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Carolina Bustos Beltrán (Bogotá, 1979)
Poeta y narradora, cofundadora del colectivo artístico Crue Poétique, reside en Francia desde 2003, ha vivido también en Portugal y España. Ha sido galardonada en varias ocasiones en poesía, cuento y relato breve. Recibió en 2015 el Tercer Premio del Concurso Ediciones Embalaje del XXX Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo por su poemario Lecciones de UrbEnidad, Tabogo & Otras ciudades recorridas. En 2016 Estación Tropical & Otros poemas sinuosos fue finalista del Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’. Sus cuentos y poemas han sido publicados en antologías, revistas y blogs en América Latina y Europa y han sido traducidos al portugués, al francés y al italiano. Ha publicado Sueño Stereo, Editorial Caza de Libros, 2014 y Ediciones Altazor, 2017. En 2018 publica Polifonías Dispersas poemario No. 148 que hace parte de la colección “Un Libro por Centavos” de la Decanatura Cultural de la Universidad Externado de Colombia.
NO BABY GRACIAS,
esto no es Disneylandia,
Toxy apesta a lacrimógenos y
las bombas caen
las veo.
Hay cuerpos desaparecidos,
la TV es una lluvia de líneas verticales con un ruido intenso.
No baby gracias,

mi útero está seco y triste,
no he ido a limpiarlo con antibiótico.
He llevado la ilusión adentro
la penúltima se ahorcó y
la última fue un falso presentimiento con tu rostro.
No baby gracias,
esta soy yo
sin disfraz ni careta de carnaval.
Con este cuerpo recorrido por amantes hoscos y débiles;
por señoritos doctos y bien comportados;
por cobardes, egoístas,
bellos de cabellos rubios o negros, hombres sucios o perfumados.
Ninguno se quedó conmigo por ser yo.
No baby gracias,
pero mi ser no es un Lego
no vine con instrucciones
ni con pasos para armarme como un mueble de IKEA.
Llegué con el llanto de mi madre
con el semen de mi padre
y renací en tu bosque porque encontré oxígeno;
florecí en almendro en tu suelo, mi tronco vibró y de deseo se alimentó.
No baby gracias,
no tengo piel de Instagram,
ni dientes con filtro,
me gusta la torpeza de mi esencia,
el sabor de mis piernas naranja,
mi cabello con canas,
el color de la sequía.
Me rió del pasado
de mis guerras y derrotas.
Envejezco y crezco.
Renazco y vivo.
No baby gracias,
no beso y me voy.
Vengo y acaricio
al viento, a la vaga tibia
apaciguándose bajo un cielo puro.
Existí en tu marea
creí ser de tu agrado en la tormenta.
¿Entonces? ¿Gracias baby?
Por tu valentía de irte a andar por tu lado.
Detenidos, cada uno en su orilla,
el mar toca sin prisa las rocas;
yo respiro ese sol que soy
un segundo que pasa lento
y observa la belleza de este instante lúcido,
de transcurrir firme entre el silencio
de la evocación de las olas.
FEBRERO
Suele ser
febrero
escribo uno o varios poemas
siendo años diferentes
los motivos se juzgan con pertinencia
o con la misma timidez
que va de mes en mes.
La vergüenza trascurre macabra.
Febrero es una esquina de días cortos
fríos, sospechosos,
donde la alegría se evade.