Bill Cordovés

Bill Cordovés

Carlos J. Rascón

Bill Cordovés (La Habana, 2000). Poeta. Graduado de la Academia de Etnografía y Tradiciones Canarias en Cuba, de Literatura. Ha obtenido la Beca de Creación Prometeo en el XXIII Premio de Poesía La Gaceta de Cuba, en 2018, y el Premio Anual de la Revista Matanzas a Mejor Escritor Novel, en 2019. Poemas y artículos suyos han sido publicados en revistas y antologías cubanas.

 

Diluvio intertextual: Atmósferas al relieve del Azogue

La estructuración de una ciudad circular, sin espacio a níveas grafías, contornea al cosmos en semblante de joven, que ciñe quemaduras sobre el torso, como en un juego de vocablos uniformes, tan límpidamente moldeados por manos versátiles. El polvo, la herrumbre, el musgo, el salitre, enceran los edificios. Los versos al costado de los ventanales rescriben simulaciones bajo un éter que se descose.

Foto Bill Cordovés
Bill Cordovés

El azogue en venas sulfura, crece como tallo sin finalidad, volcánica especie tropezando con nuestros vasos. El círculo alberga cuerpos roídos, macilentos, embriagados por el azogue, ya ungiendo nuestros párpados. ¿Cuán voraz es el gris que urde en las espaldas?

La noche, hora para cicatrizar tuétanos. El recinto, lugar de sembradío, crecimiento en diagonal. Regresión, fisura de acápite. Día, cabalgadura sin jinete.

¿Cuán baldío se torna un bosque de flamboyanes por la alborada? En el dedo, cláusula de vestir el alba en las semillas. De la exfoliación del beso se originan alabastros con que las aplastas.

Redondel. Monte. Páramo. Laberinto. Llamarada. Amantes. Cuerpos. Hormigas. En las costillas del Mar.

Instrucciones de Nado en Mar: Inciso a del párrafo c, a ochos líneas del paréntesis z y cerca de la oración de sujeto omitido h.

Las damas de vitrina con vestimentas de humaredas lo leen, lo denigran. Cinco autos mascullan periódicos. Tres cámaras sin lentes. Un hombre con láminas de azogue en el semblante sostiene al tiempo. ¿Presto? Diríase por el gentío ensordecedor. Allí, anticuarios y negligentes. Allá, hombres formados por dos sustancias. Acá, mujeres construidas con terciopelo. Afuera, el círculo los introduce en el puño del cielo.

La caligrafía sobre cera es trasfondo sin cristalizar.

Una anémona, ángel escarlata, surca grafemas, simetrías, texturas, de nombres de habitantes inexistentes. Al relieve del círculo se sitúan ocho puntas vidriosas. ¿Quién contempla el ascenso? Dígitos, relojes, caballos, ceibas, ciervos, ofidios, espirales, desandan entre tu pie derecho y mano izquierda.

Léase: el círculo es un apretado bosque de flamboyanes. Aviso a voz rasgada. Pie de ciruelo, pátina en azogue. Vocal deshecha. Conténganse: óxido en vacío.

Por aparencial espinazo de vértebras cromadas reconstruyes el silencio.

Puño del cielo, yegua de añil ceniza, traducciones sin grafías, amanuense de ópalo, componiendo nuevamente damas de vitrina, autos empapelados, hombres de azogue en el círculo. ¿Encrucijada? Siga los tres puntos suspensivos a su derecha, e introduzca su mano en el hemisferio norte de la página.

Reconocer. Reconocerse. Reconocernos.

Línea gris que agujerea estelas de azogue. ¿Rescritura oxidada? Óxido en el corazón del ángel. Óxido en azulencos laberintos. Óxido en islas de seda.

¿Obra? Apéndice trigésimo de la quinta enmienda en el sexto capítulo del tomo dieciocho. Véase: el círculo es una ciudad esmaltada en berilo. Sugerencia: enumere cuántos vocablos existen en la línea. Dictamine si el azogue rodea cada área de la página.

Lectura horizontal. Espacio comprimido. Diálogo entrecortado. Grafías cejijuntas. Contra la espesura del Firmamento.

Modos de Reducción del Firmamento: Folio 34 en sección B1, cuadrante D por catálogo 16, de año indefinido.

Hombres de azogue encajonando caracolas en los brazos de las damas confinan, escrituras al ejercicio del Verbo, en atmósfera grisácea.

En el noveno tránsito de tu pie derecho por el círculo equidistan sombras, gamos, rieles, óleos, sobre estrofas de café. La dama negra interpela tu párpado aterida. Desdoran el incienso. Empellones atenazan al vacío. Desunen corteza de mujeres de marfil. Traduces la agujereada ciudad. Encristalas botones de flamboyán. Corriges sus pliegues. ¿Derribo? Pulsación. Desprendimiento. Epicedio a la noche. Contéstese: el círculo es un ortoedro.

¿Incógnita? La sumatoria de artículos no continuos entre sí, es el envés del poema. Cita: el párrafo 15 en sección F de la hoja consecutiva contiene el esquema referenciado.

A Enrique Lihn

I

Entre agujereados dedos por el negro

de una piel nívea,

la sangre constriñe los túmulos del hueso

con un alfiler claro.

Y la hojarasca entumecida a los ojos

devuelve la sombra sobre el párpado

que se abre dentro del cielo.

II

 ¿Es una rosa con que arde el páramo

o el lóbrego refugio del mar debajo

de la garganta?

III

Todos en casa se irisan con el ayer,

todos se desdibujan

y todos se clarean

contra la sien.

Es tiempo de que el ángel vespertino nombre

el confín de la casa

que nos ocupa el día con sus aguas.

Es tiempo de que la madrugada asome su cabeza

sobre el jardín

para recrear la Luna entre las ceibas.

IV

¿Es un polvo humano[1] colmando

el espacio

o el sorbo de luz que contrasta

en la boca seca?

V

En el coágulo de tu rostro adviene

la piedra con que se atisba

la corteza del fuego.

Todo lo que el órgano nuestro pudo crear

entre las copas de la era.

Acaso viste la entraña descomponiéndose

por dentro de los puntos.

Como alguna vez dijiste que el Sol es

un témpano y la Luna un meteorito.

Esta tierra tuya y mía se diluye

entre las sienes como un responso de incongruencias

y cuesta respirar en la ciudad del poeta.

Y cuesta, y cuesta hasta ser ceniza

dentro del cielo.

César Vallejo.

 

Image by Alain Audet from Pixabay

 

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