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Ángel García López – El río de mis ojos
Por Francisco Vélez Nieto
Bien protegido por buena compañía crítica y solidaria –prólogo y epílogo-,vocación responsable esta adición de Antología Poética (1963-2013), serenidad exigente hacia un contemplador poeta guardián de la palabra de nuestro lastimado Sur, Ángel García López, (50 años de creación lírica) Así que, tanto Tomás
Rodríguez Reyes, autor del prólogo introductor, como a manera de epílogo José Jurado Morales, ofrecen a los lectores poseía fortuna y calidad poética con la que poder disfrutar de placentera lectura, editada con el esmero que caracteriza a editorial LA ISLA DE SITOLÁ. Lo que suma entre contenido y continente una encomiable y exigente obra para saboreadores de la lírica de buena cosecha. Algo con razones de principios de creación poética, pues, “Su poesía difiere del verso fácil e inteligible a primera vista para el lector común…”, como bien advierte Jurado Morales en su epílogo, “nada de lectores acelerados” Y es que toda buena poesía solicita calma para su lectura y en el caso de García López la duda puede ofender.
Sin sol nunca sabrás donde tú verso
tiene su voz, el corazón su tarde.
Sin boca ni alimento al mar acudes
buscando su fluir, y el mar no oyes.
Soy del criterio que comentar o escribir sobre un poeta considerando la razón de su ser poético que brota de sus versos, es punto cardinal lírico de contenida nostalgia, desde la que contempla y extasía su canto, que se extiende sobre por los cielos y aguas de un Sur sin fronteras limite dimensionado dentro de su geografía creadora en espacio abierto a todas horas. Todo porque la razón y esencia poética de Ángel García López parte de una patria chica que se ensancha en sus interiores, amplitud desde un marco abierto a la mar sin divisorias aunque el canto sea íntimo.
“EL CORAZÓN no acierta a ver el mar. ¿Lo oyes / como late la playa, cómo acerca su rostro, / su candor hacia ti? Voz escuchada, soplo / del septentrión, extensa lengua viva cantando / sin cesar”
Y a fin de evitar criterios no acertados, especialmente en aquellos posibles lectores que no conozcan con amplitud su poesía, pues “el origen de su impulso poético – señala el prologuista- existe un deseo geolírico y geovital de expresión. Este territorio de resonancias que no abandona en ninguno de sus libros es el Sur” Aquí unos versos de los que abrieron su primer libro en 1963:
“Vino del Sur, jerez de mi bodega. / Y aquí mi corazón, juega que juega, / adivinando rectas al camino”, que pueden darse la mano y conjugar con estos otros versos de su por el momento último libro: “Solo yo, o quien yo fuera, sé que viento convoca con su / traje salino / y el mar que nombre pronunciar si conmigo establece / su cita”
Ritmo y constancia de sí mismo en este largo y embargador recorrido verso a verso de caminante comprometido y severo con las palabras que van tallando la forma y contenido del poema, desde “Un Sur cargado de resonancias míticas en las que trata de evocar el poeta pues sabe que la poesía debe imbricarse con la permanencia y lo esencial” Fiel a la historia, consciente y doloroso del presente, enemigo de la chusma, la vulgaridad y el griterío patriotero que nos asola. Todo un poeta que se niega a la caducidad de los principios éticos y estéticos:
“El Sur, es la casa noble que me dio sus manteles, se ha
encontrado sin nada que hallar en su alacena.
Su mesa de abundancias, sus panes de codicia, quedose
entre tahúres y manos de logreros.
Hambrientas alimañas llevaron a festines viandas las
mejores sobre ajenas bandejas.
Le dejaron tan solo lo hermoso miserable de su piel
calcinada por el sol siempre eterno”
Admirable antología que expone en una rica edición cincuenta años de creatividad. Ángel García López ha recorrido las más puras fuentes de la poesía en las que calmar su sed con el frescor de los veneros necesarios que exigen sus versos, temblores silenciosos acariciando este Sur de las esencias de tan rico pasado con arma defensiva ante la vulgaridad y la incultura premeditada de nuestro amenazador presente.
Ángel García López – El río de mis ojos