Anglo-bilinguismo
Antonio Guerrero
Hemos oído tantas veces que el bilingüismo es bueno y que mejora las cualidades cognitivas que damos por hecho que el bilingüismo que nos rodea es una sustancia (o ser) y que todos somos bipolares, bipartidistas o algo que empiece con “bi”, lo cual cobra sentido en un mundo en el que lo que no empieza por “bi” lo hace con “post”. Pero bueno, nos han dicho tantas veces que nuestro bilingüismo es el mejor, que creemos que es uno de los grandes logros de la humanidad. Y con esto podemos irnos a las lenguas muertas que nunca murieron del todo porque los eruditos las mantuvieron en respiración asistida para poder hacer sus exégesis y hermenéuticas. No obstante, es así. Es cierto que el bilingüismo mejora nuestro sistema cognitivo y que además es un puente excelente para el progreso y la cultura. El problema es que no lo sabíamos y cuando nos lo dijeron aceptamos el primer bilingüismo que nos dijeron y creímos en él con la fe religiosa que nos caracteriza. La pregunta de fondo es ¿qué bilingüismo? ¿El anglo-bilinguismo es el adecuado? Dejando atrás las cuestiones geopolíticas basadas en el geomercado y en la geohegemonía, surgen dudas razonables sobre la calidad de este bilingüismo. Para empezar el Español, segundo idioma más hablado en el mundo, cuenta con la RAE y con ASALE (asociación internacional de la lengua española). Ambas gestionan, regulan y controlan nuestra lengua en todo el mundo. Por otro lado el inglés, tercero más hablado, no cuenta con una academia de la lengua que haga alguna regulación. Fue en el siglo XVIII cuando Samuel Johnson, poeta, dijo que era antidemocrático decirles a los hablantes como debían hablar. Así que todavía el inglés no es una lengua regulada. Solo hay dos guías de referencia a efectos de actualizaciones (y digo guías): el Oxford English Dictionary y el Merriam-Webster Dictionary. Y ahora viene la pregunta. ¿Depositar la fe en una lengua comercial y política, no regulada, como ejemplo de bilingüismo es la opción más sensata? No estoy por esto desmereciendo la lengua de Shakespeare, que quede claro. Mi reflexión no es por el inglés-en-sí sino por un inglés no regulado. Si al final debía ser ese el idioma elegido, por ser un puente de la humanidad, quizás alguien debía haber pensado en una institución para regular el idioma que todos hablamos en mejor o peor medida y que se enseña en los colegios. O eso creo.
Sumario: el inglés, modelo para el bilingüismo, no tiene la regulación que tiene el Español. Se hace necesaria una regulación similar.
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