divinos.
Destacamos algunos capítulos:
*Los que transcurren en el castillo de If, unidos Dantès y el abate Faria por lo que amamos la cultura.
*Los referentes al carnaval de Roma porque nos aportan conocimientos.
*Los referentes a Eugénie y la señorita d´Armilly, como dos mujeres adelantadas a su tiempo dispuestas a defender su libertad de pensamiento, su independencia y su amor por el arte.
También destacamos en el libro frases memorables dignas de mención:
—Para todos los males hay dos remedios: el tiempo y el silencio.
—Para conseguir mis planes solo tengo dos adversarios: el paso del tiempo y otro más terrible, mi condición de hombre mortal.
—Aprender no es saber. La memoria hace a unos, la filosofía hace a otros.
—Solo aquel que ha experimentado el infortunio extremo es capaz de sentir la extrema felicidad.
Envidia, cobardía, ambición, odio, venganza: los peores sentimientos del ser humano los hemos visto reflejados en el devenir de las páginas de esta obra. En la novela, como en la vida, el bien y el mal caminan unidos; es el crecimiento personal el que nos ayuda a discernir y elegir el camino correcto.
Como conclusión diremos: “Que es el amor el que redime no la venganza, que dejaremos la justicia a los jueces y para los creyentes como dice san Pablo: Siendo Dios quien justifica, ¿quién condenará?”
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