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Antonio Capilla Loma. Sevillano de nacimiento y madrileño de adopción es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Magisterio, especialidad de lengua y literatura españolas. Ha sido profesor de lengua y literatura españolas durante 37 años.
Entre otras obras ha publicado: Y el corazón al viento, edición de autor, Madrid, 1991; Viento del sur, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009; El fuego en la palabra, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012; El águila de fuego con las alas del tiempo, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2013; LÚA, edición bilingüe en castellano y gallego, Editorial Lastura, Madrid, 2013; Lúa -2ª edición ampliada en castellano y gallego- , Editorial Lastura, Madrid, 2016; Piedra de la honda, Editorial Vitruvio, Madrid, 2016; Hacia la luz, Edtorial Vitruvio, Madrid, 2020.
Revistas literarias y antologías poéticas en las que ha publicado: Imán, Alambique, Álora la bien cercada, Escritores en Red, Azahar, Poetas y Realidad, Arte Fénix, Antología de los Viernes Sarmiento, Antología de poesía universal, Poetas para el siglo XXI, Aquarellen, Poetas andaluces contemporáneos, Poesía solidaria del mundo, Repoelas, etc.
EL MURO
Cuando sientes que el muro está blindado
que no hay puerta de entrada ni salida
que el miedo y el dolor te paralizan
te clavan a la angustia
lloras
pero el muro se queda
forjado por el odio
y el miedo con tus ojos
se hacen uno en el llanto
entonces gritas
pero el muro no quiebra
permanece inmutable
y el dolor con tus labios
se hacen uno en el grito
entonces cantas
y el canto es grito es llanto y es canción
y salta el muro y vuela y se ilumina
y es luz que nos señala y nos revela
que a este lado del muro
el dado está en el aire
LA HERIDA DEL TIEMPO
Ante el acantilado, en el crepúsculo,
sentado sobre el firme
convexo de una roca
contemplo cómo el mar ebrio de luz
se extiende hasta fundirse
en el azul del cielo.
Tal vez no estoy pensando mi sentir,
o ¿acaso sí es quizás
sentir lo que ahora pienso?
No lo sé. Pero aunque sigo absorto
contemplando lo eterno de este azul
del mar y el cielo abiertos
poco a poco la vida se está yendo
ante el crepúsculo de un día de otoño.
Mientras, sigo en mí mismo y sigo ajeno
al devenir del mundo
pretendiendo entender
que no hay nada ni nadie, ¡ay de mí!,
que pueda rescatarme
del cambio en lo inmutable,
de este hilar deshilando que me afirma
y me va consumiendo.
A RAQUEL
Hoy me miro, mujer, en tu mirada
y me siento prendido de tu luz
y me siento feliz de estarte amando
y me siento feliz de estar contigo.
Y aunque el sol diste menos de mi eclipse
y aunque vaya llevándome a la noche
me conforta la dicha de quererte
y en tu amor la certeza de estar vivo.
ESTRELLA ERRANTE
Él es hijo del Sol,
lo dicen en palacio
y así lo ven sus súbditos.
En sus sienes se ciñe la corona
del Alto y Bajo Egipto.
Sabed que por estirpe
es hijo de Amón Ra.
Él es el faraón.
Cuando llega la noche
se retira a su alcoba
y solo ante el espejo
como el Nilo al despojarse del limo
se desprende de todo.
Se desprende del manto y del anillo
del cetro y la corona…
Y hasta sus prendas íntimas
deja caer al suelo del recinto.
Vedlo ahora, sabed
que a la luz plateada de la luna
ve su cuerpo desnudo
en la faz del espejo.
Y al igual que una estrella
errante en su sendero
de humanidad transido
conoce que es fugaz.
Y las lágrimas anegan su rostro
pues se sabe a la vez
desgraciado y feliz
tangible y vulnerable
como un hombre entre todos
como un hombre sin más.
Image by S. Hermann & F. Richter from Pixabay
Un gran poeta con una túnica de sencillez que sin embargo revela luces deslumbrantes.