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Por Francisco Vélez Nieto
Graig Johnson. Castigo para los buenos. Siruela- Policíaca
En el mundo podrido en esta sociedad donde nos desenvolvemos, estornudamos y tiramos de la cadena defendiéndonos de mil maneras, entre muchas personas víctimas inocentes de los grupos y mafias, desalmados cuyo objetivo es lucro y rapiña por encima de todo apaleando a los honrados. Pero igualmente existen personas que luchan y se juegan el tipo y el pellejo en todo un pulso por defender a la sociedad de tantos tipejos y clanes que la ensangrientan de luto. Suelen ser personajes muy marcados por la vida, vehementes, frente a las circunstancias en las que se ven implicados, afrontándolas con dignidad y compromiso social. Uno de estos impactantes actores es Walter Longmire veterano sheriff de la pequeña población de Durant, en el tranquilo condado de Absaroka del Estado de Wyoming. Personaje que ha sido creado por el autor norteamericano Craig Johnson (Huntington, Virginia, 1961) para ser protagonista de historias, pura ficción de novela negra que termina por ser reflejo de nuestra sociedad habitada por seres humanos normales de los cuales muchos se deshumanizan.
Y este sheriff que lleva consigo marcadas las heridas del tiempo vivido, esas que van y vienen en la mente, porque la memoria no puede ser sobornada ni oscurecida, ya que la persona no es nada sin memoria. Ella es protagonista invisible de la historia que lleva el título de Castigo para los buenos, tercera novela editada por “Siruela-policíaca” que viene precedida por otros dos títulos: Fría venganza y Una muerte solitaria, ambas también publicadas en esta editorial cuya versión al español se debe a María Porras Sánchez.
Este personaje duro por fuera, humano por dentro, se palpa por su filosofía y actitud ante la sociedad a la que como representante de la ley participa, un hombre del fabuloso y legendario Oeste, vaquero que usa botas de montar, sombrero tejano y un Colt del 45. Todo un riguroso protagonista que acepta el pulso de la pelea hasta ser vencedor, nunca vencido, dispuesto a los más duros enfrenamientos. Personalidad convencida del compromiso con el papel que ha aceptado sin por ello pretender ser el héroe, pues lo suyo es vocación y deberes, hacer cumplir la ley como si se encontrara en ese añorado antiguo Oeste americano, de aquí el espejo ambiente que refleja un pasado histórico cargado de añoranzas. No es como el inolvidable compatriota y enorme narrador Elmore Leonard que perdimos no hace mucho, de difícil imitación o suplantación, aunque todo buen escritor, para ser bueno, se debe a la influencia heredada de los grandes autores y maestros anteriores de la novela negra, Walt Longmire tiene su propia efigie personal y un fiel acompañante y fino calculador, sobrio como tiene que ser n indio que además Posee dos culturas, la heredada de sus antepasado y la adquirida en la saciedad por esfuerzo en saber.
Un cuarto de siglo como activo defensor de la ley justa, sin perder la calma para cuando el deber lo exige como sheriff del condado de Absaroka, transitar por mundo meditando sobre el bien y el mal con la retranca de veterano vaquero. Y resulta que cuando decide tomarse unas merecidas vacaciones acompañado de su amigo Henry Oso en Pie compañero de aventuras y su fiel perro que atiende por Perro brotan problemas. Vacaciones en Filadelfia para pasar unos días con su hija Candy. Mas todo fue llegar a la inquietante metrópoli su hija sufre un delicado accidente quedado en estado de coma que al parecer no ha sido voluntario sino intencionado.
El impacto adquiere forma de drama puesto que su mimada criatura cuenta con pocas esperanzas de recuperación. Como sheriff, aunque no está dentro de su jurisdicción, decide investigar el caso, encontrar al culpable o culpables, para lo que contará con el apoyo del clan Moretti, familia de su ayudante Vic, que forman una saga de policías que trabaja en Filadelfia y por supuesto co su ayudante Henry Oso en Pie. Esta es la trama y el suspense que ofrece Castigo para los buenos a los amantes la novela negra con tensiones y diálogos envolventes, sutiles y desafiadores. Todo es ingenió y sofisticación por parte de este viejo sheriff, la tenacidad de un cowboy que procede como policía a su manera sin volver la espalda a la amistad y los vínculos familiares, responsable de la tenacidad necesaria con la que tener esperanza y poder afrontar los golpes duros de la vida.