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Por Francisco Vélez Nieto
Agradable sorpresiva esta llamada a la puerta de la literatura sin fronteras con esta Isabel póstuma pero viva litereralmmennte fruto de nuestro Antonio Tabucchi, que no podía ofrecernos otra presencia y estilo siempre leído y saboreado con acierto por ser el autor de la magistral obra Sostiene Pererira que bien alto dejó el listón a la hora de buscar comparaciones. Y el hecho confirmado de su presencia perenne, nada de olvidos. Esta novela póstuma recientemente editada por Anagrama es bien acogida por este devoto cronista literario de su obra. Así las cosas, que menos que comentar su texto largo corrido literario mientras la memoria transcurre por los contenidos como puede ser Sostiene Pereira, que además fue llevada con talento y ternura en la interpretación magistral del también siempre recordado Marcelo Mastroianni en la persona humana del periodista cultural Pereira.
Son las propias señas de identidad literaria del escritor y el intelectual, personalidad y compromiso de lo que se debe representar con absoluta transparencia y sin poses de salón para la venta. Deber de todo escritor que se considere miembro activo y creador de la sociedad e integrado en ella, que ya el monárquico y conservador Balzac bien que lo dejo grabado en su enorme y grandiosa obra literaria.
De aquí el peso del rico y refrescante caudal literario de Tabucchi para poder ser galardonado con justicia y honradez con los más prestigiosos premios, alguno de ellos el Pen Club, el Campiello y el Viareggio-Rèpaci en Italia; el Prix Médicis Étranger, el Prix Européen de la Littérature o el Prix Méditerranée en Francia. También ha sido nombrado Officier des Arts et des Lettres en Francia y Comendador da Ordem do Infante Dom Enrique en Portugal. Muestra que en él se ha cumplido la razón de ser y estar shakesperiana.
Y esta primera novela póstuma, que seguro será la continuidad de recuperación interesante en cuanto a contenido y calidad que se recupere, puede ser la muestra de ello por medio de ese personaje femenino que asume toda la envolvente atmósfera de la trama y su búsqueda constante, a veces angustiosa, ante la necesidad de lograr recuperar esa existencia y pasión vivida por una mujer fascinadora que asumió riesgos y sacrificios políticos en la Portugal de Salazar. Algo provocador dentro de todo un proceso de investigación en los nueve círculos en los que se desarrolla la palpitante historia que desde el principio apuesta por atrapar al lector. Y a la vez el reencuentro con dos “esquivos personajes y recurrentes personajes que han transitado por varios de sus libros”.
Antonio Tabucchi pertenece a ese género de los grandes escritores que se alimenta del continuo caudal que emana su propio venero captador de sustancias, oteador que analiza el paisaje humano que lo rodea y riega con el caudal de ese venero que puede ir impregnando con las humedades humanas frutos vivos del riego que ayuda a su crecimiento. Esta es la historia que se aborda en su algo más de 150 páginas de un sólido relato bien estructurado al estilo de las mandalas orientales que recorren el laberinto de los nueve círculos en los que el narrador buscando esa mujer que esa mujer que forma un papel primordial en el pasado treinta años atrás.
Isabel misteriosa, detonadora, que constantemente provocará al lector inquietud y peligro en ese correr por su activismo político, esa criatura envolvente que, perteneciendo a la burguesía culta decidió en un momento con vehemencia optar por la militancia del Partido Comunista, prohibido durante muchos años – igual que en España- , siendo detenida y sufriendo duros interrogatorios y malos tratos, pero que astutamente y con ayuda semejó su muerte viviendo un funeral escenificado y así poder alcanzar su liberación De nuevo Tabucchi-, el escritor describe el delicad0 y agobiante situación social y política durante la dictadura de Salazar y su cruel y terrible cuerpo policial. Aquí el retrato colectivo de unos personajes femenino de vida agitada y “doliente” que muestra la pericia narrativa envuelta en una atmósfera de interrogantes detectivesca alcanza capacidad literaria de Antonio Tabucchi entre la ficción y la realidad.