Abdellatif Laâbi

Abdellatif Laâbi

Carlos J. Rascón

Abdellatif Laâbi. Nació en Fez, Marruecos, en 1942. En 1966 fundó la revista Souffles («Alientos»), un hito fundamental de la cultura magrebí. La publicación se prohibió en 1972 y Laâbi fue encarcelado y torturado. Fue liberado en 1980, tras ocho años y medio en prisión. En 1985 se exilió en Francia donde reside en la actualidad.

Es poeta, novelista, dramaturgo, ensayista, antólogo y traductor del árabe al francés de destacados autores, entre ellos Mahmud Darwix.

Diversos galardones han ido reconociendo la amplitud e importancia de su obra, que ha sido traducida a varios idiomas. En castellano, parte de su obra ha sido publicada en España, Canarias, Venezuela, Argentina y Chile. En España, ha publicado diversos artículos, especialmente en el diario El País, y se hizo popular a raíz del poema «Gente de Madrid, perdón», dedicado a las víctimas del atentado del 11 de Marzo de 2004.

 

COMO UN BUEY

Abdellatif Laâbi

 

Como un buey

que se niega a llevar orejeras

tiro del arado de la esperanza

La tierra que hay que labrar

se ha vuelto verdaderamente dura

Las rejas no resisten

Me hacen falta dos, tres

para cavar una sola zanja

 

Como un buey

tiro del arado de la esperanza

poniendo toda mi energía

y mi saña

Ya no me hago las preguntas

del desde cuándo y del por qué

Tiro

porque no puedo

dar marcha atrás

dejar desheredado

el campo que la suerte me designó

hace mucho tiempo

para que plantase allí mi brazada de sueños

 

Como un buey

tiro del arado de la esperanza

Ahora

me han salido canas

Me duelen los hombros, la espalda, las rodillas

y más todavía

el alma

Pero no puedo parar

Nosotros los bueyes

no tenemos derecho a vacaciones

menos aún a la jubilación

Tenemos que tirar sin alzar la cabeza

o perdernos en reflexiones

hasta que caigamos

de golpe

para no levantarnos más

 

Como un buey

tiro del arado de la esperanza

No se me escapa

que la época que vivimos es sombría

que el equilibrio del planeta

se está rompiendo

que locos

más furiosos aún

que los que nos cuentan nuestros libros de Historia

toman aquí y allá

las riendas del poder

que asesinos

que llevan brazaletes de salvadores

circulan entre nosotros

a rostro descubierto

 

Como un buey

tiro del arado de la esperanza

y me sigo negando

a llevar orejeras

Veo bien que los granos fecundos

que espero ver sembrados después de mi labor

se hacen escasos

cuando no se trafica con ellos

y los acaparan los mercaderes

de falsas esperanzas

Pero

como todo buey que se respete

soy tozudo

y sigo cavando

sin quejarme

 

A veces

siento a mi lado

una presencia

y en mi cerviz

la caricia de una mano caritativa

Escucho una voz llena de vida

murmurar: ¡Valor, hermano

un pequeño esfuerzo más

Hay que acabar la tarea!

Y tan buey como soy

me emociono hasta las lágrimas

Así que tiro

y seguiré tirando

hasta que la noche

la grande

invada mi conciencia

 

 

Traducido por Laura Casielles

 

 

 

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