Antonio y Cleopatra de William Shakespeare

Antonio y Cleopatra de William Shakespeare

Maria Loreto Sutil Jimenez
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Antonio y Cleopatra de William Shakespeare

Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso. Jorge Luis Borges.

“—Cierto; pero este amor extravagante de nuestro general rebasa la medida. Esos ojos soberbios, que resplandecían como los de un Marte con armadura cuando inspeccionaban los desfiles y las revistas de las tropas de guerra, concentran ahora todas sus funciones, absorben toda su facultad de contemplación en un rostro moreno. Ha perdido todo su temple y ahora sirve de fuelle y de abanico para enfriar a una egipcia fogosa. Loco por una puta: Cleopatra.” Escribe Shakespeare en su obra Antonio y Cleopatra.

En el ensayo “Una habitación propia” de Virginia Wolf, la autora se pregunta con frecuencia: “¿Habrá alguien en el mundo en estos momentos leyendo “Antonio y Cleopatra” de Shakespeare?” Esa pregunta me hizo recapacitar, pues si una gran escritora como es Virginia Wolf añoraba que alguien tuviese en sus manos este libro; con seguridad debía ser bueno, y, efectivamente lo es. Para Virginia, William Shakespeare era uno de sus escritores favoritos por dos motivos:

—Primero, porque no dudaba, nunca, en escribir lo que deseaba sin pensar en “el qué dirán”, se desnudaba por completo en sus obras

—Segundo, porque William era andrógino, tenía la misma cantidad de hormonas masculinas que femeninas, y, por tanto, podía comprender, por igual, a ambos sexos, y tratarlos con ecuanimidad.

La bella Cleopatra se casa con su hermano Ptolomeo XIII y Ptolomeo XIV sucesivamente, obedeciendo a la ley de los lágidas, vigente en esos momentos.

 Era Cleopatra una mujer inteligente e instruida: sabía varios idiomas, también era erudita en los campos de literatura, música, ciencias política, matemáticas, astronomía y medicina. Además, tenía fama de poseer modales dulces y refinados y una voz sugerente que, unido a su inteligencia, hicieron de ella una mujer temible.

El pueblo egipcio sufría grandes hambrunas y desgracias, pero ella no mermo su vida de extravagancias y lujo. Cuando el general Cesar Octaviano invadió Egipto lo enamoró haciendo de él un pelele al que manejaba. Con él tuvo un hijo llamado Cesarión. Más tarde, fue Marco Antonio quien dirigió sus tropas a Egipto con el mismo objetivo, pero, la atractiva Cleopatra utilizó las mismas armas de seducción, y Marco Antonio cayó rendido a sus pies. Con él engendró mellizos. Marco Antonio vuelve a Roma para enterrar a su esposa; y porque el Cesar lo reclama. Cleopatra se vuelve loca de celos y de amor. Realmente, Antonio fue su gran amor. Éste en Roma se casa con la hermana del Cesar, pero la abandona y  vuelve a Egipto para desposar a Cleopatra. Todo acaba en tragedia.

Shakespeare narra los sucesos magistralmente, llevándolos in extremis y relatándolos con gran agudeza; metiéndose en la mente de los personajes con una ingeniosidad sin igual.

Loreto Sutil Jiménez

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