Antonio Capilla Loma

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Antonio Capilla Loma, sevillano de nacimiento y madrileño de adopción, reside en Pozuelo (Madrid). Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Magisterio, especialidad de lengua y literatura españolas. Ha sido profesor de lengua y literatura españolas durante 37 años. Es socio del Ateneo de Madrid, del Ateneo Blasco Ibáñez y de otras destacadas instituciones literarias. Además de colaborar en revistas y antologías, ha prologado varios libros y participado en recitales de poesía por España y Portugal.

Algunos de sus poemas se pueden leer en el blog del autor LA VOZ QUE NADIE APAGA, en diversas antologías poéticas como Arte fénix, NEcesarias PALabras, Antología de poesía universal, Poetas para el siglo XXI, Poetas andaluces contemporáneos, Poetas del 15 de mayo, Poesía solidaria del mundo, Encuentro Internacional de Úbeda, Pentadrama (Ciudad Juárez), Poetas sin sofá, Grito de mujer 2015 (Calameo), Flores del desierto (Grito de mujer 2016, Editorial Unaria), etc. Así mismo ha publicado en revistas literarias: Azahar, Álora la bien cercada, Imán, Alambique, Escritores en Red, Encuentros y Palabras (Pentadrama), Aquarellen Literatura, Biblioteca de Figuras Literarias Libro IV dedicado a Ángela Figuera Aymerich, etc.

Entre otras obras ha publicado: Y EL CORAZÓN AL VIENTO, Madrid, 1991; VIENTO DEL SUR, Huerga y Fierro Ediciones, Madrid, 2009; EL FUEGO EN LA PALABRA, Huerga y Fierro Ediciones, Madrid, 2012; EL ÁGUILA DE FUEGO CON LAS ALAS DEL TIEMPO, Huerga y Fierro Ediciones, Madrid, 2013; LÚA, edición bilingüe en castellano y gallego, Editorial Lastura, Madrid, 2013; LÚA, 2ª EDICIÓN AMPLIADA en castellano y gallego, Editorial Lastura, Madrid, 2016; LÚA, (selección de poemas en árabe y castellano), Editorial Lastura, Madrid, 2016, PIEDRA DE LA HONDA, Editorial Vitruvio, Madrid, 2016.

Cerca de Sierra Morena.

Cerca de Sierra Morena
mi pueblo es blanco y alegre
como ha de ser de mi tierra
todo pueblo que se precie.

En el centro hay una plaza.
Y en la plaza, las farolas
alumbran las noches todas
al caminante que pasa.

Tiene una iglesia mi pueblo
hecha de miel y canela
donde una Virgen de ensueño
asunta al cielo se eleva.

Y una cárcel que aún recuerdo.
Camino abajo… la escuela.
Escuela cárcel, silencio,
donde los chiquillos tiemblan.

Por mi pueblo pasa un río
que de mi tierra es bandera
y otro pequeño y chiquito
que en mi corazón alienta.

Y junto al río… sus riberas.
Soñados senderos verdes
donde mi infancia se pierde
entre los juncos y gredas.

En mi pueblo ves las casas
enjalbegadas por fuera,
enormes copos del alba
donde la nieve no nieva.

Y en sus calles las señoras
de hamacas en las aceras
huelen a jazmín y a rosas,
a azahar y a hierbabuena.

Recuerdos de aquel chiquillo
que en su lejanía tan larga
a su dulce tierra han ido
por los albores del alba.

Oh, tierno cantar que subes
de sus tierras, de sus aguas
y enamorado te hundes
en su alma enamorada.

Profundo canto que embruja
de sus gentes, de sus casas,
y para siempre se anuda
a mi Andalucía del alma.

El mundo en fin de aquel niño
que, por recordar su infancia,
en su entraña ha renacido
con anhelos y esperanzas.

Cuánto amor.

Cuando la desazón que me atormenta
ardiente víbora se ensaña en ti
la dulce réplica de tus pupilas
es para mí.

Cuánto amor en tus ojos y en tu pena,
cuánto amor en tus ojos me contempla…

Cuando la cólera que muerde mi alma
saeta pérfida se clava en ti
la triste súplica de tu mirada
es para mí.

Cuánto amor inundándome en tus lágrimas,
cuánto amor en tus ojos se derrama.

Tu voz se abre a mi canto.

Tu voz se abre a mi canto, mujer, que en tu martirio
en el verso me naces herida la palabra;
avecilla indefensa que a nadie le haces daño
y te abres a la vida desplegando las alas;
alondra que ennobleces al volar con tu arrojo
la tierra en que has sembrado semilla de alborada;
por remontar el aire y ser libre en tu cuerpo
descargaron su furia su impotencia malsana
hombres malos, bandidos sin temor ni conciencia.
Y han talado tus miembros, tu inocencia quebrada,
abatida tu carne violentada en el suelo
con hachazo homicida que no atiende a tus lágrimas.
Oh lugar del martirio, malhadada prisión
que no amparas a niñas cuando son masacradas;
oh tierra, ya famosa tu crueldad en el mundo
por genocidio aleve, pon remedio a las causas
y extirpa las raíces de esta vileza atroz,
aplasta a esos cobardes, protege la esperanza.

Bebí el grial de la ilusión perdida.

Bebí el grial de la ilusión perdida
el despertar de la inocencia al mundo
el sufrimiento azul de ser consciente
el resistir mientras nos traga el barro.

Sentí la voz que grita en el vacío
en la oquedad donde la voz se quiebra
en la silueta que al amor escapa
en el silencio de un sepulcro abierto.

Hundí las manos en la tierra estéril
regué la flor de la piedad filial
la sangre fértil de una llaga inmensa
el vino amargo del doliente cáliz.

Yo he recreado la palabra diáfana
el centro mismo en que el latido es vida
la hondura excelsa que a la cumbre accede
claror de sombras en el verso franco.

Y pido al fin que me perdonen todos
por ver la luz cuando la noche cae
por ser feliz cuando mi hermano sufre
por existir cuando las voces mueren.

 

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