- Nuestros inesperados hermanos de Amin Maalouf - 27 de diciembre de 2020
- Juan Jacinto Muñoz Rengel “Una historia de la mentira” - 20 de diciembre de 2020
- El mito de Maradona y otros mitos - 5 de diciembre de 2020
Bajo el signo de los dioses
Por Francisco Vélez Nieto
Francisco Morales Lomas
Bajo el signo de los dioses
Alcalá Grupo Editorial
Esta nueva novela histórica entre la realidad y la ficción de Morales Lomas Bajo el signo de los dioses, protegen la escritura fina y amena que caracteriza al autor. Invita al lector a comparar fructíferas malversaciones y ganancias, para el bolsillo, del Duque de Lerma, el hombre más poderoso del reinado de Felipe III que se hizo inmensamente rico con el arte de saber manejar el tráfico de influencias con la corrupción y la venta de cargos públicos. Cuya lectura sin esfuerzo puede el lector trasladarla a nuestra actualidad, con lo que se observa como ese mundo de “coge el dinero y corre, viene ocupando un interesante espacio en la literatura de nuestros días. Más la historia que se narra en el fondo, señala Morales Lomas, es principalmente un homenaje a Cervantes (que es parte en la misma) y una forma de recordar a los españoles que tras cuatrocientos años seguimos en el mismo lugar, tan cerca como lejos.
Y e Miguel de Cervantes nos resulta interesante fruto de la habilidad y estilo ameno como nos lleva de un lado a otro de la Corte el narrador de la historia, logrando esa mezcla entre los destacados políticos nobles, la Iglesia e Inquisición, política de altos vuelos, cultura de los granados escritores del insuperable Siglo de Oro de nuestras letras, donde trajinan sus dichas, gozos y desventuras, alrededor de ese manco desafortunado en su vivir diario, pero fabuloso en lo creativo por los siglos, de los siglos, sin necesidad de ningún Amen. Aquí la capacidad y maestría del novelista que discurre entre ficción y realidad interesante, enigmático recorrido de complejidades y lucha políticas por el poder.
“El guarda le dio un empujón en el hombro y le espetó eres carne de cuchillo” El personaje no era un preso cualquiera, pues se trataba de Rodrigo Calderón (Amberes, ¿1576? – Madrid, 21 de octubre de 1621), político español de estirpe noble, persona activa, ambiciosa y sin escrúpulos, que se convirtió en el hombre de confianza del Duque de Lerma. Siendo nombrado Conde de Oliva, “comendador” de Ocaña y secretario de la cámara, o lo que es lo mismo, secretario del rey. Además contrajo un ventajoso matrimonio con Inés de Vargas” Quien abre como protagonista real la historia mientra esperas su trágico y cruel final por orden del Rey, vuelve desde su cautiverio a protagonizar en retrospectiva todo ese capítulo de la historia de España de 1598 y salto al nuevo siglo se encuentra al servicio del Duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, como su secretario. La llegada de Felipe III al trono español ese mismo año hizo que el Duque de Lerma, quien tuvo gran influencia sobre el rey, fuese nombrado grande de España y no menos odiado, dada su insolencia, por los enemigos del Duque de Lerma para quien el trabajo de Calderón era indispensable para sus manejos y ambiciones poéticas, que éste utilizó de chivo expiatorio para calmar las voces del pueblo. De aquí su arresto el 7 de enero de 1621 siendo salvajemente torturado hasta conseguir que confesase los cargos que contra él pesaban de asesinato y brujería. Confesó el asesinato de Juaras, pero rechazó firmemente el resto de los cargos que le acusaban de homicidio y brujería. Los años de cautiverio, día a dia fueron empeorando hasta extremos dolorosos y escalofriantes por los métodos de torturas utilizados. Murió degollado en la plaza Mayor de Madrid el 21 de octubre de 1621.
Una a historia que embeleza al ser tratada y narrada con estilo ameno y envolvente por el número de personajes de variadas categorías sociales y literario que toman vida al lado, juntos pero no revueltos, los grandes hombres de letras, que con realismo y ternura se expone la personalidad de Cervantes vivo ilusión que le hizo “encontrarme por aquellas posadas a mi venerados don Quijote y Sancho Panza, de los que oí hablar en las tabernas porque alguien se había dedicado a anunciarlos como si fuesen ángeles que había de llegar de un momento a otro para participar en la buena nueva” perfecta definición esta del boca a por las clases populares que fueron los grandes difusores, el verdadero poder mediático de la época, para dar publicidad con las más saneadas opiniones sobre el autor mirado con menosprecio, envidia y putadas, por sus propios colegas. Todo por dar saludable vida a un aparentemente loco protagonista sublime, magisterio perenne de todos los tiempos habidos y por llegar. Enternecedora, semejante en igualdad, al diálogo entre tan entrañable hidalgo y su fiel escudero en ese conmovedor adiós en la despedida final recordando hazañas y aventuras. Pero volvamos a nuestro presente ya abordemos el ayer y la actualidad de esta España empecinada en lo arcaico, negándose a reconocer que los molinos de viento es un disfraz empleado por los gigantes que dominan el mundo y a los que don Quijote descubrió haciéndole frente a pecho descubierto con todas las consecuencias.