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Antonio García Velasco, Cantares de flores nuevas
RICA VARIEDAD DE ESTROFAS Y DECIRES
José Cenizo Jiménez
Antonio García Velasco, escritor natural de Fuente de Piedra (Málaga), Doctor en Filología Hispánica, es escritor polifacético que ha abordado el ensayo, la novela, la poesía, la literatura infantil, etc.
Ha publicado más de quince libros de poesía (Fuego sordo, Las heridas de amor…) además del libro que nos ocupa, publicado en el inolvidable, por fatídico y pandémico, 2020, al mismo tiempo que la casi inclasificable obra La empoderada y maldiciente Sara, subtitulada “Historia de poetas, versos, el poemario Vates actuales en mi cama libre de la periodista Sara Quijano, sus aciertos, sus relaciones, sus centauros, sus fracasos”, libro de original perspectiva y lengua viperina, mordaz.
En cambio, Cantares de flores nuevas tiene un tono e intención bien distintos, más, digamos, tradicionales, si bien no falta la sátira y la crítica. El mismo autor señala en la portada que se trata de haikus, soleares, pajaronas y otras estrofas populares en tiempos modernos. Sólo esa mezcla de estrofas ya es todo un reto y más aún su actualización, especialmente en el caso, menos conocido, de las pajaronas (en el flamenco sí se les reconoce como estrofa y estilo o palo flamenco). Por si acaso, el autor, Doctor en Filología Hispánica y profesor, en un empeño didáctico, aclara las características de las diferentes estrofas. Las otras a las que se alude son el zéjel y el ovillejo, por ejemplo, poco visitados por los poetas actuales y menos aún el ovillejo.
Aunque a veces se caiga en un prosaísmo más superficial o en asuntos más circunstanciales (como en el zéjel), no está exento nunca el libro de esa huella satírica propia del autor. La tecnología, el tiempo, el mundo del trabajo y otros temas van apareciendo en un intento de actualización de estrofas menos practicadas, si bien la soleá, sobre todo en el flamenco, pero no sólo en éste, es muy habitual. Haikus, seguidillas, ovillejos, soleares… Todo un mundo estrófico y expresivo que García Velasco usa con inquieta creatividad y fina ironía:
siempre en el móvil
hundida la cabeza
¿dónde el paisaje?
(haikus)
No te lo quiero decir
pero me has gustado tanto
que ya solo pienso en ti.
(soleá)
Qué fotito más bonita
has puesto en el fasebuk.
Pero yo para quererte
no necesito ese luk.
Cantares de flores nuevas